/ lunes 12 de julio de 2021

Otra vez Jalisco y la criminalización


El pasado viernes 9 de julio nuestra ciudad atestiguó nuevamente una exigencia de justicia convertida en represión y criminalización. Un grupo de mujeres se concentraron a las afueras de la Secretaría de Educación del Estado para exigir justicia por el caso de dos menores de edad que fueron agredidas dentro de una escuela en Zapopan en el año 2019.

Cabe señalar que el caso lleva estancado más de un año, periodo en el que las demandas presentadas por las madres de las víctimas han sido ignoradas. Además de exigir que las y los compañeros agresores sean sancionados, también exhortan a que tanto el profesor de las menores como la directora del plantel enfrenten las consecuencias de sus omisiones pues no tomaron cartas en el asunto y minimizar la situación de violencia que ocurría en dicha escuela.

La propia Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco en su Recomendación 183/2020 señaló referente al caso “una serie de omisiones cometidas por personas servidoras públicas pertenecientes a la escuela primaria, dependiente de la Secretaría de Educación Jalisco, quienes por no haber atendido de forma inmediata la problemática de violencia escolar al interior del plantel, propiciaron las condiciones para que las niñas sufrieran a lo largo del ciclo escolar diversas agresiones a su integridad física, psicológica y emocional, mismas que fueron escalando hasta el punto en el que (una) alumna terminó siendo agredida sexualmente por uno de sus compañeros agresores.

Fue después de la intervención de la Comisión de Derechos Humanos que se inició un procedimiento administrativo contra la directora y el profesor, mismo que también fue removido del grupo. Pese a ello, la Fiscalía del Estado no ha avanzado en el proceso judicial.

Todo lo anterior llevó a una decena de mujeres a manifestarse frente al edificio de Educación Jalisco la semana pasada, situación que terminó en la detención de las mismas bajo la justificación de “daño a las cosas”. La respuesta no tardó en llegar y colectivas feministas y organizaciones defensoras de derechos humanos como Amnistía Internacional México y el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo reprobaron la represión, detención y criminalización que sufrieron las manifestantes.

Es ante la impunidad que las protestas no han cesado, al gobierno de Jalisco se le olvida que lo urgente es atender la causa de la protesta, no la protesta en sí misma. Si criminalizamos a las mujeres que se manifiestan, si criminalizamos a las madres que se manifiestan y maternan, si criminalizamos la digna rabia y a las mujeres que resistimos. ¿Y dónde quedan los agresores, violadores y un Estado que por omiso se vuelve cómplice? Pareciera que lo que muchos han llamado actos violentos y vandálicos, de daños a la propiedad es lo que prima, lo verdaderamente importante, donde se pone el foco. ¿Y las víctimas y su dolor? ¿Y la injusticia y la violencia vivida en carne propia?

Quien no logre ver más allá de una pinta o un vidrio roto, está viendo el mundo del lado equivocado. Las protestas se han convertido en uno de los únicos mecanismos que tenemos las mujeres, para visibilizar las omisiones de las autoridades y su inhumana indiferencia. Si tocan a una, respondemos todas.


* Vicepresidenta de Hagamos


El pasado viernes 9 de julio nuestra ciudad atestiguó nuevamente una exigencia de justicia convertida en represión y criminalización. Un grupo de mujeres se concentraron a las afueras de la Secretaría de Educación del Estado para exigir justicia por el caso de dos menores de edad que fueron agredidas dentro de una escuela en Zapopan en el año 2019.

Cabe señalar que el caso lleva estancado más de un año, periodo en el que las demandas presentadas por las madres de las víctimas han sido ignoradas. Además de exigir que las y los compañeros agresores sean sancionados, también exhortan a que tanto el profesor de las menores como la directora del plantel enfrenten las consecuencias de sus omisiones pues no tomaron cartas en el asunto y minimizar la situación de violencia que ocurría en dicha escuela.

La propia Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco en su Recomendación 183/2020 señaló referente al caso “una serie de omisiones cometidas por personas servidoras públicas pertenecientes a la escuela primaria, dependiente de la Secretaría de Educación Jalisco, quienes por no haber atendido de forma inmediata la problemática de violencia escolar al interior del plantel, propiciaron las condiciones para que las niñas sufrieran a lo largo del ciclo escolar diversas agresiones a su integridad física, psicológica y emocional, mismas que fueron escalando hasta el punto en el que (una) alumna terminó siendo agredida sexualmente por uno de sus compañeros agresores.

Fue después de la intervención de la Comisión de Derechos Humanos que se inició un procedimiento administrativo contra la directora y el profesor, mismo que también fue removido del grupo. Pese a ello, la Fiscalía del Estado no ha avanzado en el proceso judicial.

Todo lo anterior llevó a una decena de mujeres a manifestarse frente al edificio de Educación Jalisco la semana pasada, situación que terminó en la detención de las mismas bajo la justificación de “daño a las cosas”. La respuesta no tardó en llegar y colectivas feministas y organizaciones defensoras de derechos humanos como Amnistía Internacional México y el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo reprobaron la represión, detención y criminalización que sufrieron las manifestantes.

Es ante la impunidad que las protestas no han cesado, al gobierno de Jalisco se le olvida que lo urgente es atender la causa de la protesta, no la protesta en sí misma. Si criminalizamos a las mujeres que se manifiestan, si criminalizamos a las madres que se manifiestan y maternan, si criminalizamos la digna rabia y a las mujeres que resistimos. ¿Y dónde quedan los agresores, violadores y un Estado que por omiso se vuelve cómplice? Pareciera que lo que muchos han llamado actos violentos y vandálicos, de daños a la propiedad es lo que prima, lo verdaderamente importante, donde se pone el foco. ¿Y las víctimas y su dolor? ¿Y la injusticia y la violencia vivida en carne propia?

Quien no logre ver más allá de una pinta o un vidrio roto, está viendo el mundo del lado equivocado. Las protestas se han convertido en uno de los únicos mecanismos que tenemos las mujeres, para visibilizar las omisiones de las autoridades y su inhumana indiferencia. Si tocan a una, respondemos todas.


* Vicepresidenta de Hagamos