/ jueves 20 de enero de 2022

Puro bla, bla, bla

En el año de 1974, se inauguró el Instituto Matías Romero. La escuela de la diplomacia mexicana. Lleva ese nombre en honor al oaxaqueño Matías Romero Avendaño, Secretario de Hacienda y Crédito Público con Benito Juárez y Porfirio Díaz; ministro plenipotenciario de México ante el gobierno de Abraham Lincoln, y Embajador en Estados Unidos en las postrimerías del siglo XIX.

El Instituto, es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Relaciones Exteriores dedicado a capacitar a personas profesionales de la diplomacia mexicana y de él deben egresar aquellos que habrán de dedicarse a una de las actividades prioritarias del gobierno de nuestro País.

Las designaciones de las personas que habrán de tener bajo sus hombros la responsabilidad de ser nuestros representantes en el extranjero corresponden al titular del ejecutivo federal con la aprobación del Senado, pero lamentablemente no se trata de egresados del Matías Romero son el resultado de la magnanimidad del ejecutivo, fruto de compromisos y arreglos y en las representaciones en el exterior habrá de quedarse gente improvisada. Diplomáticos Diesel.

Habiendo concluido su mandato presidencial, Luis Echeverría, fue designado por el Presidente López Portillo como embajador en Australia, Nueva Zelanda y las Islas Fidji; cuando se restablecieron las relaciones diplomáticas con España en 1977 tras 40 años de rompimiento por la dictadura Franquista, el mismo López Portillo envió a Madrid como embajador a otro ex-presidente, Gustavo Díaz Ordaz; igual sucedió con el nombramiento de embajador de otro político, egresado de la Secretaría de la Reforma Agraria: Augusto Gómez Villanueva. Y hay muchos casos más. Fueron los tiempos del PRI, nombramientos fueron duramente criticados

Qué triste que, habiendo una escuela de diplomáticos de carrera, constituida exprofeso y teniendo México una brillante historia diplomática representada por Lucas Alamán, Genaro Estrada, Antonio Carrillo Flores, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Tello, y hasta un Premio Nobel de la Paz como fue Alfonso García Robles, la cartera de relaciones exteriores sigue siendo la tienda de regalos del gobierno, pese a que se cuenta con una escuela diplomática; igual los de antes que los de ahora.

Esteban Moctezuma antes de ser embajador en Washington, era nuestro Secretario de Educación Pública; Juan Ramón de la Fuente representante ante la ONU, fue Rector de la UNAM, no es diplomático de carrera. Lo mismo sucede con el ex gobernador de Campeche y la ex gobernadora de Sonora, que tampoco tienen carrera diplomática, Laura Esquivel igual y Salmerón cuestionado por acosador; sus nombramientos claro que tienen que ser cuestionados. Lo mismo que pasaba con el PRI, pasa ahora con MORENA.

Por eso cada que escucho las frases: "eso era antes, ahora es distinto", "no somos iguales", "ya no es lo mismo, somos diferentes" confirmo que es puro bla, bla, bla.

La misma gata, nomás revolcada. La esperanza de México se transformó en amarga decepción.

* Doctor en Derecho

@CampiranoWolf

En el año de 1974, se inauguró el Instituto Matías Romero. La escuela de la diplomacia mexicana. Lleva ese nombre en honor al oaxaqueño Matías Romero Avendaño, Secretario de Hacienda y Crédito Público con Benito Juárez y Porfirio Díaz; ministro plenipotenciario de México ante el gobierno de Abraham Lincoln, y Embajador en Estados Unidos en las postrimerías del siglo XIX.

El Instituto, es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Relaciones Exteriores dedicado a capacitar a personas profesionales de la diplomacia mexicana y de él deben egresar aquellos que habrán de dedicarse a una de las actividades prioritarias del gobierno de nuestro País.

Las designaciones de las personas que habrán de tener bajo sus hombros la responsabilidad de ser nuestros representantes en el extranjero corresponden al titular del ejecutivo federal con la aprobación del Senado, pero lamentablemente no se trata de egresados del Matías Romero son el resultado de la magnanimidad del ejecutivo, fruto de compromisos y arreglos y en las representaciones en el exterior habrá de quedarse gente improvisada. Diplomáticos Diesel.

Habiendo concluido su mandato presidencial, Luis Echeverría, fue designado por el Presidente López Portillo como embajador en Australia, Nueva Zelanda y las Islas Fidji; cuando se restablecieron las relaciones diplomáticas con España en 1977 tras 40 años de rompimiento por la dictadura Franquista, el mismo López Portillo envió a Madrid como embajador a otro ex-presidente, Gustavo Díaz Ordaz; igual sucedió con el nombramiento de embajador de otro político, egresado de la Secretaría de la Reforma Agraria: Augusto Gómez Villanueva. Y hay muchos casos más. Fueron los tiempos del PRI, nombramientos fueron duramente criticados

Qué triste que, habiendo una escuela de diplomáticos de carrera, constituida exprofeso y teniendo México una brillante historia diplomática representada por Lucas Alamán, Genaro Estrada, Antonio Carrillo Flores, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Tello, y hasta un Premio Nobel de la Paz como fue Alfonso García Robles, la cartera de relaciones exteriores sigue siendo la tienda de regalos del gobierno, pese a que se cuenta con una escuela diplomática; igual los de antes que los de ahora.

Esteban Moctezuma antes de ser embajador en Washington, era nuestro Secretario de Educación Pública; Juan Ramón de la Fuente representante ante la ONU, fue Rector de la UNAM, no es diplomático de carrera. Lo mismo sucede con el ex gobernador de Campeche y la ex gobernadora de Sonora, que tampoco tienen carrera diplomática, Laura Esquivel igual y Salmerón cuestionado por acosador; sus nombramientos claro que tienen que ser cuestionados. Lo mismo que pasaba con el PRI, pasa ahora con MORENA.

Por eso cada que escucho las frases: "eso era antes, ahora es distinto", "no somos iguales", "ya no es lo mismo, somos diferentes" confirmo que es puro bla, bla, bla.

La misma gata, nomás revolcada. La esperanza de México se transformó en amarga decepción.

* Doctor en Derecho

@CampiranoWolf