/ domingo 29 de marzo de 2020

Que de lo peor venga lo mejor

La ciencia ficción nos alcanzó. Todas aquellas historias aterradoras sobre contagios virales y bactericidas, se volvieron realidad. Esas imágenes de calles desoladas, convulsiones financieras globales y muertes masivas, que vimos en el cine la televisión, ahora podemos observarlas en varias partes del mundo.

Mientras tanto aquí, en nuestros México y Jalisco de hoy, observamos a una Cuarta Transformación dando tumbos y a una Refundación que camina como zombi. Nadie, que se diga medianamente inteligente, puede defender a cabalidad ambos proyectos de gobierno de frente al manejo de la emergencia sanitaria.

Por un lado, si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció el actuar de la federación, lo cierto es que aún se advierte que nuestro presidente se resiste a entender en su totalidad la realidad por la que atraviesa el planeta y nuestro país. Y es que la historia de la humanidad ha demostrado que en tiempos de crisis, los grandes líderes ponen el ejemplo con su conducta, cosa que no ocurre al tiempo en que redacto esta columna.

En contraparte, aquí tenemos a un gobernador que en su desesperación por sacudirse el rechazo generalizado, equivocó la estrategia; quiso lucrar mediáticamente con un asunto en extremo delicado como es la salud del pueblo. A los pocos días de impulsar una serie de acciones que parecían promover el bienestar de la gente, quedó de manifiesto que detrás del plan se escondía la autopromoción a nivel nacional. Por eso, al ser descubierto, la población ignoró su llamado de mantenerse en casa.

Sin embargo, creo que ya no es tiempo para recriminar a nadie. Lo hecho, hecho está, y que de lo peor venga lo mejor de nosotros.

Como sociedad jamás lograremos salir de la contingencia si tomamos partido por uno u otro bando. Si la clase política no se pone de acuerdo, entonces la exigencia para que los Estados y el gobierno federal unan esfuerzos tiene que venir de nosotros. Sus diferencias partidistas no tienen por qué ser de nuestra incumbencia, ni mucho menos tiene que enfrentarnos. A nosotros nos corresponde exigir que hagan bien su trabajo, con independencia de colores, estilos y filias o fobias, pues entre sus tareas fundamentales está la de salvaguardar la vida de niños, jóvenes, adultos y ancianos.

Mucho me preocupa la falta de integración entre todos los órdenes de gobierno. Es claro que no hay una colaboración institucional que tenga como prioridad convencer a la ciudadanía de que esta epidemia puede llevarnos al desastre. Dicho de otra manera, todavía no se advierte una conciencia solidaria con respecto al Coronavirus.

En lo que se refiere a nuestra entidad, hay que considerar que ya estamos –de nuevo- entre los primeros cinco lugares en casos de Dengue. Aunado a ello, ha habido jornadas diarias de más de 10 homicidios dolosos tan solo en el área metropolitana. De tal manera que el COVID 19 es sólo una parte del todo. Como vemos, el desafío que tenemos por delante es colosal y muy poco tiene que ver con lo electoral.

Para terminar, quiero aprovechar la oportunidad para comentar algo. Derivada de mi colaboración anterior, en la cual fui muy crítico de Andrés Manuel López Obrador, me llevé dos sorpresas: Una, que muchos lectores aplaudieron mi posicionamiento a pesar mi aspiración a la candidatura por la alcaldía de Zapopan por la vía de una alianza entre las fuerzas que conforman la 4T. Y dos, que algunos amigos morenistas se incomodaron por mis cuestionamientos.

Sobre el particular, a todos les digo gracias por sus comentarios y mensajes. Y algo más, nunca renunciaré al poderoso valor de la congruencia.

Que Dios les bendiga siempre.

La ciencia ficción nos alcanzó. Todas aquellas historias aterradoras sobre contagios virales y bactericidas, se volvieron realidad. Esas imágenes de calles desoladas, convulsiones financieras globales y muertes masivas, que vimos en el cine la televisión, ahora podemos observarlas en varias partes del mundo.

Mientras tanto aquí, en nuestros México y Jalisco de hoy, observamos a una Cuarta Transformación dando tumbos y a una Refundación que camina como zombi. Nadie, que se diga medianamente inteligente, puede defender a cabalidad ambos proyectos de gobierno de frente al manejo de la emergencia sanitaria.

Por un lado, si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció el actuar de la federación, lo cierto es que aún se advierte que nuestro presidente se resiste a entender en su totalidad la realidad por la que atraviesa el planeta y nuestro país. Y es que la historia de la humanidad ha demostrado que en tiempos de crisis, los grandes líderes ponen el ejemplo con su conducta, cosa que no ocurre al tiempo en que redacto esta columna.

En contraparte, aquí tenemos a un gobernador que en su desesperación por sacudirse el rechazo generalizado, equivocó la estrategia; quiso lucrar mediáticamente con un asunto en extremo delicado como es la salud del pueblo. A los pocos días de impulsar una serie de acciones que parecían promover el bienestar de la gente, quedó de manifiesto que detrás del plan se escondía la autopromoción a nivel nacional. Por eso, al ser descubierto, la población ignoró su llamado de mantenerse en casa.

Sin embargo, creo que ya no es tiempo para recriminar a nadie. Lo hecho, hecho está, y que de lo peor venga lo mejor de nosotros.

Como sociedad jamás lograremos salir de la contingencia si tomamos partido por uno u otro bando. Si la clase política no se pone de acuerdo, entonces la exigencia para que los Estados y el gobierno federal unan esfuerzos tiene que venir de nosotros. Sus diferencias partidistas no tienen por qué ser de nuestra incumbencia, ni mucho menos tiene que enfrentarnos. A nosotros nos corresponde exigir que hagan bien su trabajo, con independencia de colores, estilos y filias o fobias, pues entre sus tareas fundamentales está la de salvaguardar la vida de niños, jóvenes, adultos y ancianos.

Mucho me preocupa la falta de integración entre todos los órdenes de gobierno. Es claro que no hay una colaboración institucional que tenga como prioridad convencer a la ciudadanía de que esta epidemia puede llevarnos al desastre. Dicho de otra manera, todavía no se advierte una conciencia solidaria con respecto al Coronavirus.

En lo que se refiere a nuestra entidad, hay que considerar que ya estamos –de nuevo- entre los primeros cinco lugares en casos de Dengue. Aunado a ello, ha habido jornadas diarias de más de 10 homicidios dolosos tan solo en el área metropolitana. De tal manera que el COVID 19 es sólo una parte del todo. Como vemos, el desafío que tenemos por delante es colosal y muy poco tiene que ver con lo electoral.

Para terminar, quiero aprovechar la oportunidad para comentar algo. Derivada de mi colaboración anterior, en la cual fui muy crítico de Andrés Manuel López Obrador, me llevé dos sorpresas: Una, que muchos lectores aplaudieron mi posicionamiento a pesar mi aspiración a la candidatura por la alcaldía de Zapopan por la vía de una alianza entre las fuerzas que conforman la 4T. Y dos, que algunos amigos morenistas se incomodaron por mis cuestionamientos.

Sobre el particular, a todos les digo gracias por sus comentarios y mensajes. Y algo más, nunca renunciaré al poderoso valor de la congruencia.

Que Dios les bendiga siempre.