/ lunes 25 de abril de 2022

Reforma electoral: volver al pasado

Diana Araceli González Martínez

Nuestro sistema electoral mexicano se ha construido a lo largo de muchas décadas, a través de sucesivas reformas constitucionales y legales, que han tenido como unos de sus principales objetivos garantizar la certeza en los resultados y generar condiciones de equidad en las contiendas. Esto por supuesto no sería posible sin la construcción de una institución autónoma e independiente del poder gubernamental que se convirtiera en autoridad en la materia y en un arbitro imparcial.

El denominador común de todas las reformas electorales que se han aprobado en nuestro país, es que todas han buscado subsanar y atender los señalamientos y las quejas de los partidos opositores que perdían la elección, partidos que acusaban fraude, irregularidades, falta de equidad, intromisión de los gobiernos en los procesos electorales y un largo etcétera.

Así, de forma paulatina fuimos transitando de un régimen autoritario a uno democrático. Con un organismo constitucional autónomo encargado de organizar las elecciones federales y con un Tribunal Electoral dependiente del Poder Judicial, con esto, se le quitó al poder ejecutivo la posibilidad de manipular los resultados electorales y también la oportunidad de que los contendientes puedan acudir a instancias jurisdiccionales para impugnar las irregularidades.

Hoy estamos ante la grave posibilidad de que nuestro sistema electoral regrese al pasado. El presidente de la república Andrés Manuel López Obrador anunció recientemente, que, pasando el ejercicio de revocación de mandato, enviará una iniciativa para reformar nuestro sistema electoral. Entre los aspectos que ha señalado está la absurda propuesta de que consejeros y magistrados electorales sean electos por voto popular. Resulta increíble que se esté proponiendo que a partir de ahora sea más importante ser popular que tener formación, experiencia y conocimiento en materia electoral. Además, el presidente proponer controlar la lista de posibles candidatos a través de que cada uno de los tres poderes proponga 20 candidatos y candidatas para tener 60 propuestas en una boleta. Es sorprendente como quiere engañar a las y los mexicanos al hacernos creer que con esto las autoridades electorales serán electas por el pueblo, cuando a todas luces el control mayoritario de los que se postulen estará a cargo de él y de su partido.

Otra propuesta regresiva y preocupante, que podría alterar la representación política es la eliminación de las diputaciones de representación proporcional denominadas también como diputaciones plurinominales. Hoy parece que al partido en el poder y al presidente, se les olvida que fueron durante varias décadas oposición y que, de no existir la figura de diputados de representación proporcional, no hubieran tenido presencia en los órganos legislativos. Un sistema mixto como el nuestro, en el que combina diputaciones de mayoría relativa o uninominales y diputaciones plurinominales, garantiza la pluralidad en la integración de las cámaras, garantiza que los grupos minoritarios de la sociedad estén representados. Eliminar las diputaciones plurinominales favorece al partido en el poder, al partido mayoritario.

Debemos estar muy pendientes del momento en el que el presidente presente la reforma electoral, debemos cuidar la democracia que tanto nos ha costado construir, no podemos permitir que se pretenda regresar al pasado autoritario, al pasado en el que el gobierno decidía en los procesos electorales por todas y todos.

*Presidenta del CDE del PAN Jalisco

Twitter: @dianagoma


Diana Araceli González Martínez

Nuestro sistema electoral mexicano se ha construido a lo largo de muchas décadas, a través de sucesivas reformas constitucionales y legales, que han tenido como unos de sus principales objetivos garantizar la certeza en los resultados y generar condiciones de equidad en las contiendas. Esto por supuesto no sería posible sin la construcción de una institución autónoma e independiente del poder gubernamental que se convirtiera en autoridad en la materia y en un arbitro imparcial.

El denominador común de todas las reformas electorales que se han aprobado en nuestro país, es que todas han buscado subsanar y atender los señalamientos y las quejas de los partidos opositores que perdían la elección, partidos que acusaban fraude, irregularidades, falta de equidad, intromisión de los gobiernos en los procesos electorales y un largo etcétera.

Así, de forma paulatina fuimos transitando de un régimen autoritario a uno democrático. Con un organismo constitucional autónomo encargado de organizar las elecciones federales y con un Tribunal Electoral dependiente del Poder Judicial, con esto, se le quitó al poder ejecutivo la posibilidad de manipular los resultados electorales y también la oportunidad de que los contendientes puedan acudir a instancias jurisdiccionales para impugnar las irregularidades.

Hoy estamos ante la grave posibilidad de que nuestro sistema electoral regrese al pasado. El presidente de la república Andrés Manuel López Obrador anunció recientemente, que, pasando el ejercicio de revocación de mandato, enviará una iniciativa para reformar nuestro sistema electoral. Entre los aspectos que ha señalado está la absurda propuesta de que consejeros y magistrados electorales sean electos por voto popular. Resulta increíble que se esté proponiendo que a partir de ahora sea más importante ser popular que tener formación, experiencia y conocimiento en materia electoral. Además, el presidente proponer controlar la lista de posibles candidatos a través de que cada uno de los tres poderes proponga 20 candidatos y candidatas para tener 60 propuestas en una boleta. Es sorprendente como quiere engañar a las y los mexicanos al hacernos creer que con esto las autoridades electorales serán electas por el pueblo, cuando a todas luces el control mayoritario de los que se postulen estará a cargo de él y de su partido.

Otra propuesta regresiva y preocupante, que podría alterar la representación política es la eliminación de las diputaciones de representación proporcional denominadas también como diputaciones plurinominales. Hoy parece que al partido en el poder y al presidente, se les olvida que fueron durante varias décadas oposición y que, de no existir la figura de diputados de representación proporcional, no hubieran tenido presencia en los órganos legislativos. Un sistema mixto como el nuestro, en el que combina diputaciones de mayoría relativa o uninominales y diputaciones plurinominales, garantiza la pluralidad en la integración de las cámaras, garantiza que los grupos minoritarios de la sociedad estén representados. Eliminar las diputaciones plurinominales favorece al partido en el poder, al partido mayoritario.

Debemos estar muy pendientes del momento en el que el presidente presente la reforma electoral, debemos cuidar la democracia que tanto nos ha costado construir, no podemos permitir que se pretenda regresar al pasado autoritario, al pasado en el que el gobierno decidía en los procesos electorales por todas y todos.

*Presidenta del CDE del PAN Jalisco

Twitter: @dianagoma