/ lunes 2 de noviembre de 2020

Rememorando nuestras tradiciones

Nuestro país es reconocido por su cultura y tradiciones, mismas que son admiradas en todo el mundo, muestra de ello es el Día de Muertos, el cual fue declarado en el 2008 como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), para resaltar su valor y prevalencia.

Esta celebración es una de las tradiciones más antiguas y simbólicas de México, su origen data de la época prehispánica, donde la muerte era concebida como el inicio del viaje hacia el Mictlán (lugar de los muertos), el alma del difunto debía pasar diversos obstáculos hasta llegar con Mictlantecuhtli (señor del lugar de los muertos) y Mictecacíhuatl (señora de las personas muertas). Al llegar con los dioses del Mictlán, se les debía hacer una ofrenda para así conseguir el descanso eterno.

A la llegada de los españoles, estas celebraciones no acabaron, sino que se fueron sincretizando con las festividades católicas, lo que dio como resultado lo que hoy conocemos como Día de Muertos.

Parte importante de esta fecha es el altar, elemento importante para esta festividad, una muestra de amor y reverencia para los seres queridos que ya no están, esta celebración no recuerda una ausencia, más bien hace un homenaje a esa persona que dejó huella en nuestra vida, con una colorida ofrenda que incluye: pan, sal, velas, agua, comida, flores, calaveras de azúcar, copal o incienso, papel picado y que además sirve de un momento de unión familiar al momento de planearlo y realizarlo.

En estas fechas es costumbre caracterizarse de “Catrina”, la cual fue creada por el ilustrador y caricaturista José Guadalupe Posada y nombrada así por el muralista Diego Rivera, misma que era una crítica social a las clases privilegiadas que se avergonzaban de sus orígenes indígenas.

Cada región del país tiene una manera particular de realizar sus altares o celebraciones, ejemplo de esto es Pátzcuaro, pueblo mágico ubicado en Michoacán y situado en el lago del mismo nombre, el cual se pinta de naranja, gracias a la flor de cempasúchil, una flor que además de bella es mexicana y que es representativa y parte fundamental de las ofrendas, que durante los últimos días de octubre y hasta el 03 de noviembre conmemoran estas importantes fechas, adornan las calles y casas de este bello municipio que cada año recibe a miles de turistas nacionales y extranjeros. En esta ocasión, debido a la emergencia sanitaria que nos aqueja, no pudo ser presenciada de manera habitual y con el mismo número de asistentes.

Estimado lector/a somos un país rico en cultura, arquitectura, gastronomía y naturaleza y parte de su riqueza es la gente, este es un momento para estar más unidos, solidarizarnos con la situación por la que el mundo está atravesando, cuidarnos y cuidar de los otros, para poder seguir disfrutando de estas celebraciones, seguir viajando y conociendo las diversas tradiciones de cada uno de los estados.

* Rector del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx

Nuestro país es reconocido por su cultura y tradiciones, mismas que son admiradas en todo el mundo, muestra de ello es el Día de Muertos, el cual fue declarado en el 2008 como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), para resaltar su valor y prevalencia.

Esta celebración es una de las tradiciones más antiguas y simbólicas de México, su origen data de la época prehispánica, donde la muerte era concebida como el inicio del viaje hacia el Mictlán (lugar de los muertos), el alma del difunto debía pasar diversos obstáculos hasta llegar con Mictlantecuhtli (señor del lugar de los muertos) y Mictecacíhuatl (señora de las personas muertas). Al llegar con los dioses del Mictlán, se les debía hacer una ofrenda para así conseguir el descanso eterno.

A la llegada de los españoles, estas celebraciones no acabaron, sino que se fueron sincretizando con las festividades católicas, lo que dio como resultado lo que hoy conocemos como Día de Muertos.

Parte importante de esta fecha es el altar, elemento importante para esta festividad, una muestra de amor y reverencia para los seres queridos que ya no están, esta celebración no recuerda una ausencia, más bien hace un homenaje a esa persona que dejó huella en nuestra vida, con una colorida ofrenda que incluye: pan, sal, velas, agua, comida, flores, calaveras de azúcar, copal o incienso, papel picado y que además sirve de un momento de unión familiar al momento de planearlo y realizarlo.

En estas fechas es costumbre caracterizarse de “Catrina”, la cual fue creada por el ilustrador y caricaturista José Guadalupe Posada y nombrada así por el muralista Diego Rivera, misma que era una crítica social a las clases privilegiadas que se avergonzaban de sus orígenes indígenas.

Cada región del país tiene una manera particular de realizar sus altares o celebraciones, ejemplo de esto es Pátzcuaro, pueblo mágico ubicado en Michoacán y situado en el lago del mismo nombre, el cual se pinta de naranja, gracias a la flor de cempasúchil, una flor que además de bella es mexicana y que es representativa y parte fundamental de las ofrendas, que durante los últimos días de octubre y hasta el 03 de noviembre conmemoran estas importantes fechas, adornan las calles y casas de este bello municipio que cada año recibe a miles de turistas nacionales y extranjeros. En esta ocasión, debido a la emergencia sanitaria que nos aqueja, no pudo ser presenciada de manera habitual y con el mismo número de asistentes.

Estimado lector/a somos un país rico en cultura, arquitectura, gastronomía y naturaleza y parte de su riqueza es la gente, este es un momento para estar más unidos, solidarizarnos con la situación por la que el mundo está atravesando, cuidarnos y cuidar de los otros, para poder seguir disfrutando de estas celebraciones, seguir viajando y conociendo las diversas tradiciones de cada uno de los estados.

* Rector del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx