/ domingo 7 de marzo de 2021

Por todas y para todas

Marifer Salas Garciabada

Después de varios años donde las mujeres han visibilizado de muchas formas la violencia, el acoso y hostigamiento dentro de la Universidad de Guadalajara, parece que por parte de las autoridades por fin hay una respuesta. Y aprovecho la oportunidad de compartir mi voz en este espacio para compartir lo que realmente hay de fondo respecto a este tema.

No es un secreto que al interior de la Universidad de Guadalajara existen fuertes casos de violencia contra las mujeres. A partir del auge de campañas de visibilización como el #metoo, nos dimos cuenta de que no estamos solas y que si queríamos un cambio teníamos que unir esfuerzos todas juntas. A pesar de que muchas compañeras expresaron su doloroso testimonio, a pesar de que señalamos a los acosadores, a pesar de los esfuerzos conjuntos, por parte de las autoridades universitarias solo recibíamos respuestas acotadas o muchas veces nulas. Una universidad que encubre acosadores o silencia a las víctimas nunca será un espacio seguro, de ahí nuestra decepción desde la primera vez que en el Consejo General Universitario (CGU) se pidió dar solución a “los casos delicados” de la UdeG, donde se exponía a profesores o miembros de la comunidad universitaria como acosadores y no hubo respuesta.

Algo diferente sucedió el pasado 19 de febrero cuando la universidad presentó el Protocolo de prevención atención y erradicación de la violencia de género, una herramienta para ayudar a obtener la justicia que por años han pedido decenas de mujeres. Personalmente celebro que haya respuesta, que nuestras solicitudes se hayan materializado en un protocolo tan necesario pero esto no es el final de la búsqueda de justicia. Entendamos que la justicia la construiremos todas y es por eso que te invito a conocer, reflexionar, analizar y comentar el protocolo.

Un ejercicio muy interesante sucedió la semana pasada con los foros “Reconstruyamos con nosotras la Universidad” organizados por la Federación de Estudiantes Universitarios, con invitadas expertas en género como la Dra. Erika Loyo, Dra. Elia Marúm, Dra. Susana Muñiz, entre otras, con las que las y los estudiantes pudimos dialogar para perfeccionar el Protocolo de prevención, atención y sanción a casos de acoso y hostigamiento que se creó al interior de la FEU. Sin duda fueron unos diálogos muy enriquecedores para todas y que nos motivan a seguir trabajando por la universidad que merecemos, una universidad libre de violencia de género.

Por último solo quiero resaltar que no debemos permitir que el protocolo sea un documento más, un “calmar las aguas antes del 8M”, el protocolo no debe caer en la simulación sino ser una verdadera herramienta que facilite el acceso a la justicia. Este trabajo es con todas y para todas. Sigamos criticando y proponiendo mecanismos de actuación. La universidad seguirá necesitando de nuestras voces valientes listas para señalar y promover procesos con perspectiva de género, fuera de los juicios moralistas o personales. Mantengamos el fervor de todas las mujeres valientes de nuestra universidad que no se cansan de rugir ante las injusticias.

Marifer Salas Garciabada

Después de varios años donde las mujeres han visibilizado de muchas formas la violencia, el acoso y hostigamiento dentro de la Universidad de Guadalajara, parece que por parte de las autoridades por fin hay una respuesta. Y aprovecho la oportunidad de compartir mi voz en este espacio para compartir lo que realmente hay de fondo respecto a este tema.

No es un secreto que al interior de la Universidad de Guadalajara existen fuertes casos de violencia contra las mujeres. A partir del auge de campañas de visibilización como el #metoo, nos dimos cuenta de que no estamos solas y que si queríamos un cambio teníamos que unir esfuerzos todas juntas. A pesar de que muchas compañeras expresaron su doloroso testimonio, a pesar de que señalamos a los acosadores, a pesar de los esfuerzos conjuntos, por parte de las autoridades universitarias solo recibíamos respuestas acotadas o muchas veces nulas. Una universidad que encubre acosadores o silencia a las víctimas nunca será un espacio seguro, de ahí nuestra decepción desde la primera vez que en el Consejo General Universitario (CGU) se pidió dar solución a “los casos delicados” de la UdeG, donde se exponía a profesores o miembros de la comunidad universitaria como acosadores y no hubo respuesta.

Algo diferente sucedió el pasado 19 de febrero cuando la universidad presentó el Protocolo de prevención atención y erradicación de la violencia de género, una herramienta para ayudar a obtener la justicia que por años han pedido decenas de mujeres. Personalmente celebro que haya respuesta, que nuestras solicitudes se hayan materializado en un protocolo tan necesario pero esto no es el final de la búsqueda de justicia. Entendamos que la justicia la construiremos todas y es por eso que te invito a conocer, reflexionar, analizar y comentar el protocolo.

Un ejercicio muy interesante sucedió la semana pasada con los foros “Reconstruyamos con nosotras la Universidad” organizados por la Federación de Estudiantes Universitarios, con invitadas expertas en género como la Dra. Erika Loyo, Dra. Elia Marúm, Dra. Susana Muñiz, entre otras, con las que las y los estudiantes pudimos dialogar para perfeccionar el Protocolo de prevención, atención y sanción a casos de acoso y hostigamiento que se creó al interior de la FEU. Sin duda fueron unos diálogos muy enriquecedores para todas y que nos motivan a seguir trabajando por la universidad que merecemos, una universidad libre de violencia de género.

Por último solo quiero resaltar que no debemos permitir que el protocolo sea un documento más, un “calmar las aguas antes del 8M”, el protocolo no debe caer en la simulación sino ser una verdadera herramienta que facilite el acceso a la justicia. Este trabajo es con todas y para todas. Sigamos criticando y proponiendo mecanismos de actuación. La universidad seguirá necesitando de nuestras voces valientes listas para señalar y promover procesos con perspectiva de género, fuera de los juicios moralistas o personales. Mantengamos el fervor de todas las mujeres valientes de nuestra universidad que no se cansan de rugir ante las injusticias.