/ lunes 17 de agosto de 2020

Remembranza escolar

En aquellos tiempos de primaria y secundaria, respectivamente, en la escuela se llevaba en clase la lectura de diversos textos con sus contenidos apropiados a la materia que se cursaba, por ejemplo; literatura, con aquellas epopeyas como Cantares del Mío Cid, El Cid Campeador, La Odisea, La Ilíada, La Divina Comedia y muchas más, en las cuales los alumnos usábamos nuestra imaginación de lo que pasaba, mientras el compañero realizaba la lectura de aquel relato. Obras literarias que despertó en muchos educandos el deseo por escribir cuentos o poemas sobresalientes de acuerdo a su edad, que compartían con sus amigos y padres de familia.

Tal es el caso del escritor, dramaturgo y poeta Manuel Acuña Narro, reconocido como uno de los literatos más destacados del romanticismo en México, que nació el 27 de agosto de 1849 en Saltillo Coahuila, era un escritor que en la actualidad inquieta y atrae al público lector, a los investigadores, intelectuales, reporteros, poetas, escritores de cine, teatro, en fin, todo por el misticismo de su personalidad, su vida, amores y sueños con los que fomentaba su obra. Era congruente en el arte de la poesía con su dinamismo, en su capacidad de mirar hacia el pasado para tener éxito e imaginar el futuro, es decir, que la poesía siempre tiene nostalgia por el futuro.

La obra literaria de Acuña Narro fue fructífera, aunque efímera, en el año de 1867, un grupo de escritores jóvenes que iniciaron sus trabajos literarios, realizaban tertulias siguiendo la ideología de Ignacio Manuel Altamirano Basilio (1834-1893) quien fue un abogado, escritor, periodista, maestro y político mexicano, a quién reconocían como maestro, fundaron la asociación literaria que llamaron Sociedad Literaria Nezahualcóyotl, en honor al legendario poeta chichimeca (1402-1472) con ello querían resaltar la figura que representa nuestro pasado indígena.

En la reciente Sociedad Literaria Nezahualcóyotl, se fueron integrando literatos, dramaturgos, poetas y personas de la sociedad que gustaban del arte de la palabra; Manuel Acuña Narro sobresalía por sus poemas y prosas, publicados en la revista El Anáhuac, en un folletín del periódico la Iberia, poemas como: La Brisa, Madrigal, Aislamiento, Dolorosa, Ah Ch., Una limosna, Un sueño, Amor, Pobre flor, San Lorenzo, etc. Fue colaborador de revistas y periódicos: El Renacimiento, El Libre Pensador, El Federalista, El Domingo, El Bucanero.

Este 27 de agosto se cumplen 171 años del natalicio de este autor de 96 obras: 80 poemas amorosos, patrióticos, humorísticos, descriptivos y de circunstancias; una obra de teatro; tres artículos y 12 cartas.

Es sin duda que, de acuerdo a la Academia Mexicana de Literatura y Academia Mexicana de Poesía, a la Asociación de Poetas y Literatos coinciden que, la obra poética de Manuel Acuña Narro fue “Nocturno a Rosario”, dedicado a su amor imposible: Rosario de la Peña Llerena; al acabar los últimos detalles de esta su última composición ingirió una dosis de cianuro de potasio, fue hallado muerto el 06 de diciembre de 1873 con el poema en su mano. Por motivo de espacio, transcribo fielmente y a la letra, la última prosa del poema.

Esa era mi esperanza...

mas ya que a sus fulgores

se opone el hondo abismo

que existe entre los dos,

¡Adiós por la vez última,

amor de mis amores;

la luz de mis tinieblas,

la esencia de mis flores;

mi lira de poeta,

mi juventud, adiós!

Finalmente, en un principio su cuerpo fue depositado en el cementerio Campo Florido de la Ciudad de México, posteriormente sus restos fueron sepultados en la Rotonda de las Personas Ilustres, hasta que en 1917 fueron llevados sus restos a su ciudad natal, específicamente en la Rotonda de los Coahuilenses Ilustres.

Estimado lector con nuestros mejores deseos de que su familia y usted se encuentren bien de salud, en esta corta remembranza escolar que seguramente ustedes la recordaran, vemos como existen en la actualidad mexicanos que son semillero de la poesía y literatura, los invito a que lean este impactante poema “Nocturno a Rosario”.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

E-mail: joseroque@uteg.edu.mx

En aquellos tiempos de primaria y secundaria, respectivamente, en la escuela se llevaba en clase la lectura de diversos textos con sus contenidos apropiados a la materia que se cursaba, por ejemplo; literatura, con aquellas epopeyas como Cantares del Mío Cid, El Cid Campeador, La Odisea, La Ilíada, La Divina Comedia y muchas más, en las cuales los alumnos usábamos nuestra imaginación de lo que pasaba, mientras el compañero realizaba la lectura de aquel relato. Obras literarias que despertó en muchos educandos el deseo por escribir cuentos o poemas sobresalientes de acuerdo a su edad, que compartían con sus amigos y padres de familia.

Tal es el caso del escritor, dramaturgo y poeta Manuel Acuña Narro, reconocido como uno de los literatos más destacados del romanticismo en México, que nació el 27 de agosto de 1849 en Saltillo Coahuila, era un escritor que en la actualidad inquieta y atrae al público lector, a los investigadores, intelectuales, reporteros, poetas, escritores de cine, teatro, en fin, todo por el misticismo de su personalidad, su vida, amores y sueños con los que fomentaba su obra. Era congruente en el arte de la poesía con su dinamismo, en su capacidad de mirar hacia el pasado para tener éxito e imaginar el futuro, es decir, que la poesía siempre tiene nostalgia por el futuro.

La obra literaria de Acuña Narro fue fructífera, aunque efímera, en el año de 1867, un grupo de escritores jóvenes que iniciaron sus trabajos literarios, realizaban tertulias siguiendo la ideología de Ignacio Manuel Altamirano Basilio (1834-1893) quien fue un abogado, escritor, periodista, maestro y político mexicano, a quién reconocían como maestro, fundaron la asociación literaria que llamaron Sociedad Literaria Nezahualcóyotl, en honor al legendario poeta chichimeca (1402-1472) con ello querían resaltar la figura que representa nuestro pasado indígena.

En la reciente Sociedad Literaria Nezahualcóyotl, se fueron integrando literatos, dramaturgos, poetas y personas de la sociedad que gustaban del arte de la palabra; Manuel Acuña Narro sobresalía por sus poemas y prosas, publicados en la revista El Anáhuac, en un folletín del periódico la Iberia, poemas como: La Brisa, Madrigal, Aislamiento, Dolorosa, Ah Ch., Una limosna, Un sueño, Amor, Pobre flor, San Lorenzo, etc. Fue colaborador de revistas y periódicos: El Renacimiento, El Libre Pensador, El Federalista, El Domingo, El Bucanero.

Este 27 de agosto se cumplen 171 años del natalicio de este autor de 96 obras: 80 poemas amorosos, patrióticos, humorísticos, descriptivos y de circunstancias; una obra de teatro; tres artículos y 12 cartas.

Es sin duda que, de acuerdo a la Academia Mexicana de Literatura y Academia Mexicana de Poesía, a la Asociación de Poetas y Literatos coinciden que, la obra poética de Manuel Acuña Narro fue “Nocturno a Rosario”, dedicado a su amor imposible: Rosario de la Peña Llerena; al acabar los últimos detalles de esta su última composición ingirió una dosis de cianuro de potasio, fue hallado muerto el 06 de diciembre de 1873 con el poema en su mano. Por motivo de espacio, transcribo fielmente y a la letra, la última prosa del poema.

Esa era mi esperanza...

mas ya que a sus fulgores

se opone el hondo abismo

que existe entre los dos,

¡Adiós por la vez última,

amor de mis amores;

la luz de mis tinieblas,

la esencia de mis flores;

mi lira de poeta,

mi juventud, adiós!

Finalmente, en un principio su cuerpo fue depositado en el cementerio Campo Florido de la Ciudad de México, posteriormente sus restos fueron sepultados en la Rotonda de las Personas Ilustres, hasta que en 1917 fueron llevados sus restos a su ciudad natal, específicamente en la Rotonda de los Coahuilenses Ilustres.

Estimado lector con nuestros mejores deseos de que su familia y usted se encuentren bien de salud, en esta corta remembranza escolar que seguramente ustedes la recordaran, vemos como existen en la actualidad mexicanos que son semillero de la poesía y literatura, los invito a que lean este impactante poema “Nocturno a Rosario”.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

E-mail: joseroque@uteg.edu.mx