/ domingo 22 de septiembre de 2019

¿Reforma educativa de AMLO disminuye desigualdad?

Se espera que los maestros alcancen metas inalcanzables con herramientas inadecuadas. El milagro es que a veces consiguen esa tarea imposibleHaim Ginott


En 2013, la Reforma Educativa planteada por el gobierno de Peña Nieto, tuvo como punto central una evaluación ligada a la permanencia en el empleo; de ahí que los exámenes y los procesos respectivos son estandarizados y homogéneos a nivel nacional. En ese sentido, la Creación del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) fue un instrumento para dar pie a un servicio profesional docente de calidad, ya que lo que no se puede evaluar, no se puede mejorar.

Durante campaña, AMLO se comprometió a “tirar” la Reforma Educativa, buscando así el apoyo de la base social magisterial; hoy con una mayoría en el Congreso, la promesa se convirtió en una realidad. En este nuevo modelo, se prohíbe ligar cualquier proceso a la permanencia en el empleo; hay un enfoque regional y local de la educación, se desaparece el INEE con miras a un sistema voluntario para la mejora continua, a través de la formación, y que se marca como un derecho para los docentes. En resumen, se deja la repartición de plazas a la CNTE.

El derecho a la educación consagrado en nuestro artículo 3ro constitucional, establece que “El Estado garantizaría la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos”. Las interpretaciones radicalmente distintas de este artículo desde los partidos que han ostentado el poder y organizaciones no gubernamentales que han trabajado el tema, nos habla de que la educación pública se ha vuelto terreno de disputa, una ajena a los objetivos pedagógicos y cercana a la lucha por el poder político.

Es una realidad que las condiciones laborales de los maestros en zonas rurales e indígenas, no son dignas, tanto para docentes como alumnos, ahí es dónde está uno de los tantos retos que tiene nuestro rezago educativo, la educación no tiene que ser moneda de cambio política como lo ha sido en los últimos sexenios. Debería de haber un planteamiento enorme y bien pensado para que la educación sea parte de la pacificación del país. Aceptando, sin conceder, que era necesario revertir algunos cambios de la reforma educativa pasada, la pregunta de siempre nos devuelve al primer paso.

¿Cómo vamos a generar movilidad social? Me refiero a personas que crearán soluciones para la pacificación del país, crearán conocimiento y empleo, y pelearán para que México sea un país menos desigual. Esperemos que dentro y fuera del poder público, la respuesta para cambiar el modelo educativo sea cabal y contundente, porque urgimos una educación con cultura de paz ahora mismo.

* Coordinador de Análisis y Comunicación del PAN Jalisco

Se espera que los maestros alcancen metas inalcanzables con herramientas inadecuadas. El milagro es que a veces consiguen esa tarea imposibleHaim Ginott


En 2013, la Reforma Educativa planteada por el gobierno de Peña Nieto, tuvo como punto central una evaluación ligada a la permanencia en el empleo; de ahí que los exámenes y los procesos respectivos son estandarizados y homogéneos a nivel nacional. En ese sentido, la Creación del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) fue un instrumento para dar pie a un servicio profesional docente de calidad, ya que lo que no se puede evaluar, no se puede mejorar.

Durante campaña, AMLO se comprometió a “tirar” la Reforma Educativa, buscando así el apoyo de la base social magisterial; hoy con una mayoría en el Congreso, la promesa se convirtió en una realidad. En este nuevo modelo, se prohíbe ligar cualquier proceso a la permanencia en el empleo; hay un enfoque regional y local de la educación, se desaparece el INEE con miras a un sistema voluntario para la mejora continua, a través de la formación, y que se marca como un derecho para los docentes. En resumen, se deja la repartición de plazas a la CNTE.

El derecho a la educación consagrado en nuestro artículo 3ro constitucional, establece que “El Estado garantizaría la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos”. Las interpretaciones radicalmente distintas de este artículo desde los partidos que han ostentado el poder y organizaciones no gubernamentales que han trabajado el tema, nos habla de que la educación pública se ha vuelto terreno de disputa, una ajena a los objetivos pedagógicos y cercana a la lucha por el poder político.

Es una realidad que las condiciones laborales de los maestros en zonas rurales e indígenas, no son dignas, tanto para docentes como alumnos, ahí es dónde está uno de los tantos retos que tiene nuestro rezago educativo, la educación no tiene que ser moneda de cambio política como lo ha sido en los últimos sexenios. Debería de haber un planteamiento enorme y bien pensado para que la educación sea parte de la pacificación del país. Aceptando, sin conceder, que era necesario revertir algunos cambios de la reforma educativa pasada, la pregunta de siempre nos devuelve al primer paso.

¿Cómo vamos a generar movilidad social? Me refiero a personas que crearán soluciones para la pacificación del país, crearán conocimiento y empleo, y pelearán para que México sea un país menos desigual. Esperemos que dentro y fuera del poder público, la respuesta para cambiar el modelo educativo sea cabal y contundente, porque urgimos una educación con cultura de paz ahora mismo.

* Coordinador de Análisis y Comunicación del PAN Jalisco