/ jueves 15 de noviembre de 2018

Migración con “M” de Miedo

Ante la crisis humanitaria por la que atraviesa Venezuela, dos millones 300 mil venezolanos se han visto forzados a huir de su país en los últimos años en busca de mejores condiciones de vida. El éxodo venezolano ha transitado principalmente hacia Colombia, Estados Unidos, Chile, Panamá, Argentina, Perú, Brasil, Ecuador y México. Esta oleada de personas en busca de asilo es ya considerada como el mayor movimiento migratorio del continente americano en la historia reciente.

De acuerdo con cifras de la Organización Internacional de Migrantes de la ONU, hasta abril del 2018 a México ingresaron 35,582 venezolanos, esto sin considerar a los migrantes en situación irregular o en tránsito. México por su colindancia con Estados Unidos, ha sido durante varias décadas un país de tránsito migratorio fundamental. De hecho, podría decirse que es uno de los nexos migratorios más importantes del mundo, por lo que extraña que hoy en día muchos mexicanos se escandalicen por el incremento en la afluencia de migrantes salvadoreños, hondureños y guatemaltecos en las caravanas migrantes.

Debemos entender una situación básica en los movimientos migratorios y es que existen países de paso o países que fungen como refugios temporales de los migrantes que buscan mejores oportunidades en otros países de mejores condiciones políticas, económicas y sociales. En 2017 el 28% de los migrantes en tránsito en México consideró como una opción establecerse en el país. Sin embargo, estas personas han sufrido distintos tipos de violencia durante su tránsito o estancia en México, e incluso algunos se ven forzados a regresar a sus países de origen o buscar otras alternativas. Por un lado algunos han sido víctimas de extorsión, violación, asaltos o se han convertido en presas del crimen organizado y por otro lado, otros han sido víctimas de las propias autoridades que los detienen y amagan con deportarlos a menos de que “se mochen”. De acuerdo a la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes en el año 2015, los cuerpos policíacos se llevaron más de $1,200 millones de pesos por este tipo de extorsiones.

Es decir, a las víctimas que huyen de la violencia, la pobreza y el mal Gobierno de sus países al arribar a México se confrontan con otra realidad igual de cruda, su refugio en este país ha sido por muchos años una apuesta muy arriesgada por conseguir mejores oportunidades. Y a esto, ahora sumemos el rechazo de miles de mexicanos que a la luz del tránsito de las caravanas migrantes en el país, han decidido tomar una postura frívola, individualista, discriminatoria y xenófoba.

Más allá del argumento de que nosotros mismos somos un país de migrantes, con 36 millones de personas de origen mexicano viviendo en Estados Unidos, lo que preocupa es la falta de empatía y humanidad hacia el prójimo. Este grado de intolerancia y desentendimiento es el ejemplo perfecto de cómo los seres humanos podemos llegar a sentirnos ajenos con otros seres humanos iguales a nosotros y todo por una construcción social y política que como sociedad nos hemos permitido creer.

¿Son realmente los migrantes una amenaza?, O ¿son nuestras mentes nubladas por las problemáticas sociales y políticas de México que día a día nos hacen sentir indignación, incertidumbre, inseguridad, impotencia y frustración las que nos limitan a creer lo peor del otro?

Tal vez esta sea una oportunidad para reconectarnos como seres humanos, para volver a la empatía y a la solidaridad que en muchos casos quizás sientan que se les han arrebatado. Voltear a ver a otros seres humanos en necesidad con ojos de amor y empatía podría ser la mejor oportunidad para cambiar los paradigmas que como sociedad nos están dividiendo.


Politóloga

Twitter: @gla_pem


Ante la crisis humanitaria por la que atraviesa Venezuela, dos millones 300 mil venezolanos se han visto forzados a huir de su país en los últimos años en busca de mejores condiciones de vida. El éxodo venezolano ha transitado principalmente hacia Colombia, Estados Unidos, Chile, Panamá, Argentina, Perú, Brasil, Ecuador y México. Esta oleada de personas en busca de asilo es ya considerada como el mayor movimiento migratorio del continente americano en la historia reciente.

De acuerdo con cifras de la Organización Internacional de Migrantes de la ONU, hasta abril del 2018 a México ingresaron 35,582 venezolanos, esto sin considerar a los migrantes en situación irregular o en tránsito. México por su colindancia con Estados Unidos, ha sido durante varias décadas un país de tránsito migratorio fundamental. De hecho, podría decirse que es uno de los nexos migratorios más importantes del mundo, por lo que extraña que hoy en día muchos mexicanos se escandalicen por el incremento en la afluencia de migrantes salvadoreños, hondureños y guatemaltecos en las caravanas migrantes.

Debemos entender una situación básica en los movimientos migratorios y es que existen países de paso o países que fungen como refugios temporales de los migrantes que buscan mejores oportunidades en otros países de mejores condiciones políticas, económicas y sociales. En 2017 el 28% de los migrantes en tránsito en México consideró como una opción establecerse en el país. Sin embargo, estas personas han sufrido distintos tipos de violencia durante su tránsito o estancia en México, e incluso algunos se ven forzados a regresar a sus países de origen o buscar otras alternativas. Por un lado algunos han sido víctimas de extorsión, violación, asaltos o se han convertido en presas del crimen organizado y por otro lado, otros han sido víctimas de las propias autoridades que los detienen y amagan con deportarlos a menos de que “se mochen”. De acuerdo a la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes en el año 2015, los cuerpos policíacos se llevaron más de $1,200 millones de pesos por este tipo de extorsiones.

Es decir, a las víctimas que huyen de la violencia, la pobreza y el mal Gobierno de sus países al arribar a México se confrontan con otra realidad igual de cruda, su refugio en este país ha sido por muchos años una apuesta muy arriesgada por conseguir mejores oportunidades. Y a esto, ahora sumemos el rechazo de miles de mexicanos que a la luz del tránsito de las caravanas migrantes en el país, han decidido tomar una postura frívola, individualista, discriminatoria y xenófoba.

Más allá del argumento de que nosotros mismos somos un país de migrantes, con 36 millones de personas de origen mexicano viviendo en Estados Unidos, lo que preocupa es la falta de empatía y humanidad hacia el prójimo. Este grado de intolerancia y desentendimiento es el ejemplo perfecto de cómo los seres humanos podemos llegar a sentirnos ajenos con otros seres humanos iguales a nosotros y todo por una construcción social y política que como sociedad nos hemos permitido creer.

¿Son realmente los migrantes una amenaza?, O ¿son nuestras mentes nubladas por las problemáticas sociales y políticas de México que día a día nos hacen sentir indignación, incertidumbre, inseguridad, impotencia y frustración las que nos limitan a creer lo peor del otro?

Tal vez esta sea una oportunidad para reconectarnos como seres humanos, para volver a la empatía y a la solidaridad que en muchos casos quizás sientan que se les han arrebatado. Voltear a ver a otros seres humanos en necesidad con ojos de amor y empatía podría ser la mejor oportunidad para cambiar los paradigmas que como sociedad nos están dividiendo.


Politóloga

Twitter: @gla_pem


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