/ miércoles 22 de junio de 2022

Otra vez Chihuahua, otra vez la inseguridad

En 2018 cuando estábamos pendientes de las campañas electorales, los distintos candidatos a la Presidencia de la República presentaban sus propuestas y siempre un tema que preocupa es el combate al crimen organizado y la estrategia para garantizar la seguridad de las y los ciudadanos.

Llamaba mucho la atención que la propuesta de Andrés Manuel López Obrador iba enfocada al combate a la corrupción y la generación de un cuerpo específico como la Guardia Nacional para así frenar la ola de violencia que azotaba al país en 2018, sin duda millones de personas confiaron en esa estrategia y en el candidato.

Una vez que llegó al poder en diciembre de 2018 la narrativa fue que no se podía cambiar todo el contexto de un día para otro, considerando que se llevó a cabo una guerra contra el crimen organizado que tampoco dio resultados en el sexenio de Felipe Calderón y se esperaba que tuviera un periodo de adaptación e implementación de políticas públicas acertadas para comenzar a ver resultados.

Lamentablemente a más de 3 años de haber iniciado el gobierno, la respuesta sigue siendo la misma, la culpa es de Felipe Calderón, lo que hoy vivimos es consecuencia de la guerra contra el crimen organizado de 2006 a 2012, pero hoy nos vemos una estrategia clara para dar resultados en esta administración.

Chihuahua se volvió a pintar de rojo con el asesinato de 2 sacerdotes jesuitas, tal como se pintó hace un par de años con la masacre a la familia Le Barón y la respuesta sigue siendo la misma, vamos a investigar, ya se identificó al responsable, pero el problema es que se sigue reaccionando cuando ya pasaron las cosas, no se previene, el decir que es una zona con una fuerte presencia del crimen organizado no es una respuesta firme por parte de la autoridad.

No importa si es la sierra de Chihuahua, Guerrero, Sinaloa o Jalisco, no importa si es la ciudad o si es un pueblo mágico en algún estado donde pasen las masacres, el problema es que en esos lugares no hay una autoridad que ponga orden, que tenga presencia y que genere un ambiente de seguridad a la población, lo único que nos queda claro es que con abrazos los resultados no están siendo los más adecuados, en lo que va de la administración ya se superó el número de muertos que en todo el sexenio de Felipe Calderón o en el sexenio de Enrique Peña Nieto, ya nos dimos cuenta que combatir la corrupción es necesario, pero no ha sido lo más acertado para frenar la ola de inseguridad que azota al país desde hace años, hoy fueron 2 sacerdotes, hace unos años fue la familia Le Barón o los 43 estudiantes de Ayotzinapa, pero mañana puede ser cualquier mexicana o mexicano, porque la población no tiene carros blindados, escoltas y esquemas de seguridad privada y simplemente puede ser cualquier persona porque ha quedado claro que en México pueden cometerse ese tipo de acciones y delitos, por eso, porque pueden y no pasa nada, sería buen momento para replantear los abrazos por una estrategia que busque prevenir y no solo reaccionar, pero a muchos les importa más el 24 y las corcholatas, que la seguridad y la vida de las y los mexicanos.

Para algunos las prioridades son electorales y no los problemas que supuestamente iban a combatir una vez en el poder, lamentable lo que pasa hoy en México y que diariamente sucedan hechos violentos, asesinatos, desapariciones, secuestros, extorsiones, pero que para algunos que viven en su burbuja todo está bien y lo más preocupante es si Claudia, Marcelo, Adán o Ricardo será el elegido en el 24.

*Académico Universidad Panamericana.

Twitter. @alfredocejar

En 2018 cuando estábamos pendientes de las campañas electorales, los distintos candidatos a la Presidencia de la República presentaban sus propuestas y siempre un tema que preocupa es el combate al crimen organizado y la estrategia para garantizar la seguridad de las y los ciudadanos.

Llamaba mucho la atención que la propuesta de Andrés Manuel López Obrador iba enfocada al combate a la corrupción y la generación de un cuerpo específico como la Guardia Nacional para así frenar la ola de violencia que azotaba al país en 2018, sin duda millones de personas confiaron en esa estrategia y en el candidato.

Una vez que llegó al poder en diciembre de 2018 la narrativa fue que no se podía cambiar todo el contexto de un día para otro, considerando que se llevó a cabo una guerra contra el crimen organizado que tampoco dio resultados en el sexenio de Felipe Calderón y se esperaba que tuviera un periodo de adaptación e implementación de políticas públicas acertadas para comenzar a ver resultados.

Lamentablemente a más de 3 años de haber iniciado el gobierno, la respuesta sigue siendo la misma, la culpa es de Felipe Calderón, lo que hoy vivimos es consecuencia de la guerra contra el crimen organizado de 2006 a 2012, pero hoy nos vemos una estrategia clara para dar resultados en esta administración.

Chihuahua se volvió a pintar de rojo con el asesinato de 2 sacerdotes jesuitas, tal como se pintó hace un par de años con la masacre a la familia Le Barón y la respuesta sigue siendo la misma, vamos a investigar, ya se identificó al responsable, pero el problema es que se sigue reaccionando cuando ya pasaron las cosas, no se previene, el decir que es una zona con una fuerte presencia del crimen organizado no es una respuesta firme por parte de la autoridad.

No importa si es la sierra de Chihuahua, Guerrero, Sinaloa o Jalisco, no importa si es la ciudad o si es un pueblo mágico en algún estado donde pasen las masacres, el problema es que en esos lugares no hay una autoridad que ponga orden, que tenga presencia y que genere un ambiente de seguridad a la población, lo único que nos queda claro es que con abrazos los resultados no están siendo los más adecuados, en lo que va de la administración ya se superó el número de muertos que en todo el sexenio de Felipe Calderón o en el sexenio de Enrique Peña Nieto, ya nos dimos cuenta que combatir la corrupción es necesario, pero no ha sido lo más acertado para frenar la ola de inseguridad que azota al país desde hace años, hoy fueron 2 sacerdotes, hace unos años fue la familia Le Barón o los 43 estudiantes de Ayotzinapa, pero mañana puede ser cualquier mexicana o mexicano, porque la población no tiene carros blindados, escoltas y esquemas de seguridad privada y simplemente puede ser cualquier persona porque ha quedado claro que en México pueden cometerse ese tipo de acciones y delitos, por eso, porque pueden y no pasa nada, sería buen momento para replantear los abrazos por una estrategia que busque prevenir y no solo reaccionar, pero a muchos les importa más el 24 y las corcholatas, que la seguridad y la vida de las y los mexicanos.

Para algunos las prioridades son electorales y no los problemas que supuestamente iban a combatir una vez en el poder, lamentable lo que pasa hoy en México y que diariamente sucedan hechos violentos, asesinatos, desapariciones, secuestros, extorsiones, pero que para algunos que viven en su burbuja todo está bien y lo más preocupante es si Claudia, Marcelo, Adán o Ricardo será el elegido en el 24.

*Académico Universidad Panamericana.

Twitter. @alfredocejar

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