/ miércoles 17 de febrero de 2021

Mi amigo electorado ¿flaco y arrinconado?

Hay días que amanece uno de buen humor. Y por eso hoy voy a contarles la siguiente historia. Como hacía tiempo que no lo veía, fui a visitar a mi amigo Electorado. Y menuda sorpresa me llevé al encontrarlo en el rincón de un cuarto, flaco, demacrado, anémico, con todas las características de una persona olvidada.

La escena me resultó inesperada, pues últimamente había escuchado spots en que se afirmaba a voz en cuello que la acción del Electorado en Junio próximo puede decidir el destino del país y de todos quienes lo habitamos. Lo que me hacía suponer que para cumplir con tan importante compromiso, mi amigo “Elect” debía estar fuerte y gozando de plena salud.

Pero la realidad parecía ser otra, ya que mi abandonado compañero se veía en una situación lastimosa. El pelo sin arreglar, su ropa raída, su cuerpo flácido, a tal grado que parecía que una costilla se le encajaba en el hígado. “¿No te duele?” le pregunté. “Nomás cuando me río”, fue la respuesta.

Y tus amigos los políticos, ¿no han venido a verte? -le seguí preguntando-. Unos sí, pero otro no, contestó mi interpelado. Y en mi mente apareció la figura de un diablito, del tamaño de una cuarta, todo rojo, con tridente, su barba negra y puntiaguda, con una sonrisa burlesca, que decía: “Acuérdate que hay algunos que van al nopal sólo cuando tiene tunas”. Y aunque me resistí a creer la versión del infernal sujetillo, de todas formas la frase se quedó unos instantes repiqueteando en mi cabeza. Casi al mismo tiempo, recordé la novela “1984” en que George Orwell describe un mundo futuro e imaginario, en que el manejo de la opinión pública parece ser cosa natural. Pero bueno… no podemos olvidar que se trata de una novela. Y acá estamos en el mundo real.

Y fue en tras ese transe cuando reparé en el hecho de que mi amigo no solamente tiene nombre, sino también apellido, y que se primer nombre es ciertamente “Electorado”, pero su honorable apellido es “Ciudadano”, y esto es lo que muchas veces a algunos parece que se les olvida.

Es decir, que el Electorado y el Ciudadano son el mismo. Y si se le quiere pedir apoyo cuando funciona como el primero, hay quienes piensan que no estaría de más que se le atendiera cuando queda como el segundo.

Sin embargo, lo que vi ahora que estuve con mi amigo “Elect” fue que por estas fechas previas a Junio, se le están dando especiales atenciones e inclusive con frases halagadoras, partidos políticos le hacen la corte para poder conquistarlo y lograr que en la foto de Junio, pose de su lado.

Estando en esto, aparece de nuevo en la imaginación el diablito colorado y poniendo cara seria, con su mano como sosteniendo la barbilla, opina que todo este aparato que se monta para buscar la amistad y la buena voluntad de mi cuate “Elect”, no sería del todo necesaria si el resto del tiempo se le atendiera como ahora, ya que así, su buena disposición para ir a las urnas sería automática. La frase “amor con amor se paga” sería una realidad.

Sin embargo, parece que hasta ahora esto no ha sido totalmente así, ya que últimamente, la cita que “Elect” ha tenido con los comicios no ha sido atendida por completo y lo que llaman “abstencionismo” ha cobrado fuerza en los últimos tiempos. Ha de ser porque mi cuate, flacucho y hasta cierto punto debilucho, no ha tenido la misma energía que antes para responder al llamado que con tanto ahínco se le hace.

Pero bueno, la situación de hoy es la que ya medianamente describimos en las líneas anteriores, y los elogios a “my friend” Elect parece que a pesar de todo, están surtiendo algún efecto. Todo, de acuerdo con el axioma de que históricamente, el hombre es susceptible al buen trato. Aunque éste sea temporal y de palabra.

Vemos entonces que así, flaco, raído y todo, se acicala para cumplir con el compromiso que los grupos políticos le están recordando. Todo parece que acudirá fielmente a la cita, pues es tan noble que seguramente hasta cojeando, estaría de algún modo en las urnas que lo estarán aguardando. Y esperando una vez más que posteriormente le cumplan a él. Pues pese a lo que sucede y lo que pueda suceder, la esperanza es lo que muere al último.


Hay días que amanece uno de buen humor. Y por eso hoy voy a contarles la siguiente historia. Como hacía tiempo que no lo veía, fui a visitar a mi amigo Electorado. Y menuda sorpresa me llevé al encontrarlo en el rincón de un cuarto, flaco, demacrado, anémico, con todas las características de una persona olvidada.

La escena me resultó inesperada, pues últimamente había escuchado spots en que se afirmaba a voz en cuello que la acción del Electorado en Junio próximo puede decidir el destino del país y de todos quienes lo habitamos. Lo que me hacía suponer que para cumplir con tan importante compromiso, mi amigo “Elect” debía estar fuerte y gozando de plena salud.

Pero la realidad parecía ser otra, ya que mi abandonado compañero se veía en una situación lastimosa. El pelo sin arreglar, su ropa raída, su cuerpo flácido, a tal grado que parecía que una costilla se le encajaba en el hígado. “¿No te duele?” le pregunté. “Nomás cuando me río”, fue la respuesta.

Y tus amigos los políticos, ¿no han venido a verte? -le seguí preguntando-. Unos sí, pero otro no, contestó mi interpelado. Y en mi mente apareció la figura de un diablito, del tamaño de una cuarta, todo rojo, con tridente, su barba negra y puntiaguda, con una sonrisa burlesca, que decía: “Acuérdate que hay algunos que van al nopal sólo cuando tiene tunas”. Y aunque me resistí a creer la versión del infernal sujetillo, de todas formas la frase se quedó unos instantes repiqueteando en mi cabeza. Casi al mismo tiempo, recordé la novela “1984” en que George Orwell describe un mundo futuro e imaginario, en que el manejo de la opinión pública parece ser cosa natural. Pero bueno… no podemos olvidar que se trata de una novela. Y acá estamos en el mundo real.

Y fue en tras ese transe cuando reparé en el hecho de que mi amigo no solamente tiene nombre, sino también apellido, y que se primer nombre es ciertamente “Electorado”, pero su honorable apellido es “Ciudadano”, y esto es lo que muchas veces a algunos parece que se les olvida.

Es decir, que el Electorado y el Ciudadano son el mismo. Y si se le quiere pedir apoyo cuando funciona como el primero, hay quienes piensan que no estaría de más que se le atendiera cuando queda como el segundo.

Sin embargo, lo que vi ahora que estuve con mi amigo “Elect” fue que por estas fechas previas a Junio, se le están dando especiales atenciones e inclusive con frases halagadoras, partidos políticos le hacen la corte para poder conquistarlo y lograr que en la foto de Junio, pose de su lado.

Estando en esto, aparece de nuevo en la imaginación el diablito colorado y poniendo cara seria, con su mano como sosteniendo la barbilla, opina que todo este aparato que se monta para buscar la amistad y la buena voluntad de mi cuate “Elect”, no sería del todo necesaria si el resto del tiempo se le atendiera como ahora, ya que así, su buena disposición para ir a las urnas sería automática. La frase “amor con amor se paga” sería una realidad.

Sin embargo, parece que hasta ahora esto no ha sido totalmente así, ya que últimamente, la cita que “Elect” ha tenido con los comicios no ha sido atendida por completo y lo que llaman “abstencionismo” ha cobrado fuerza en los últimos tiempos. Ha de ser porque mi cuate, flacucho y hasta cierto punto debilucho, no ha tenido la misma energía que antes para responder al llamado que con tanto ahínco se le hace.

Pero bueno, la situación de hoy es la que ya medianamente describimos en las líneas anteriores, y los elogios a “my friend” Elect parece que a pesar de todo, están surtiendo algún efecto. Todo, de acuerdo con el axioma de que históricamente, el hombre es susceptible al buen trato. Aunque éste sea temporal y de palabra.

Vemos entonces que así, flaco, raído y todo, se acicala para cumplir con el compromiso que los grupos políticos le están recordando. Todo parece que acudirá fielmente a la cita, pues es tan noble que seguramente hasta cojeando, estaría de algún modo en las urnas que lo estarán aguardando. Y esperando una vez más que posteriormente le cumplan a él. Pues pese a lo que sucede y lo que pueda suceder, la esperanza es lo que muere al último.