/ viernes 5 de octubre de 2018

Prioridades

Ernesto Díaz Martínez

El México agitado por la larga historia de violencia que por acción o por omisión de los poderosos padece la gente más pobre, parece haber creado anticuerpos que limitan en buena medida cierta pérdida de capacidad de asombro.

La perra pobreza inducida por falta de oportunidades que tienen que ver en mucho por la exclusión hecha costumbre por pillos de la política, que han entendido el reparto del poder y sus privilegios como botín, es una mancha que describe la diabólica desigualdad que contradice la hipocresía de una plutocracia que no acaba por irse.

Así, pareciera que tantos agravios y por tantos años propinados en las personas, sus proyectos de vida, su salud y su economía, ha creado una resistencia increíble que ve con desesperante normalidad empellones cotidianos a los más elementales derechos humanos.

Al respecto, debiéramos tener estadísticas sobre el futuro probable para quienes hemos nacido en la pobreza: Desde el nacimiento y de acuerdo a las posibilidades y el entorno sea este urbano o rural: en qué hospitales, en qué condiciones económico materiales, qué posibilidades de atención médica y alimentación; posteriormente en qué escuelas y bajo qué condiciones, qué posibilidades de terminar una carrera y de ser el caso, de encontrar empleo.

Es fácil suponer que los resultados serán desalentadores. Igual si hablamos de política, donde también funciona aquello de: “Si eres pobres, no hay quien te dé la mano”.

Esto viene a cuento por los más de 30 millones de votantes por el candidato presidencial de la coalición “Juntos Haremos Historia”, y que ojalá al resto de los estados les haya ido mejor que a Jalisco, donde en forma caprichuda e incongruente los de “Juntos Haremos Historia” definieron su inclinación por los ricos. Eso, más allá de la boda de reyes del muy cercano colaborador de AMLO de nombre César Yañez, muy contradictoria con el juarismo y su honrada medianía.

Lo anterior, ya que independientemente de que la “boda fifí” esta no se haya patrocinado con recursos públicos, si entraña de alguna manera la respuesta de porqué en Jalisco le fue entregado el movimiento a millonarios a través de delegados ambiciosos y ajenos al estado.

En ese contexto se enmarca un planteamiento hecho hace ya varios meses al señor Alejandro Peña, quien vino de mandamás de Morena en Jalisco, sin ser ni jalisciense ni por elección de la militancia. En fin. Existen problemas humanos muy delicados como la atención de la salud, que no obstante ser un derecho humano que obliga al Estado constitucionalmente, se hace inalcanzable para millones de personas que no tienen ni dinero para comprarla ni derecho a ser atendidos en el ISSSTE ni en el IMSS.

A esto habría que agregar el mar de corrupción oficial. Esto permite amplios espacios del territorio jalisciense donde en algunos casos, de acuerdo con autoridades corruptas, se abandona deliberadamente a los Hospitales o Centros de Salud públicos, para que verdaderos energúmenos se hinchen los bolsillos de dinero, lucrando con el dolor humano.

Eso le fue planteado al señor Peña, ante lo que mostró muy poco interés; entonces decía que era prioritario organizar su partido en Jalisco. Lo acompañaba un colaborador de Morena con nombramiento de enlace distrital, casualmente de un distrito del que no era avecindado ya que había sido en la elección inmediata anterior candidato a una presidencia municipal de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Y si ese enlace resultó candidato a diputado federal, del distrito de su encargo…

Entonces era muy importante para quienes tenían a su disposición la marca del movimiento partidario Morena, hacer ganar a sus amigos candidatos y dejar para después las necesidades del pueblo.


Ernesto Díaz Martínez

El México agitado por la larga historia de violencia que por acción o por omisión de los poderosos padece la gente más pobre, parece haber creado anticuerpos que limitan en buena medida cierta pérdida de capacidad de asombro.

La perra pobreza inducida por falta de oportunidades que tienen que ver en mucho por la exclusión hecha costumbre por pillos de la política, que han entendido el reparto del poder y sus privilegios como botín, es una mancha que describe la diabólica desigualdad que contradice la hipocresía de una plutocracia que no acaba por irse.

Así, pareciera que tantos agravios y por tantos años propinados en las personas, sus proyectos de vida, su salud y su economía, ha creado una resistencia increíble que ve con desesperante normalidad empellones cotidianos a los más elementales derechos humanos.

Al respecto, debiéramos tener estadísticas sobre el futuro probable para quienes hemos nacido en la pobreza: Desde el nacimiento y de acuerdo a las posibilidades y el entorno sea este urbano o rural: en qué hospitales, en qué condiciones económico materiales, qué posibilidades de atención médica y alimentación; posteriormente en qué escuelas y bajo qué condiciones, qué posibilidades de terminar una carrera y de ser el caso, de encontrar empleo.

Es fácil suponer que los resultados serán desalentadores. Igual si hablamos de política, donde también funciona aquello de: “Si eres pobres, no hay quien te dé la mano”.

Esto viene a cuento por los más de 30 millones de votantes por el candidato presidencial de la coalición “Juntos Haremos Historia”, y que ojalá al resto de los estados les haya ido mejor que a Jalisco, donde en forma caprichuda e incongruente los de “Juntos Haremos Historia” definieron su inclinación por los ricos. Eso, más allá de la boda de reyes del muy cercano colaborador de AMLO de nombre César Yañez, muy contradictoria con el juarismo y su honrada medianía.

Lo anterior, ya que independientemente de que la “boda fifí” esta no se haya patrocinado con recursos públicos, si entraña de alguna manera la respuesta de porqué en Jalisco le fue entregado el movimiento a millonarios a través de delegados ambiciosos y ajenos al estado.

En ese contexto se enmarca un planteamiento hecho hace ya varios meses al señor Alejandro Peña, quien vino de mandamás de Morena en Jalisco, sin ser ni jalisciense ni por elección de la militancia. En fin. Existen problemas humanos muy delicados como la atención de la salud, que no obstante ser un derecho humano que obliga al Estado constitucionalmente, se hace inalcanzable para millones de personas que no tienen ni dinero para comprarla ni derecho a ser atendidos en el ISSSTE ni en el IMSS.

A esto habría que agregar el mar de corrupción oficial. Esto permite amplios espacios del territorio jalisciense donde en algunos casos, de acuerdo con autoridades corruptas, se abandona deliberadamente a los Hospitales o Centros de Salud públicos, para que verdaderos energúmenos se hinchen los bolsillos de dinero, lucrando con el dolor humano.

Eso le fue planteado al señor Peña, ante lo que mostró muy poco interés; entonces decía que era prioritario organizar su partido en Jalisco. Lo acompañaba un colaborador de Morena con nombramiento de enlace distrital, casualmente de un distrito del que no era avecindado ya que había sido en la elección inmediata anterior candidato a una presidencia municipal de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Y si ese enlace resultó candidato a diputado federal, del distrito de su encargo…

Entonces era muy importante para quienes tenían a su disposición la marca del movimiento partidario Morena, hacer ganar a sus amigos candidatos y dejar para después las necesidades del pueblo.


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