/ martes 30 de julio de 2019

Mi héroe cambió su capa por unas alas de ángel

Quisiera tomarme la libertad de escribir esta columna en honor a mi padre; llevar su nombre y no seguir su profesión como Abogado es un legado de mucho peso y responsabilidad porque hasta su último día fue eso: mi ejemplo.

Mi padre siempre fue mi héroe, sabia el nombre de cada calle del centro de Guadalajara y su circulación, era mi GPS antes de que saliera la tecnología que te lleva a ese destino que programas. Me subí en vrias ocasiones a los camiones “verdes” y “amarillos” a los cuales para bajarte tenías que avisar al chofer jalando un lazo que terminaba en una campana; era el transporte de centavos la dejada.

Mi padre me llevaba a San Juan de los lagos, su tierra, la capital del mundo como le llamaba, ahí despachó mi abuelo 2 veces como presidente municipal y terminó siendo jefe de la policía, ahí en cada esquina, en cada lugar su nombre era conocido.

Mi padre tenía amigos donde fuera, creo que nunca necesitó abrir un Facebook porque salía de la oficina y siempre había con quien platicar, y ese alguien resultaba conocido de alguien con quien había coincidencia.

Mi padre fue un gran profesionista, presidente del colegio de abogados del foro de Jalisco, Vicepresidente del Foro nacional de colegios y Barras de Abogados, y su carrera estuvo llena de reconocimientos. Ahí aprendí el valor de prepararse y alcanzar las metas; pero no, yo quise medios de comunicación y mi padre me apoyó.

En los años 80, un dia en el centro me dijo que veríamos a un amigo suyo, el Director Jurídico de un periódico, era el OCCIDENTAL, ahí, su gran amigo el Lic. Antonio Jaime Sandoval me recibió y me dio un recorrido por ese edificio, conocí el oficio de reportero, editor, fotógrafo, los que hacían los encabezados y aquellas máquinas de escribir que formaban la impresión del periódico que recibíamos en casa cada mañana… mi padre fue un héroe, porque me acercó a los medios, y a uno en especial, donde me permiten seguir escribiendo.

Mi padre fue un Héroe, porque cuando realizaba su trabajo siempre tenia que decirle algo a sus clientes, incluso a quienes tenía que embargar por un adeudo, en aquellos años era el apoderado de firmas como Motomundo y Mueblerias Bertha, siempre decía: si no tienen no compren a crédito, Parecían patadas al pesebre, pero esa también fue una gran lección para mi; no compro a crédito.

Mi padre siempre quiso vivir en una sociedad correcta, donde la gente se ayudara, donde siempre persistiera el entendimiento y la conciliación… seguro lo heredé.

Mi padre fue padre de muchos, sobrinos que eran ahijados, hijos de amigos que buscaban en él un consejo, era compañero de charlas, de jugadas de dominó y de convivencia sana; siempre alegre, siempre humano, un líder en las oficinas.

Como su padre, el ejercicio del servicio público le permitía estar vivo, a sus 77 años era juez del registro civil en Zapopan, en las Aguilas, pero antes había pasado por otras oficinas donde hizo equipo de trabajo y ejerció su profesión con dignidad.

Mi padre es mi héroe que me enseñó la responsabilidad, a caminar siempre adelante no importando si había mal tiempo, me dio la oportunidad de pagar mis estudios en buenos colegios, de que formara una familia y que hasta su último día entre nosotros dio muestra de fortaleza, pasión y coraje por aferrarse a esta su vida; Estóico.

Quiero agradecer las muestras de cariño y aprecio, de atención y cuidados que le dieron en el CMNO, a la Doctora Luz Audina Mendoza, jefa de Neumología, a sus jóvenes médicos sub especialistas, a enfermeras, enfermeros, al propio delegado Marcelo Castillero, a Lupita Carrasco y a quienes se convirtieron en portadores de esperanza durante 2 dias entregando pasión y dedicación a Don Ramiro.

Papá, fue un gran honor, un privilegio ser tu hijo por 48 años, gracias por ser mi cómplice y mi gran maestro, dejándome en claro que tu partida en Paz es el reflejo del comportamiento que tuviste en vida.. me queda claro que no moriste, al contrario, Trascendiste! Y ahora estás aquí muy cerca de mi, y de mi madre, de tus hijos y nietos, disfrutando en otra dimensión de esa paz que diste y compartiste.

Gracias Papá… yo guardo esa capa que dejaste para tomar esas alas de Angel que hoy te hacen volar muy alto.

Mi padre no murió… trascendió.

Estoy seguro que esta columna le leerás desde donde estés viendo también a tu hijo escribir de su padre… Mi gran Héroe. Descansa Don Ramiro Escoto Escoto.


Quisiera tomarme la libertad de escribir esta columna en honor a mi padre; llevar su nombre y no seguir su profesión como Abogado es un legado de mucho peso y responsabilidad porque hasta su último día fue eso: mi ejemplo.

Mi padre siempre fue mi héroe, sabia el nombre de cada calle del centro de Guadalajara y su circulación, era mi GPS antes de que saliera la tecnología que te lleva a ese destino que programas. Me subí en vrias ocasiones a los camiones “verdes” y “amarillos” a los cuales para bajarte tenías que avisar al chofer jalando un lazo que terminaba en una campana; era el transporte de centavos la dejada.

Mi padre me llevaba a San Juan de los lagos, su tierra, la capital del mundo como le llamaba, ahí despachó mi abuelo 2 veces como presidente municipal y terminó siendo jefe de la policía, ahí en cada esquina, en cada lugar su nombre era conocido.

Mi padre tenía amigos donde fuera, creo que nunca necesitó abrir un Facebook porque salía de la oficina y siempre había con quien platicar, y ese alguien resultaba conocido de alguien con quien había coincidencia.

Mi padre fue un gran profesionista, presidente del colegio de abogados del foro de Jalisco, Vicepresidente del Foro nacional de colegios y Barras de Abogados, y su carrera estuvo llena de reconocimientos. Ahí aprendí el valor de prepararse y alcanzar las metas; pero no, yo quise medios de comunicación y mi padre me apoyó.

En los años 80, un dia en el centro me dijo que veríamos a un amigo suyo, el Director Jurídico de un periódico, era el OCCIDENTAL, ahí, su gran amigo el Lic. Antonio Jaime Sandoval me recibió y me dio un recorrido por ese edificio, conocí el oficio de reportero, editor, fotógrafo, los que hacían los encabezados y aquellas máquinas de escribir que formaban la impresión del periódico que recibíamos en casa cada mañana… mi padre fue un héroe, porque me acercó a los medios, y a uno en especial, donde me permiten seguir escribiendo.

Mi padre fue un Héroe, porque cuando realizaba su trabajo siempre tenia que decirle algo a sus clientes, incluso a quienes tenía que embargar por un adeudo, en aquellos años era el apoderado de firmas como Motomundo y Mueblerias Bertha, siempre decía: si no tienen no compren a crédito, Parecían patadas al pesebre, pero esa también fue una gran lección para mi; no compro a crédito.

Mi padre siempre quiso vivir en una sociedad correcta, donde la gente se ayudara, donde siempre persistiera el entendimiento y la conciliación… seguro lo heredé.

Mi padre fue padre de muchos, sobrinos que eran ahijados, hijos de amigos que buscaban en él un consejo, era compañero de charlas, de jugadas de dominó y de convivencia sana; siempre alegre, siempre humano, un líder en las oficinas.

Como su padre, el ejercicio del servicio público le permitía estar vivo, a sus 77 años era juez del registro civil en Zapopan, en las Aguilas, pero antes había pasado por otras oficinas donde hizo equipo de trabajo y ejerció su profesión con dignidad.

Mi padre es mi héroe que me enseñó la responsabilidad, a caminar siempre adelante no importando si había mal tiempo, me dio la oportunidad de pagar mis estudios en buenos colegios, de que formara una familia y que hasta su último día entre nosotros dio muestra de fortaleza, pasión y coraje por aferrarse a esta su vida; Estóico.

Quiero agradecer las muestras de cariño y aprecio, de atención y cuidados que le dieron en el CMNO, a la Doctora Luz Audina Mendoza, jefa de Neumología, a sus jóvenes médicos sub especialistas, a enfermeras, enfermeros, al propio delegado Marcelo Castillero, a Lupita Carrasco y a quienes se convirtieron en portadores de esperanza durante 2 dias entregando pasión y dedicación a Don Ramiro.

Papá, fue un gran honor, un privilegio ser tu hijo por 48 años, gracias por ser mi cómplice y mi gran maestro, dejándome en claro que tu partida en Paz es el reflejo del comportamiento que tuviste en vida.. me queda claro que no moriste, al contrario, Trascendiste! Y ahora estás aquí muy cerca de mi, y de mi madre, de tus hijos y nietos, disfrutando en otra dimensión de esa paz que diste y compartiste.

Gracias Papá… yo guardo esa capa que dejaste para tomar esas alas de Angel que hoy te hacen volar muy alto.

Mi padre no murió… trascendió.

Estoy seguro que esta columna le leerás desde donde estés viendo también a tu hijo escribir de su padre… Mi gran Héroe. Descansa Don Ramiro Escoto Escoto.