/ jueves 16 de julio de 2020

Necesidades atípicas, voto oculto

En el México moderno, la realización de estudios demoscópicos para escuchar a la opinión pública, es una actividad que se ha vuelto sumamente importante. Tanto en su versión cuantitativa (encuestas y sondeos) como en la versión cualitativa (Focus Group, estudios de profundidad), se han vueltos herramientas fundamentales para el conocimiento de la percepción y para explorar la realidad social.

Este año 2020 ha generado convulsión extrema en los valores y estilos de vida, en los hábitos de consumo, en la interacción social, en los aspiracionales y en las expectativas de la gente. El entorno político ha modificado radicalmente, tan así, que los Presidentes de la mayoría de los países registran pérdidas de popularidad y caídas de aceptación notorias. Es el caso de Donald Trump en Estados Unidos y Andrés Manuel López Obrador en México.

Un dato que se vuelve indispensable de analizar es que todas las mediciones en México encuentran un hallazgo relevante: por primera vez en más de dos décadas, la inseguridad pública no es la mayor preocupación de los mexicanos. Curiosamente, tampoco lo es la economía familiar y los problemas de empleo y salario. Hoy, el tema que aparece firts on the mind es la salud. El COVID 19 ocupa nuestras mentes y marca la necesidad de comportamiento personal, familiar, social –y político- de nuestra sociedad.

El juicio severo de los ciudadanos fluctúa entre la admiración inicial, la gratitud y la despreocupación, a la frustración, el reclamo, la duda y el rencor. Todos esos ingredientes engrosaran sin duda las franjas de voto oculto, de voto de castigo y de voto switcher. Con indicadores de la pandemia como los que hoy tenemos, es previsible que se reaccione en contra del poder establecido, es decir, del gobernante en funciones.

Esa tendencia podría ser pasajera, como se pensó que sería también el COVID 19. Pero lo que se avizora es que ambas tendencias se prolongaran por meses, por lo que, sin duda impactaran en el ánimo del elector en junio de 2021.

Es necesario destacar que la estadística a la baja de la comisión de delitos del fuero común, como robos, asaltos y delitos patrimoniales, se debe a la misma pandemia. Sin embargo, el regreso a la “normalidad” en esos rubros comenzara a registrarse de nuevo en las estadísticas recientes. La baja en la incidencia delictiva fue temporal y para angustia de la comunidad, ha vuelto a crecer y a ocasionar daños en nuestra calidad de vida.

Si bien es cierto que nos preocupa más la salud que el que no nos roben o asalten, pues podemos vivir sin espejos, sin celular o sin carro, nuestra realidad es que el crimen y la delincuencia van en aumento, que la violencia se ha expandido, que la inseguridad nos hace victimas sin excepciones y que la crisis de salud ha adormilado otros problemas, pero sus estragos están regresando con más intensidad a atormentar nuestra sociedad.

Hay una serie de carencias, de necesidades insatisfechas, de problemas estructurales que por ahora hemos perdido de vista, pero que nos acechan y que brincaran ante nuestra vista de nuevo. El nuevo auge de la necesidad de salud definirá el sentido de nuestras ideas, de nuestros actos, de nuestra visión de futuro y de nuestro voto… que será emitido con cubre bocas.

www.inteligenciapolitica.org

@carlosanguianoz en Twitter

En el México moderno, la realización de estudios demoscópicos para escuchar a la opinión pública, es una actividad que se ha vuelto sumamente importante. Tanto en su versión cuantitativa (encuestas y sondeos) como en la versión cualitativa (Focus Group, estudios de profundidad), se han vueltos herramientas fundamentales para el conocimiento de la percepción y para explorar la realidad social.

Este año 2020 ha generado convulsión extrema en los valores y estilos de vida, en los hábitos de consumo, en la interacción social, en los aspiracionales y en las expectativas de la gente. El entorno político ha modificado radicalmente, tan así, que los Presidentes de la mayoría de los países registran pérdidas de popularidad y caídas de aceptación notorias. Es el caso de Donald Trump en Estados Unidos y Andrés Manuel López Obrador en México.

Un dato que se vuelve indispensable de analizar es que todas las mediciones en México encuentran un hallazgo relevante: por primera vez en más de dos décadas, la inseguridad pública no es la mayor preocupación de los mexicanos. Curiosamente, tampoco lo es la economía familiar y los problemas de empleo y salario. Hoy, el tema que aparece firts on the mind es la salud. El COVID 19 ocupa nuestras mentes y marca la necesidad de comportamiento personal, familiar, social –y político- de nuestra sociedad.

El juicio severo de los ciudadanos fluctúa entre la admiración inicial, la gratitud y la despreocupación, a la frustración, el reclamo, la duda y el rencor. Todos esos ingredientes engrosaran sin duda las franjas de voto oculto, de voto de castigo y de voto switcher. Con indicadores de la pandemia como los que hoy tenemos, es previsible que se reaccione en contra del poder establecido, es decir, del gobernante en funciones.

Esa tendencia podría ser pasajera, como se pensó que sería también el COVID 19. Pero lo que se avizora es que ambas tendencias se prolongaran por meses, por lo que, sin duda impactaran en el ánimo del elector en junio de 2021.

Es necesario destacar que la estadística a la baja de la comisión de delitos del fuero común, como robos, asaltos y delitos patrimoniales, se debe a la misma pandemia. Sin embargo, el regreso a la “normalidad” en esos rubros comenzara a registrarse de nuevo en las estadísticas recientes. La baja en la incidencia delictiva fue temporal y para angustia de la comunidad, ha vuelto a crecer y a ocasionar daños en nuestra calidad de vida.

Si bien es cierto que nos preocupa más la salud que el que no nos roben o asalten, pues podemos vivir sin espejos, sin celular o sin carro, nuestra realidad es que el crimen y la delincuencia van en aumento, que la violencia se ha expandido, que la inseguridad nos hace victimas sin excepciones y que la crisis de salud ha adormilado otros problemas, pero sus estragos están regresando con más intensidad a atormentar nuestra sociedad.

Hay una serie de carencias, de necesidades insatisfechas, de problemas estructurales que por ahora hemos perdido de vista, pero que nos acechan y que brincaran ante nuestra vista de nuevo. El nuevo auge de la necesidad de salud definirá el sentido de nuestras ideas, de nuestros actos, de nuestra visión de futuro y de nuestro voto… que será emitido con cubre bocas.

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