/ jueves 20 de enero de 2022

Real Politik | ¡Estoy vacunado!

No hay más, el cubrebocas frena al virus de Covid-19 y la vacuna evita que la persona se agrave o muera.

Covid-19, en sus variantes Delta u Ómicron, mientras tanto, todavía es un misterio. Sus secuelas, en cualquiera de los casos, de pronto saltan a la vista y aunque pareciera que después de las primeras, que era más agresivas, esta última es “más leve” y apenas un 3 por ciento amerita hospitalización, la realidad es que nadie sabe de los daños colaterales a la salud que pueda generar, al tiempo, y nadie garantiza que cualquiera de sus 32 variantes, no vaya a mutar a un virus más resistente y agresivo.

Así hay que decirlo, con un mensaje claro a los ciudadanos que aún intentan darle la vuelta al tema y literalmente se burlan de una autoridad blandengue que cuida el voto antes que llamar a las cosas por su nombre.

Lo que vemos en algunas naciones de Europa, donde mandatarios han impuesto medidas severas y contundentes, para hacer cumplir ambas premisas, aquí de plano les dan miedo; sin embargo la salud de las mayorías es la premisa principal.

A nivel nacional, el gobierno federal hoy más que nunca hace como que no ve y como que no siente. Se viven los momentos más álgidos de una tercera ola, que ha superado por mucho a las otras dos.

Desde palacio federal se ha minimizado la enfermedad que -mal cuidada- puede llegar a agravarse. Aún sostienen que los tes, el vick Vaporub y otros remedios caseros “ayudan” a salir adelante de la enfermedad.

En Jalisco, quizás se dio un paso adelante. Aquí se aplicó una nueva medida tratando de inhibir la asistencia a sitios como bares y eventos masivos. Lleva nombre y apellido: Los antivacunas.

Se trata de presentar el certificado que se cuenta con una dosis o el esquema completo de vacunación. O caso contrario, una prueba PCR negativa realizada como máximo en las últimas 48 horas.

No hay inspectores suficientes como para vigilar que en todo los negocios de bares, restaurantes y puntos de evento masivos, pero de inmediato surgieron aquellos que intentaron hacer negocio con todo esto, al grado de que se detectaron al menos a 17 empresas emitiendo certificados de vacunación falsos incluso con Código QR.

Otros empresarios ya festinaban -incluso antes de aplicarse la medida- que ellos no estaban incluídos, puesto que si bien son bares su licencia es de restaurantes, aún cuando nos queda claro en muchos de los casos que sus bebidas solo las acompañan con un plato de cacahuates.

Llama la atención que muchos estén pensando en evadir las medidas en vez de evitar el virus y es de lamentar la conducta del ser humano, capaz de incurrir en lo ilegal antes que respaldar la medida de una autoridad para frenar un virus. Me queda claro que a dos años de iniciada la pandemia, no hemos aprendido nada. Sus comentarios en @Vicman666

No hay más, el cubrebocas frena al virus de Covid-19 y la vacuna evita que la persona se agrave o muera.

Covid-19, en sus variantes Delta u Ómicron, mientras tanto, todavía es un misterio. Sus secuelas, en cualquiera de los casos, de pronto saltan a la vista y aunque pareciera que después de las primeras, que era más agresivas, esta última es “más leve” y apenas un 3 por ciento amerita hospitalización, la realidad es que nadie sabe de los daños colaterales a la salud que pueda generar, al tiempo, y nadie garantiza que cualquiera de sus 32 variantes, no vaya a mutar a un virus más resistente y agresivo.

Así hay que decirlo, con un mensaje claro a los ciudadanos que aún intentan darle la vuelta al tema y literalmente se burlan de una autoridad blandengue que cuida el voto antes que llamar a las cosas por su nombre.

Lo que vemos en algunas naciones de Europa, donde mandatarios han impuesto medidas severas y contundentes, para hacer cumplir ambas premisas, aquí de plano les dan miedo; sin embargo la salud de las mayorías es la premisa principal.

A nivel nacional, el gobierno federal hoy más que nunca hace como que no ve y como que no siente. Se viven los momentos más álgidos de una tercera ola, que ha superado por mucho a las otras dos.

Desde palacio federal se ha minimizado la enfermedad que -mal cuidada- puede llegar a agravarse. Aún sostienen que los tes, el vick Vaporub y otros remedios caseros “ayudan” a salir adelante de la enfermedad.

En Jalisco, quizás se dio un paso adelante. Aquí se aplicó una nueva medida tratando de inhibir la asistencia a sitios como bares y eventos masivos. Lleva nombre y apellido: Los antivacunas.

Se trata de presentar el certificado que se cuenta con una dosis o el esquema completo de vacunación. O caso contrario, una prueba PCR negativa realizada como máximo en las últimas 48 horas.

No hay inspectores suficientes como para vigilar que en todo los negocios de bares, restaurantes y puntos de evento masivos, pero de inmediato surgieron aquellos que intentaron hacer negocio con todo esto, al grado de que se detectaron al menos a 17 empresas emitiendo certificados de vacunación falsos incluso con Código QR.

Otros empresarios ya festinaban -incluso antes de aplicarse la medida- que ellos no estaban incluídos, puesto que si bien son bares su licencia es de restaurantes, aún cuando nos queda claro en muchos de los casos que sus bebidas solo las acompañan con un plato de cacahuates.

Llama la atención que muchos estén pensando en evadir las medidas en vez de evitar el virus y es de lamentar la conducta del ser humano, capaz de incurrir en lo ilegal antes que respaldar la medida de una autoridad para frenar un virus. Me queda claro que a dos años de iniciada la pandemia, no hemos aprendido nada. Sus comentarios en @Vicman666