/ viernes 15 de mayo de 2020

Pobreza multidimensional urbana

Ciudades tan prósperas por su vida comercial y turística, podrían tardar años para lograr su recuperación, luego de la pandemia del COVID-19. Algunas de estas un poco más rápido por su planta productiva multifuncional como Guadalajara que cuenta con una importante infraestructura industrial, comercial, cultural y variados planteles universitarios de gran calidad, principalmente a partir de la presencia y expansión de la Red de la Universidad de Guadalajara y exitosas instituciones educativas privadas como el Tec de Monterrey y el ITESO.

Sin embargo, el factor de la pobreza multidimensional será uno de los lastres donde la recuperación, como en la ciudad de Puerto Vallarta, podría tardar hasta 5 años. Así lo piensan investigadores del CUCosta como el Director del Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable Turístico, Alfredo César Dachary, quien declaró hace poco a un medio de comunicación; “Nos afecta porque el turismo es la representación de viajes, objetos, placeres; en el imaginario de la gente. En medio siglo el turismo creció sin tener ningún tipo de freno; esto va a transformar radicalmente lo que será el turismo del futuro”, esto significa, un turismo trastocado por la necesidad de reconvertir la producción social de una manera inteligente.

Ese panorama parece estar claro para el Rector del Centro Universitario de la Costa, con sede en ese puerto turístico, Dr. Jorge Téllez: “En el caso de Puerto Vallarta, ha sido afectada su principal fuente de trabajo. Es el momento de replantearnos las preguntas tradicionales sobre los modelos de desarrollo económico”.

Es decir, la pobreza multidimensional tendrá, inevitablemente un crecimiento en esta ciudad, de por sí, una de las de mayor tasa de crecimiento en México con poco menos del 8% anual y sólo comparable con ciudades fronterizas como Tijuana. A ese contexto se refiere el Dr. Téllez y, seguramente, en su propia historia encontrarán un segmento creativo para recuperar, si consideramos a esta ciudad “joven”, ya que el municipio fue reconocido constitucionalmente con ese nombre apenas en 1968.

Antes de ser un emporio turístico y de alta plusvalía internacional, este territorio fue reconocido en 1918 con diversos nombres como “Las Peñas”, “Peñitas” y en la etapa independentista, “El Carrizal”. Las Peñas de Santa María de Guadalupe en el municipio de Talpa, forman parte del trayecto histórico político de este bello destino.

Existe mucho para investigar en esta búsqueda multifuncional para una nueva salud económica, donde la amenazada Costa Norte de Jalisco, Sierra Madre Occidental y los biodiversos esteros “El Salado”, deberán recibir una nueva oportunidad.

Recuperar y rehabilitar los vestigios arqueológicos, que deben datar no sólo de la Conquista cuando en 1525 se registra la llegada de los españoles a esta región, sino aún más atrás, para recuperar vestigios de asentamientos mucho más antiguos, incluso prehistóricos, de unos 300 años A.C.

Probablemente el logro de ligar históricamente a toda una región, incluida la primera fundación de la ciudad de Guadalajara en Compostela junto con los magníficos vestigios del inicio de la vida institucional en la república con, San Sebastián del Oeste, Talpa y Mascota; podría ser una integración exitosa y una beta cultural para la producción social de esta región de Jalisco que, seguramente, seguirá creciendo en turismo sustentable, en especulación inmobiliaria y, seguramente, en pobreza.

Ciudades tan prósperas por su vida comercial y turística, podrían tardar años para lograr su recuperación, luego de la pandemia del COVID-19. Algunas de estas un poco más rápido por su planta productiva multifuncional como Guadalajara que cuenta con una importante infraestructura industrial, comercial, cultural y variados planteles universitarios de gran calidad, principalmente a partir de la presencia y expansión de la Red de la Universidad de Guadalajara y exitosas instituciones educativas privadas como el Tec de Monterrey y el ITESO.

Sin embargo, el factor de la pobreza multidimensional será uno de los lastres donde la recuperación, como en la ciudad de Puerto Vallarta, podría tardar hasta 5 años. Así lo piensan investigadores del CUCosta como el Director del Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable Turístico, Alfredo César Dachary, quien declaró hace poco a un medio de comunicación; “Nos afecta porque el turismo es la representación de viajes, objetos, placeres; en el imaginario de la gente. En medio siglo el turismo creció sin tener ningún tipo de freno; esto va a transformar radicalmente lo que será el turismo del futuro”, esto significa, un turismo trastocado por la necesidad de reconvertir la producción social de una manera inteligente.

Ese panorama parece estar claro para el Rector del Centro Universitario de la Costa, con sede en ese puerto turístico, Dr. Jorge Téllez: “En el caso de Puerto Vallarta, ha sido afectada su principal fuente de trabajo. Es el momento de replantearnos las preguntas tradicionales sobre los modelos de desarrollo económico”.

Es decir, la pobreza multidimensional tendrá, inevitablemente un crecimiento en esta ciudad, de por sí, una de las de mayor tasa de crecimiento en México con poco menos del 8% anual y sólo comparable con ciudades fronterizas como Tijuana. A ese contexto se refiere el Dr. Téllez y, seguramente, en su propia historia encontrarán un segmento creativo para recuperar, si consideramos a esta ciudad “joven”, ya que el municipio fue reconocido constitucionalmente con ese nombre apenas en 1968.

Antes de ser un emporio turístico y de alta plusvalía internacional, este territorio fue reconocido en 1918 con diversos nombres como “Las Peñas”, “Peñitas” y en la etapa independentista, “El Carrizal”. Las Peñas de Santa María de Guadalupe en el municipio de Talpa, forman parte del trayecto histórico político de este bello destino.

Existe mucho para investigar en esta búsqueda multifuncional para una nueva salud económica, donde la amenazada Costa Norte de Jalisco, Sierra Madre Occidental y los biodiversos esteros “El Salado”, deberán recibir una nueva oportunidad.

Recuperar y rehabilitar los vestigios arqueológicos, que deben datar no sólo de la Conquista cuando en 1525 se registra la llegada de los españoles a esta región, sino aún más atrás, para recuperar vestigios de asentamientos mucho más antiguos, incluso prehistóricos, de unos 300 años A.C.

Probablemente el logro de ligar históricamente a toda una región, incluida la primera fundación de la ciudad de Guadalajara en Compostela junto con los magníficos vestigios del inicio de la vida institucional en la república con, San Sebastián del Oeste, Talpa y Mascota; podría ser una integración exitosa y una beta cultural para la producción social de esta región de Jalisco que, seguramente, seguirá creciendo en turismo sustentable, en especulación inmobiliaria y, seguramente, en pobreza.