/ domingo 13 de septiembre de 2020

Morena, entre la elección y la unificación

Lo he escrito con anterioridad. El partido Movimiento de Regeneración Nacional en Jalisco está fracturado, roto, dividido, confrontado, e incluso, hay quien lo califica de pulverizado. Y es que las distintas (también distantes) expresiones que lo conforman, parece que no logran ubicar un punto de encuentro que los unifique para hacer del polvo una sólida construcción.

La elección que definirá a inicios del próximo mes a su dirigente en el país, de algún modo podría ser el preámbulo para decantar, quiénes sí y cuáles no, podrán aspirar a liderar la segunda fuerza política de la entidad.

En lo personal creo que en la arena nacional sólo hay tres figuras con probabilidades reales para alcanzar el triunfo: Yeidckol Polenvsky, Mario Delgado y Alejandro Rojas. Sin embargo, también hay que decirlo, cualquier cosa puede ocurrir.

Lo cierto es quien logre la presidencia, uno de los desafíos más complejos será unificar a los morenistas del Estado, asunto, en verdad, bastante complicado.

Pero además de lo anterior, bien vale la pena considerar que uno de los factores que más ha deteriorado al partido en la localidad, es que la delegación y sus funcionarios obedecen a intereses que no coinciden con los principios de la Cuarta Transformación. Es preciso decir que la dependencia más importante de la federación, sostiene un extraño vínculo con la aristocracia naranja y que las subdelegaciones trabajan en favor de las alcaldías emecistas.

A lo anterior hay que agregar que los presidentes de extracción morenista del interior del Estado, han tenido que doblar las manos ante el amago del gobierno anaranjado, en el sentido de que no obtendrán recursos financieros para la ejecución de obras estratégicas para los municipios que gobiernan, si no se alinean a sus proyectos e instrucciones.

Sin duda, por otro lado, existe la necesidad de hacer un diagnóstico objetivo para conocer quiénes tienen una verdadera posibilidad de consumar la concordia entre los diferentes grupos; si algo ha dañado al partido del presidente López Obrador, es que ha prevalecido la imposición sobre la práctica democrática.

Morena debe asumir la responsabilidad histórica que tiene de cara a la población para recomponer el rumbo y enviar el mensaje de que cuenta con la capacidad de hacer buenos gobiernos. Sin embargo, tampoco se puede caer en el autoengaño; hasta hoy no ha podido significarse como una oposición bien articulada.

Así las cosas, sea Yeidckol Polenvsky, Mario Delgado o Alejandro Rojas, tendrá que hacer uso de todas sus capacidades y habilidades para coadyuvar a la edificación de un partido que está muy partido.

La integración de los morenistas jaliscienses para encontrar el mejor camino que los lleve a la instalación de un nuevo comité estatal, es un imperativo que tiene frente a sí Morena.

Línea 3 y las lecciones del AMLO

No podría dejar pasar la oportunidad de escribir sobre la nueva lección de política que vino a enseñarle el presidente López Obrador al ingeniero Enrique Alfaro, quien luego de su salida de la CONAGO y el bravo discurso que lanzó en las redes sociales sobre la defensa casi gloriosa del presupuesto para Jalisco, el sábado volvió a mostrarse nervioso ante la presencia de Andrés Manuel. Y es que tenemos a un presidente que ya entró en ritmo, mientras que el gobernador aún no se aprende ni la tonada.


***


Bien vale la pena considerar que uno de los factores que más ha deteriorado al partido en la localidad, es que la delegación y sus funcionarios obedecen a intereses que no coinciden con los principios de la Cuarta Transformación. Es preciso decir que la dependencia más importante de la federación, sostiene un extraño vínculo con la aristocracia naranja y que las subdelegaciones trabajan en favor de las alcaldías emecistas.

Lo he escrito con anterioridad. El partido Movimiento de Regeneración Nacional en Jalisco está fracturado, roto, dividido, confrontado, e incluso, hay quien lo califica de pulverizado. Y es que las distintas (también distantes) expresiones que lo conforman, parece que no logran ubicar un punto de encuentro que los unifique para hacer del polvo una sólida construcción.

La elección que definirá a inicios del próximo mes a su dirigente en el país, de algún modo podría ser el preámbulo para decantar, quiénes sí y cuáles no, podrán aspirar a liderar la segunda fuerza política de la entidad.

En lo personal creo que en la arena nacional sólo hay tres figuras con probabilidades reales para alcanzar el triunfo: Yeidckol Polenvsky, Mario Delgado y Alejandro Rojas. Sin embargo, también hay que decirlo, cualquier cosa puede ocurrir.

Lo cierto es quien logre la presidencia, uno de los desafíos más complejos será unificar a los morenistas del Estado, asunto, en verdad, bastante complicado.

Pero además de lo anterior, bien vale la pena considerar que uno de los factores que más ha deteriorado al partido en la localidad, es que la delegación y sus funcionarios obedecen a intereses que no coinciden con los principios de la Cuarta Transformación. Es preciso decir que la dependencia más importante de la federación, sostiene un extraño vínculo con la aristocracia naranja y que las subdelegaciones trabajan en favor de las alcaldías emecistas.

A lo anterior hay que agregar que los presidentes de extracción morenista del interior del Estado, han tenido que doblar las manos ante el amago del gobierno anaranjado, en el sentido de que no obtendrán recursos financieros para la ejecución de obras estratégicas para los municipios que gobiernan, si no se alinean a sus proyectos e instrucciones.

Sin duda, por otro lado, existe la necesidad de hacer un diagnóstico objetivo para conocer quiénes tienen una verdadera posibilidad de consumar la concordia entre los diferentes grupos; si algo ha dañado al partido del presidente López Obrador, es que ha prevalecido la imposición sobre la práctica democrática.

Morena debe asumir la responsabilidad histórica que tiene de cara a la población para recomponer el rumbo y enviar el mensaje de que cuenta con la capacidad de hacer buenos gobiernos. Sin embargo, tampoco se puede caer en el autoengaño; hasta hoy no ha podido significarse como una oposición bien articulada.

Así las cosas, sea Yeidckol Polenvsky, Mario Delgado o Alejandro Rojas, tendrá que hacer uso de todas sus capacidades y habilidades para coadyuvar a la edificación de un partido que está muy partido.

La integración de los morenistas jaliscienses para encontrar el mejor camino que los lleve a la instalación de un nuevo comité estatal, es un imperativo que tiene frente a sí Morena.

Línea 3 y las lecciones del AMLO

No podría dejar pasar la oportunidad de escribir sobre la nueva lección de política que vino a enseñarle el presidente López Obrador al ingeniero Enrique Alfaro, quien luego de su salida de la CONAGO y el bravo discurso que lanzó en las redes sociales sobre la defensa casi gloriosa del presupuesto para Jalisco, el sábado volvió a mostrarse nervioso ante la presencia de Andrés Manuel. Y es que tenemos a un presidente que ya entró en ritmo, mientras que el gobernador aún no se aprende ni la tonada.


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Bien vale la pena considerar que uno de los factores que más ha deteriorado al partido en la localidad, es que la delegación y sus funcionarios obedecen a intereses que no coinciden con los principios de la Cuarta Transformación. Es preciso decir que la dependencia más importante de la federación, sostiene un extraño vínculo con la aristocracia naranja y que las subdelegaciones trabajan en favor de las alcaldías emecistas.