/ domingo 22 de septiembre de 2019

Morena Jalisco: complot desde México


Óscar Ábrego

Hace algunos días afirmé que desde la ciudad de México, varios actores que se ostentan como muy cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador, se confabularon para tomar el control organizacional y económico del partido Morena y la Delegación Federal en la entidad. Algunos de los personajes que de manera abierta forman parte de esta intriga, son Gabriel García Hernández, Coordinador General de Programas Integrales de Desarrollo; Alejandro Peña Villa, senador suplente en funciones y Armando Zazueta Hernández, delegado provisional en el Estado.

Entre otros, también son integrantes del complot, la diputada federal, Laura Imelda Pérez Segura; el legislador local, Bruno Blancas Mercado y un viejo aliado del lopezobradorismo, Juan Barajas Godínez, quien dicho sea de paso, es el candidato del precitado grupo para suceder a Hugo Rodríguez Díaz.

Visto por encima, no tendría mayor importancia si la miramos como una simple grilla entre las distintas expresiones de la Cuarta Transformación, pero no es así, pues en realidad detrás del telón se esconden la traición, la avaricia y otras complejas condiciones del ser humano.

De ahí que el señalamiento que hizo el viernes pasado en una entrevista radiofónica la actual dirigente nacional, Yeidckol Polevnsky, adquiera especial relevancia. En esa oportunidad dijo textualmente: “mi acusación completa y directa para Gabriel García, a quien le pido, saque las manos del partido. Deje de meterse en el partido y no mal use a los servidores de la nación ni a los delegados en los Estados, porque es inaceptable, es inaceptable que quiera poner delegados a modo, porque esa no es la línea del presidente”. Y añadió: “nosotros somos un partido diferente y no permitimos esas cosas”.

Sobre el particular, hay que agregar que la aún líder morenista, envió un oficio a diversas instancias como el Instituto Nacional Electoral (INE), la Fiscalía General de la República, las secretarías de Educación y de Bienestar y al propio López Obrador, en el que se evidencia la injerencia de García Hernández y sus incondicionales en la vida interna de su partido y la manipulación de las actividades en el seno de la estructura delegacional.

Así pues, más allá de lo anecdótico y las coyunturas, bien vale la pena hacer algunas consideraciones que pueden ser útiles para comprender qué hay detrás de esta conchabanza. En primer lugar, debe explicarse por qué los miembros de esta conjura aseguran a propios y extraños que tienen la bendición de la Presidencia de la Republica para intervenir en los asuntos internos de Morena en Jalisco. Y más aún, por qué de forma tan evidente impulsan y financian la aspiración de Bertha Luján Uranga haciendo uso de las instalaciones de una oficina gubernamental, sin reportar los gastos ni su origen.

Además, es necesario saber a qué diantres se dedica el señor Zazueta Hernández, pues nadie puede dar razón de sus labores; lo único que trasciende es que no mueve un dedo sin la autorización de Peña Villa. Lo peor del caso es que de acuerdo al testimonio de bastantes servidores de la nación, es que su perfil no da mas que para hacer grilla de la más baja ralea. Tengamos en cuenta que no hay a la mano reportes de sus tareas (mucho menos de sus resultados) al frente de la dependencia, cosa no menor si revisamos la gran cantidad de recursos materiales, humanos y monetarios que tiene a su disposición y bajo su responsabilidad.

Nuestra entidad no está para dejarla a la deriva cuando nos referimos a la aplicación de los programas de la federación. Si bien la ausencia de Carlos Lomelí puede ser temporal o no, lo importante es mantener el ritmo de los trabajos. Es una estulticia hacerle al hombre invisible y operar en lo oscurito. Jalisco está sumido en una demoledora crisis de credibilidad con respecto a su gobierno y no hay tiempo para la politiquería, como dice Andrés Manuel.

Y es que por ahora, lo único que queda claro es que Morena y la Delegación Federal son consideradas un atractivo botín para quienes son proclives a cualquier tipo de distorsión ética y moral.

Twitter: @oscarabrego111


Óscar Ábrego

Hace algunos días afirmé que desde la ciudad de México, varios actores que se ostentan como muy cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador, se confabularon para tomar el control organizacional y económico del partido Morena y la Delegación Federal en la entidad. Algunos de los personajes que de manera abierta forman parte de esta intriga, son Gabriel García Hernández, Coordinador General de Programas Integrales de Desarrollo; Alejandro Peña Villa, senador suplente en funciones y Armando Zazueta Hernández, delegado provisional en el Estado.

Entre otros, también son integrantes del complot, la diputada federal, Laura Imelda Pérez Segura; el legislador local, Bruno Blancas Mercado y un viejo aliado del lopezobradorismo, Juan Barajas Godínez, quien dicho sea de paso, es el candidato del precitado grupo para suceder a Hugo Rodríguez Díaz.

Visto por encima, no tendría mayor importancia si la miramos como una simple grilla entre las distintas expresiones de la Cuarta Transformación, pero no es así, pues en realidad detrás del telón se esconden la traición, la avaricia y otras complejas condiciones del ser humano.

De ahí que el señalamiento que hizo el viernes pasado en una entrevista radiofónica la actual dirigente nacional, Yeidckol Polevnsky, adquiera especial relevancia. En esa oportunidad dijo textualmente: “mi acusación completa y directa para Gabriel García, a quien le pido, saque las manos del partido. Deje de meterse en el partido y no mal use a los servidores de la nación ni a los delegados en los Estados, porque es inaceptable, es inaceptable que quiera poner delegados a modo, porque esa no es la línea del presidente”. Y añadió: “nosotros somos un partido diferente y no permitimos esas cosas”.

Sobre el particular, hay que agregar que la aún líder morenista, envió un oficio a diversas instancias como el Instituto Nacional Electoral (INE), la Fiscalía General de la República, las secretarías de Educación y de Bienestar y al propio López Obrador, en el que se evidencia la injerencia de García Hernández y sus incondicionales en la vida interna de su partido y la manipulación de las actividades en el seno de la estructura delegacional.

Así pues, más allá de lo anecdótico y las coyunturas, bien vale la pena hacer algunas consideraciones que pueden ser útiles para comprender qué hay detrás de esta conchabanza. En primer lugar, debe explicarse por qué los miembros de esta conjura aseguran a propios y extraños que tienen la bendición de la Presidencia de la Republica para intervenir en los asuntos internos de Morena en Jalisco. Y más aún, por qué de forma tan evidente impulsan y financian la aspiración de Bertha Luján Uranga haciendo uso de las instalaciones de una oficina gubernamental, sin reportar los gastos ni su origen.

Además, es necesario saber a qué diantres se dedica el señor Zazueta Hernández, pues nadie puede dar razón de sus labores; lo único que trasciende es que no mueve un dedo sin la autorización de Peña Villa. Lo peor del caso es que de acuerdo al testimonio de bastantes servidores de la nación, es que su perfil no da mas que para hacer grilla de la más baja ralea. Tengamos en cuenta que no hay a la mano reportes de sus tareas (mucho menos de sus resultados) al frente de la dependencia, cosa no menor si revisamos la gran cantidad de recursos materiales, humanos y monetarios que tiene a su disposición y bajo su responsabilidad.

Nuestra entidad no está para dejarla a la deriva cuando nos referimos a la aplicación de los programas de la federación. Si bien la ausencia de Carlos Lomelí puede ser temporal o no, lo importante es mantener el ritmo de los trabajos. Es una estulticia hacerle al hombre invisible y operar en lo oscurito. Jalisco está sumido en una demoledora crisis de credibilidad con respecto a su gobierno y no hay tiempo para la politiquería, como dice Andrés Manuel.

Y es que por ahora, lo único que queda claro es que Morena y la Delegación Federal son consideradas un atractivo botín para quienes son proclives a cualquier tipo de distorsión ética y moral.

Twitter: @oscarabrego111