/ miércoles 9 de diciembre de 2020

Millones de Mexicanos Felices

En nuestro país hay muchos miles de mexicanos felices, quienes debido precisamente a la situación de holgura y bienestar que disfrutan, se sienten conformes con la suerte que han tenido, y con la fortuna que han acumulado a base de su esfuerzo.

Y es no tiene nada de malo, sino al contrario, nos congratulamos de que tan alto número de connacionales, disfruten de lo mejor que pueda haber en el mundo.

El problema es que en esta misma nación hay decenas de millones de mexicanos en la pobreza, que lamentan la mala fortuna que el destino les ha deparado y ven que a su infortunada condición natural, se agregan los innegables problemas que les llegan de fuera.

Se sabe respecto a este mismo asunto, que el porcentaje de ricos en el país, es mayor que el que existe en buen número de países del mundo. Y esta desproporción es la que ha llamado la atención de los estudiosos y de quienes -aunque ustedes no lo crean- se preocupan en estos tiempos por los problemas sociales.

Pero antes de seguir adelante, debemos aclarar que si bien los mexicanos millonarios se cuentan por decenas de miles, los connacionales que sin llegar a tan altos niveles se encuentran en situación bonancible, son bastante más, por lo que puede considerarse que son algunos millones de ciudadanos los que seguramente se sienten satisfechos de su condición socio-económica.

Ahora bien, todo lo anterior viene al caso, para advertir una vez más que de acuerdo con la opinión de los expertos, para empezar a luchar por alcanzar una situación más equilibrada en el país, se requiere del acuerdo y el apoyo de la mayoría de los mexicanos.

Y es en este punto donde nos encontramos no sólo ahora, sino desde prácticamente hace algo así como 50 años: Buscando la fórmula para llegar a un acuerdo nacional, a un consenso sólido, a una convención justa, con la vista puesta en un modelo de desarrollo adecuado a nuestras necesidades. Los de arriba deben estar con los de abajo, porque también a ellos les conviene vivir en un país más justo, tranquilo y seguro. La paz económica y social es un valiosísimo bien común.

El problema es viejo, aunque hay quienes consideran que al paso de los años ha venido empeorando. Y es por eso que cada día se siente como que la situación está apretando más.

El cambio lo ven los intelectuales auténticos como necesario. Aunque los sofistas -intelectuales de membrete- se van a la cargada y prefieren una posición acomodaticia del lado de quienes prefieren que todo siga como está. Un gran pensador mexicano apuntaba que es más lucrativo mantenerse dentro del sistema, que ser independiente.

Por otro lado, es bueno aclarar que todo mundo está de acuerdo en que las mejoras a los planes de desarrollo deben realizarse con moderación, porque las revoluciones no se consideran propias de esta época. Los mexicanos confían plenamente en la vía pacífica, inteligente, moderna, consensuada, para poder salir de los problemas.

Y llegar a ese punto del acuerdo nacional, es en lo que consideran que se tiene que seguir trabajando: Un acuerdo entre todos los sectores, porque los marginados no podrían solos con todo el paquete. Y no se trata de que unos grupos se enfrenten a otros.

La idea que prevalece entre los observadores es que se necesita de la participación de la clase alta y de la clase baja -definitivamente de la mayoría de los mexicanos- para que en un ambiente de comprensión y apoyo se empiecen a divisar mejores horizontes.

* Periodista

En nuestro país hay muchos miles de mexicanos felices, quienes debido precisamente a la situación de holgura y bienestar que disfrutan, se sienten conformes con la suerte que han tenido, y con la fortuna que han acumulado a base de su esfuerzo.

Y es no tiene nada de malo, sino al contrario, nos congratulamos de que tan alto número de connacionales, disfruten de lo mejor que pueda haber en el mundo.

El problema es que en esta misma nación hay decenas de millones de mexicanos en la pobreza, que lamentan la mala fortuna que el destino les ha deparado y ven que a su infortunada condición natural, se agregan los innegables problemas que les llegan de fuera.

Se sabe respecto a este mismo asunto, que el porcentaje de ricos en el país, es mayor que el que existe en buen número de países del mundo. Y esta desproporción es la que ha llamado la atención de los estudiosos y de quienes -aunque ustedes no lo crean- se preocupan en estos tiempos por los problemas sociales.

Pero antes de seguir adelante, debemos aclarar que si bien los mexicanos millonarios se cuentan por decenas de miles, los connacionales que sin llegar a tan altos niveles se encuentran en situación bonancible, son bastante más, por lo que puede considerarse que son algunos millones de ciudadanos los que seguramente se sienten satisfechos de su condición socio-económica.

Ahora bien, todo lo anterior viene al caso, para advertir una vez más que de acuerdo con la opinión de los expertos, para empezar a luchar por alcanzar una situación más equilibrada en el país, se requiere del acuerdo y el apoyo de la mayoría de los mexicanos.

Y es en este punto donde nos encontramos no sólo ahora, sino desde prácticamente hace algo así como 50 años: Buscando la fórmula para llegar a un acuerdo nacional, a un consenso sólido, a una convención justa, con la vista puesta en un modelo de desarrollo adecuado a nuestras necesidades. Los de arriba deben estar con los de abajo, porque también a ellos les conviene vivir en un país más justo, tranquilo y seguro. La paz económica y social es un valiosísimo bien común.

El problema es viejo, aunque hay quienes consideran que al paso de los años ha venido empeorando. Y es por eso que cada día se siente como que la situación está apretando más.

El cambio lo ven los intelectuales auténticos como necesario. Aunque los sofistas -intelectuales de membrete- se van a la cargada y prefieren una posición acomodaticia del lado de quienes prefieren que todo siga como está. Un gran pensador mexicano apuntaba que es más lucrativo mantenerse dentro del sistema, que ser independiente.

Por otro lado, es bueno aclarar que todo mundo está de acuerdo en que las mejoras a los planes de desarrollo deben realizarse con moderación, porque las revoluciones no se consideran propias de esta época. Los mexicanos confían plenamente en la vía pacífica, inteligente, moderna, consensuada, para poder salir de los problemas.

Y llegar a ese punto del acuerdo nacional, es en lo que consideran que se tiene que seguir trabajando: Un acuerdo entre todos los sectores, porque los marginados no podrían solos con todo el paquete. Y no se trata de que unos grupos se enfrenten a otros.

La idea que prevalece entre los observadores es que se necesita de la participación de la clase alta y de la clase baja -definitivamente de la mayoría de los mexicanos- para que en un ambiente de comprensión y apoyo se empiecen a divisar mejores horizontes.

* Periodista