/ lunes 28 de septiembre de 2020

Ocho décadas y un quinquenio

El Palacio de Bellas Artes es un recinto cultural ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, considerado el más importante en la manifestación de las artes en México y una de las casas de ópera más renombradas del mundo.

Bellas Artes inició su construcción en 1904 con el propósito de sustituir al -recién demolido- Teatro Nacional de México, esto sucedió durante los últimos años de gobierno de José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, quien quería representar en su gobierno el lema “Orden y Progreso” en un edificio que pudiera estar terminado para los festejos del Centenario de la Independencia de México en 1910. La tarea de esta megaobra, se le encomendó al famoso arquitecto italiano Adamo Boari.

Con tantas historias y el interés de Porfirio Díaz de mostrar la prosperidad de su gobierno, se proyectó la construcción del nuevo Teatro Nacional, fue así que Boari, inicia la construcción demoliendo el edificio anterior y varias construcciones que se encontraban entre la Alameda y el Edificio de correos, la ubicación que tanto el arquitecto como el general consideraron idónea.

Por motivos de los problemas técnicos del hundimiento del suelo, problemas económicos, políticos y sociales, como la Revolución Mexicana, la construcción se suspendió y se reanudó varias veces durante un tiempo aproximado de 30 años en lugar de terminarse en los cuatro años programados.

Los antecedentes históricos del Palacio se remontan a 1842, cuando el entonces presidente de la República, Antonio López de Santa Anna, inicia la construcción del Teatro Santa Anna el 18 de febrero de ese año, la obra arquitectónica más importante del siglo XIX para la ciudad.

En aquel tiempo, el trabajo le fue encomendado al arquitecto Lorenzo de la Hidalga, quien le dio un estilo neoclásico, característico de la época, la obra concluyó dos años más tarde con una magistral apertura, sin embargo, también ese año se le cambió el nombre a Teatro Vergara, por el rechazo que la gente tenía a Santa Anna. Poco tiempo después se renombró Teatro Nacional, que fue testigo de numerosos acontecimientos de gran importancia como el estreno del Himno Nacional Mexicano, es oportuno referir que años más tarde, durante la intervención francesa, se convierte en Teatro Imperial, y restaurada la república vuelve a ser Teatro Nacional.

Cuando México recuperó la estabilidad en términos económicos y sociales, la obra se reanudó en 1931 bajo el mando del arquitecto Federico Mariscal, para entonces tomó el nombre de Palacio de Bellas Artes, y fue inaugurado oficialmente el 29 de septiembre de 1934, por el entonces presidente Abelardo L. Rodríguez, con la obra teatral “La verdad sospechosa” de Juan Ruiz de Alarcón, interpretada por la actriz mexicana María Teresa Montoya.

El Palacio de Bellas Artes ha sido escenario de los grandes artistas e intelectuales de nuestro país, y a lo largo de su historia también ha recibido a múltiples figuras internacionales. El gran coliseo cultural, como algún día fue llamado por el cronista y periodista Armando de María y Campos, ha sido desde su inauguración y es hoy en día, un escenario abierto al mejor arte nacional e internacional que vincula a nuestro país con el mundo.

Información complementaria, la construcción de este gran edificio propició la fundación, en 1946 del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) por parte del gobierno de México, según el decreto presidencial de Miguel Alemán Valdés; es desde entonces un organismo desconcentrado de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México. Inició operaciones como instituto gubernamental con su propia ley orgánica el 1.º de enero de 1947, como un instituto dedicado a las artes del siglo XX en México.

Respetable lector, de esta corta narrativa se desprende que varias cosas tienen un inicio y probables cambios hasta su conclusión, lo que sí es de orgullo para nosotros los mexicanos es tener un icono de las Bellas Artes y que a sus ocho décadas y un quinquenio de haberse consolidado sigue siendo bello y visitado por turistas nacionales e internacionales.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx

El Palacio de Bellas Artes es un recinto cultural ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, considerado el más importante en la manifestación de las artes en México y una de las casas de ópera más renombradas del mundo.

Bellas Artes inició su construcción en 1904 con el propósito de sustituir al -recién demolido- Teatro Nacional de México, esto sucedió durante los últimos años de gobierno de José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, quien quería representar en su gobierno el lema “Orden y Progreso” en un edificio que pudiera estar terminado para los festejos del Centenario de la Independencia de México en 1910. La tarea de esta megaobra, se le encomendó al famoso arquitecto italiano Adamo Boari.

Con tantas historias y el interés de Porfirio Díaz de mostrar la prosperidad de su gobierno, se proyectó la construcción del nuevo Teatro Nacional, fue así que Boari, inicia la construcción demoliendo el edificio anterior y varias construcciones que se encontraban entre la Alameda y el Edificio de correos, la ubicación que tanto el arquitecto como el general consideraron idónea.

Por motivos de los problemas técnicos del hundimiento del suelo, problemas económicos, políticos y sociales, como la Revolución Mexicana, la construcción se suspendió y se reanudó varias veces durante un tiempo aproximado de 30 años en lugar de terminarse en los cuatro años programados.

Los antecedentes históricos del Palacio se remontan a 1842, cuando el entonces presidente de la República, Antonio López de Santa Anna, inicia la construcción del Teatro Santa Anna el 18 de febrero de ese año, la obra arquitectónica más importante del siglo XIX para la ciudad.

En aquel tiempo, el trabajo le fue encomendado al arquitecto Lorenzo de la Hidalga, quien le dio un estilo neoclásico, característico de la época, la obra concluyó dos años más tarde con una magistral apertura, sin embargo, también ese año se le cambió el nombre a Teatro Vergara, por el rechazo que la gente tenía a Santa Anna. Poco tiempo después se renombró Teatro Nacional, que fue testigo de numerosos acontecimientos de gran importancia como el estreno del Himno Nacional Mexicano, es oportuno referir que años más tarde, durante la intervención francesa, se convierte en Teatro Imperial, y restaurada la república vuelve a ser Teatro Nacional.

Cuando México recuperó la estabilidad en términos económicos y sociales, la obra se reanudó en 1931 bajo el mando del arquitecto Federico Mariscal, para entonces tomó el nombre de Palacio de Bellas Artes, y fue inaugurado oficialmente el 29 de septiembre de 1934, por el entonces presidente Abelardo L. Rodríguez, con la obra teatral “La verdad sospechosa” de Juan Ruiz de Alarcón, interpretada por la actriz mexicana María Teresa Montoya.

El Palacio de Bellas Artes ha sido escenario de los grandes artistas e intelectuales de nuestro país, y a lo largo de su historia también ha recibido a múltiples figuras internacionales. El gran coliseo cultural, como algún día fue llamado por el cronista y periodista Armando de María y Campos, ha sido desde su inauguración y es hoy en día, un escenario abierto al mejor arte nacional e internacional que vincula a nuestro país con el mundo.

Información complementaria, la construcción de este gran edificio propició la fundación, en 1946 del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) por parte del gobierno de México, según el decreto presidencial de Miguel Alemán Valdés; es desde entonces un organismo desconcentrado de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México. Inició operaciones como instituto gubernamental con su propia ley orgánica el 1.º de enero de 1947, como un instituto dedicado a las artes del siglo XX en México.

Respetable lector, de esta corta narrativa se desprende que varias cosas tienen un inicio y probables cambios hasta su conclusión, lo que sí es de orgullo para nosotros los mexicanos es tener un icono de las Bellas Artes y que a sus ocho décadas y un quinquenio de haberse consolidado sigue siendo bello y visitado por turistas nacionales e internacionales.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx