/ domingo 12 de diciembre de 2021

Quédate en México 2.0

En 2019, bajo la presidencia de Donald Trump, se pusieron en marcha los Protocolos de Protección al Migrante, específicamente el programa “Quédate en México”, que no era más que el eufemismo de la deportación de migrantes centroamericanos, solicitantes de asilo en los Estados Unidos. Fue sin duda un momento de tensión entre ambos países, Trump amenazaba con un paquete arancelario y estaba en marcha la construcción del muro fronterizo que lo catapultó a la Casa Blanca.

Después de unos meses de permanecer inactivo, la semana pasada el gobierno de Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador pusieron en funcionamiento el programa “Quédate en México”. La noticia corrió rápido y los señalamientos no se hicieron esperar. Quienes alguna vez vimos las escenas de los campamentos de personas migrantes en las ciudades fronterizas de nuestro país, no concebíamos la idea de darle luz verde otra vez a una política que desató violaciones masivas a los derechos humanos.

La novedad de esta segunda fase es que las oficinas de cooperación de ambos países anunciaron la instalación de “Sembrando Oportunidades”, un programa dedicado a la formación de personas y la creación de becas. Esto sin duda representa un pequeño, pero significativo, avance en materia de derechos humanos, pues las acciones de los gobiernos dan un paso hacia el combate de los problemas desde sus causas y no desde la prohibición y el abuso.

La situación migrante es compleja, toda vez que alrededor del mundo el fenómeno aumenta y los países se ven rebasados en solicitudes de asilo, como es el caso de Estados Unidos, y del arribo de personas, como las caravanas multitudinarias que parten desde Centroamérica. El Gobierno de México se ve obligado a reforzar su política migratoria si es que no quiere pagar el costo político por eventuales excesos de la Guardia Nacional, encargada de vigilar la frontera sur.

Otro reto que el Gobierno ha ignorado es el de la comunicación pública. Es importante hacer campañas de concientización entre las y los ciudadanos respecto a la crisis que vivimos, reforzar los discursos raciales y de odio agrava el problema, nos acerca más a lo que tanto criticamos de Trump y nos aleja de esa hospitalidad que caracterizaba a nuestro país.

En suma, lo que se ha visto en estos primeros días de la activación del programa “Quédate en México”, es una desinformación generalizada entre los migrantes que arriban a los estados fronterizos. Urgen campañas de comunicación para guardar el orden de los campamentos y evitar futuras crisis. En las próximas semanas veremos cómo se desenvuelve este programa que ha sido criticado por organismos internacionales con justa razón. Sin duda, México debe procurar que se trate con total humanidad a cada persona que arribe al país en espera de una respuesta de la corte estadounidense.

Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática

En 2019, bajo la presidencia de Donald Trump, se pusieron en marcha los Protocolos de Protección al Migrante, específicamente el programa “Quédate en México”, que no era más que el eufemismo de la deportación de migrantes centroamericanos, solicitantes de asilo en los Estados Unidos. Fue sin duda un momento de tensión entre ambos países, Trump amenazaba con un paquete arancelario y estaba en marcha la construcción del muro fronterizo que lo catapultó a la Casa Blanca.

Después de unos meses de permanecer inactivo, la semana pasada el gobierno de Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador pusieron en funcionamiento el programa “Quédate en México”. La noticia corrió rápido y los señalamientos no se hicieron esperar. Quienes alguna vez vimos las escenas de los campamentos de personas migrantes en las ciudades fronterizas de nuestro país, no concebíamos la idea de darle luz verde otra vez a una política que desató violaciones masivas a los derechos humanos.

La novedad de esta segunda fase es que las oficinas de cooperación de ambos países anunciaron la instalación de “Sembrando Oportunidades”, un programa dedicado a la formación de personas y la creación de becas. Esto sin duda representa un pequeño, pero significativo, avance en materia de derechos humanos, pues las acciones de los gobiernos dan un paso hacia el combate de los problemas desde sus causas y no desde la prohibición y el abuso.

La situación migrante es compleja, toda vez que alrededor del mundo el fenómeno aumenta y los países se ven rebasados en solicitudes de asilo, como es el caso de Estados Unidos, y del arribo de personas, como las caravanas multitudinarias que parten desde Centroamérica. El Gobierno de México se ve obligado a reforzar su política migratoria si es que no quiere pagar el costo político por eventuales excesos de la Guardia Nacional, encargada de vigilar la frontera sur.

Otro reto que el Gobierno ha ignorado es el de la comunicación pública. Es importante hacer campañas de concientización entre las y los ciudadanos respecto a la crisis que vivimos, reforzar los discursos raciales y de odio agrava el problema, nos acerca más a lo que tanto criticamos de Trump y nos aleja de esa hospitalidad que caracterizaba a nuestro país.

En suma, lo que se ha visto en estos primeros días de la activación del programa “Quédate en México”, es una desinformación generalizada entre los migrantes que arriban a los estados fronterizos. Urgen campañas de comunicación para guardar el orden de los campamentos y evitar futuras crisis. En las próximas semanas veremos cómo se desenvuelve este programa que ha sido criticado por organismos internacionales con justa razón. Sin duda, México debe procurar que se trate con total humanidad a cada persona que arribe al país en espera de una respuesta de la corte estadounidense.

Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.

* Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática