/ jueves 19 de agosto de 2021

Política, todo política… sólo política

Parafraseando al rey Salomón, que con sus conceptos y su nombre dejó una herencia de sabiduría a la humanidad, mucha gente lamenta de que así como el erudito soberano sentenció que todo en el mundo es vanidad, sólo vanidad, en la actualidad en nuestro entorno lo que impera es “política, todo política, sólo política”.

Los expertos desinteresados -así se les llama a los estudiosos honrados- están de acuerdo en que de un tiempo para acá, especialmente de este lado del mundo y muy particularmente en nuestro hogar común que se ubica entre el Bravo y el Suchiate, las cosas han venido de menos a más. Esto durante los últimos 5 o 6 decenios.

Desde luego que la situación ideal nunca se ha dado, porque como ya sabemos, una República como la han pintado los teóricos, es solamente un parámetro. Pero sí disfrutábamos de una situación aceptable, ya que teníamos muchos defectos, pero también numerosos aciertos. Aunque con el tiempo y por razones consideradas por muchos “innombrables”, nuestra región ha sufrido un deterioro innegable. Incluyendo desde luego a esta zona del país.

El declive ha sido señalado en prácticamente todos los campos de la actividad nacional, debido obviamente a un efecto en cadena, o de tipo dominó, que se inicia como debe suponerse, en el modelo económico y en el político y termina alcanzando a lo social. Lo que se hace bien o mal en la economía y en el servicio público, lógicamente tiene que reflejarse en el éxito o en el fracaso, en la bonanza o en la ruina de la comunidad. Y tristemente, esta clase de caídas repercuten no solamente en lo material, sino en lo espiritual, ya que la corrosión de las estructuras sociales, viene precedida por la corrupción en las actitudes.

Pero bueno, todo este rollo viene tal vez al caso, debido a que en la población se pulsa por estos tiempos, una actitud de inconformidad por la supuesta insatisfacción de sus necesidades elementales, y la innegable prevalencia de las discusiones política, que generalmente son de tipo partidista, es decir, por intereses de grupo.

Se trata de un juicio severo, pero que pudiera tener algo de razón, considerando que los expertos han calificado al sistema político actual como una partidocracia, en lugar de lo que debería ser una democracia.

Los sufridos ciudadanos ruegan porque esto así suceda y se miran dispuestos no solamente a dar su entero apoyo, sino a aplaudir largamente, a quienes se muestren decididos a trabajar de la mano por el mejoramiento de la comunidad.

Estiman que en esto hay mucho que hacer, y si se emprende la tarea en plan de unidad, será bastante más lo que se pueda avanzar. Creen que más que de disputas políticas, es la hora del trabajar por el rescate de nuestro nivel de vida. La gente se manifiesta decidida a unirse a esta causa.

* Periodista

Parafraseando al rey Salomón, que con sus conceptos y su nombre dejó una herencia de sabiduría a la humanidad, mucha gente lamenta de que así como el erudito soberano sentenció que todo en el mundo es vanidad, sólo vanidad, en la actualidad en nuestro entorno lo que impera es “política, todo política, sólo política”.

Los expertos desinteresados -así se les llama a los estudiosos honrados- están de acuerdo en que de un tiempo para acá, especialmente de este lado del mundo y muy particularmente en nuestro hogar común que se ubica entre el Bravo y el Suchiate, las cosas han venido de menos a más. Esto durante los últimos 5 o 6 decenios.

Desde luego que la situación ideal nunca se ha dado, porque como ya sabemos, una República como la han pintado los teóricos, es solamente un parámetro. Pero sí disfrutábamos de una situación aceptable, ya que teníamos muchos defectos, pero también numerosos aciertos. Aunque con el tiempo y por razones consideradas por muchos “innombrables”, nuestra región ha sufrido un deterioro innegable. Incluyendo desde luego a esta zona del país.

El declive ha sido señalado en prácticamente todos los campos de la actividad nacional, debido obviamente a un efecto en cadena, o de tipo dominó, que se inicia como debe suponerse, en el modelo económico y en el político y termina alcanzando a lo social. Lo que se hace bien o mal en la economía y en el servicio público, lógicamente tiene que reflejarse en el éxito o en el fracaso, en la bonanza o en la ruina de la comunidad. Y tristemente, esta clase de caídas repercuten no solamente en lo material, sino en lo espiritual, ya que la corrosión de las estructuras sociales, viene precedida por la corrupción en las actitudes.

Pero bueno, todo este rollo viene tal vez al caso, debido a que en la población se pulsa por estos tiempos, una actitud de inconformidad por la supuesta insatisfacción de sus necesidades elementales, y la innegable prevalencia de las discusiones política, que generalmente son de tipo partidista, es decir, por intereses de grupo.

Se trata de un juicio severo, pero que pudiera tener algo de razón, considerando que los expertos han calificado al sistema político actual como una partidocracia, en lugar de lo que debería ser una democracia.

Los sufridos ciudadanos ruegan porque esto así suceda y se miran dispuestos no solamente a dar su entero apoyo, sino a aplaudir largamente, a quienes se muestren decididos a trabajar de la mano por el mejoramiento de la comunidad.

Estiman que en esto hay mucho que hacer, y si se emprende la tarea en plan de unidad, será bastante más lo que se pueda avanzar. Creen que más que de disputas políticas, es la hora del trabajar por el rescate de nuestro nivel de vida. La gente se manifiesta decidida a unirse a esta causa.

* Periodista