/ jueves 7 de enero de 2021

¿Qué sigue para el Ejército?

En los últimos 2 años, las fuerzas armadas de México han sufrido un desgaste en su imagen, a tal grado que hoy están destinados a la administración de obras proyectos que el presidente Andrés Manuel López Obrador les ha conferido, como el Aeropuerto internacional en construcción en la base de Santa Lucia, el tren Maya y la logística de la vacunación por el Covid-19.

Sin embargo, algo que no se dice, es la baja en la captación de nuevos elementos en las fuerzas castrenses, y es que la vocación de servir bajo el uniforme verde se ha transformado desde que esta administración llegó al poder, sólo recordar las imágenes de Michoacán, donde elementos de la SEDENA eran golpeados, vituperados y hasta desarmados, cuando pretendían establecer el orden, y bajo la Orden del presidente de no actuar contra la población, hizo bajar puntos en su imagen y autoridad.

La desaparición del estado mayor presidencial es un ejemplo mismo del desmantelamiento de uno de los más importantes elementos de protección e inteligencia para el primer círculo y parte fundamental de la seguridad del país es sólo una muestra de que de un plumazo este sector pasó a la historia de un día para otro.

El caso Cienfuegos, del cual, por cierto, ya no tiene eco en las mañaneras ni es tema del gobierno federal, así como Lozoya y otros que, han pasado al “carpetazo” y que no han tenido argumento ni seguimiento, ha puesto al ejército Mexicano en medio de investigaciones a tal grado de involucrarlos en compras a sobreprecio y licitaciones extrañas en las administraciones de obra que tienen asignadas, sin que por cierto existan, como en otros casos detenidos.

Hoy, la máxima institución leal al país que sirve, necesita urgentemente una campaña para reavivar su autoridad, su servicio de ayuda con el Plan DN-III por ejemplo, que llegó tarde a las inundaciones de Tabasco y Chiapas por ejemplo y no por ellos ni su logística de acción frente a desastres, sino por las órdenes superiores que tardaron en llegar.

no faltan los memes, los cartones, y los comentarios en redes y medios que tocan al ejército en base a sus constantes y nuevas atribuciones, comparándolos incluso con la manera que operan las fuerzas castrenses en otros países como Venezuela o Colombia, por ejemplo, advirtiendo que están tomando un poder conferido directamente por el presidente, además de los señalados, el de los puertos, motivo de la renuncia de quien fuera titular de la SCT, Javier jiménez Espriú.

No sorprende que leamos que el Ejército será el encargado de fabricar las roscas de reyes, así como el pan de muerto para el próximo año, así como la adjudicación directa de la elaboración de los tamales en la candelaria.

De cuidado, porque tampoco el presidente ha dado estrategia a su Guardia nacional, que en casi 2 años de existencia, ni ha cumplido sus objetivos ni tampoco el número de elementos proyectados, la cantidad de casos de delincuencia detectados en sus filas pese a los exámenes de control y confianza y lo que parece también ser una institución en conflicto con las fuerzas armadas la han hecho más un ornato que una verdadera institución con estrategia.

Me preocupa en verdad lo que puede convertirse el ejército en poco tiempo, las ocurrencias que salen de palacio nacional están convirtiendo al ejército en el mil usos y poco a poco ha dejado de ejercer su función, y en la obediencia que se tiene al presidente como comandante en jefe puede perder su hegemonía y su razón de ser y es que hoy hay que preguntarnos si realmente han sido correctas las decisiones que se han tomado con ellos, al aplicarles la máxima del presidente: Lo importante es que sean honestos aunque no tengan experiencia en los nuevos cargos.

En los últimos 2 años, las fuerzas armadas de México han sufrido un desgaste en su imagen, a tal grado que hoy están destinados a la administración de obras proyectos que el presidente Andrés Manuel López Obrador les ha conferido, como el Aeropuerto internacional en construcción en la base de Santa Lucia, el tren Maya y la logística de la vacunación por el Covid-19.

Sin embargo, algo que no se dice, es la baja en la captación de nuevos elementos en las fuerzas castrenses, y es que la vocación de servir bajo el uniforme verde se ha transformado desde que esta administración llegó al poder, sólo recordar las imágenes de Michoacán, donde elementos de la SEDENA eran golpeados, vituperados y hasta desarmados, cuando pretendían establecer el orden, y bajo la Orden del presidente de no actuar contra la población, hizo bajar puntos en su imagen y autoridad.

La desaparición del estado mayor presidencial es un ejemplo mismo del desmantelamiento de uno de los más importantes elementos de protección e inteligencia para el primer círculo y parte fundamental de la seguridad del país es sólo una muestra de que de un plumazo este sector pasó a la historia de un día para otro.

El caso Cienfuegos, del cual, por cierto, ya no tiene eco en las mañaneras ni es tema del gobierno federal, así como Lozoya y otros que, han pasado al “carpetazo” y que no han tenido argumento ni seguimiento, ha puesto al ejército Mexicano en medio de investigaciones a tal grado de involucrarlos en compras a sobreprecio y licitaciones extrañas en las administraciones de obra que tienen asignadas, sin que por cierto existan, como en otros casos detenidos.

Hoy, la máxima institución leal al país que sirve, necesita urgentemente una campaña para reavivar su autoridad, su servicio de ayuda con el Plan DN-III por ejemplo, que llegó tarde a las inundaciones de Tabasco y Chiapas por ejemplo y no por ellos ni su logística de acción frente a desastres, sino por las órdenes superiores que tardaron en llegar.

no faltan los memes, los cartones, y los comentarios en redes y medios que tocan al ejército en base a sus constantes y nuevas atribuciones, comparándolos incluso con la manera que operan las fuerzas castrenses en otros países como Venezuela o Colombia, por ejemplo, advirtiendo que están tomando un poder conferido directamente por el presidente, además de los señalados, el de los puertos, motivo de la renuncia de quien fuera titular de la SCT, Javier jiménez Espriú.

No sorprende que leamos que el Ejército será el encargado de fabricar las roscas de reyes, así como el pan de muerto para el próximo año, así como la adjudicación directa de la elaboración de los tamales en la candelaria.

De cuidado, porque tampoco el presidente ha dado estrategia a su Guardia nacional, que en casi 2 años de existencia, ni ha cumplido sus objetivos ni tampoco el número de elementos proyectados, la cantidad de casos de delincuencia detectados en sus filas pese a los exámenes de control y confianza y lo que parece también ser una institución en conflicto con las fuerzas armadas la han hecho más un ornato que una verdadera institución con estrategia.

Me preocupa en verdad lo que puede convertirse el ejército en poco tiempo, las ocurrencias que salen de palacio nacional están convirtiendo al ejército en el mil usos y poco a poco ha dejado de ejercer su función, y en la obediencia que se tiene al presidente como comandante en jefe puede perder su hegemonía y su razón de ser y es que hoy hay que preguntarnos si realmente han sido correctas las decisiones que se han tomado con ellos, al aplicarles la máxima del presidente: Lo importante es que sean honestos aunque no tengan experiencia en los nuevos cargos.