/ martes 14 de mayo de 2019

México: la paradoja de la confianza

Carlos Anguiano


Avanza el tiempo y el Presidente Andrés Manuel López Obrador gobierna al país imponiendo su estilo directivo, su visión y sus principios. De eso se trata la elección democrática en las urnas. De darle el mandato y el poder a quien resulte ganador, de tomar las decisiones, ejecutando las acciones de acuerdo a su criterio, respetando la ley y sin abusos o excesos.

El marco legal acota y delimita los alcances de los actos presidenciales. Mientras no se violen esos límites, estamos dentro de lo legal, de lo ordinario.Comienzan a escucharse algunas voces desde la sociedad, que cuestionan su accionar, lanzando críticas y descalificaciones. Vale la pena recordar, que tiene derecho a hacerlo. Es usar su libertad de expresión, es disfrutar de sus derechos políticos. Pero no podemos negar que esas voces, hoy por hoy, con razón o sin razón, son expresión de una minoría social, aún en este momento, claramente visible.Ningún gobernante en el mundo goza de unanimidad en la calificación de sus actos de gobierno.

En cualquier país del mundo existe oposición. Y ello es algo que debe de existir siempre, pues genera competencia política, vigilancia a los actos del régimen, inhibe a la corrupción, motiva a generar buenos gobiernos y promueve que se den resultados positivos a los gobernantes y a sus funcionarios.Desde la primera mitad del siglo XX, en México nuestra democracia evoluciona y progresa sin intentos de permanecer en el gobierno más allá del periodo constitucional de 6 años que nuestras leyes establecen.

Esa es una de las piezas más sólidas de nuestro sistema político. Es la garantía más grande de que al paso de dicho tiempo, se renovará el gobierno, se evaluara al anterior y se modificaran planes, políticas públicas, programas y acciones, intentando ser mejores que los gobiernos anteriores. Por ahora, las voces en contra del Presidente son pocas y sus argumentos insuficientes.

La gente apoya que López Obrador lo intente, a su manera, con sus ideas. Se le tiene confianza.La confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones. La confianza depende en mayor parte de los siguientes factores: crear transparencia, demostrar lealtad, mejorar continuamente, aclarar expectativas, escuchar a todos, demostrar respeto, arreglar lo que está mal, confrontar la realidad, sostener los compromisos, hablar en forma directa, mantener la integridad y obtener resultados.La confianza es dura, real y cuantificable.

Puede ser creada o destruida y en algunos casos, podría llegar a ser restablecida. Depende en mucho de la percepción y de que ésta no se vea influida por desilusión, engaño, ilegalidad, corrupción o errores injustificables. No debe perderse de vista la paradoja de la confianza que revela la complejidad de la realidad: para ganarla, es lento y difícil; para perderla, puede ser súbito y sencillo.En México nuestra sociedad está nerviosa.

En la memoria colectiva no existen demasiados casos de éxito como para confiar en los políticos, más sin embargo, esta transición democrática que vivimos, viene acompañada de grandes dosis de confianza. No es suficiente para mejorar nuestra calidad de vida y no significa que haya ya resultados visibles o logros tangibles. Expresa simplemente un momento de esperanza, un deseo aun insatisfecho de que las cosas cambien y que se hagan de manera diferente a los gobiernos anteriores. Por ahora, esto ha sido suficiente e incluso ha incorporado adeptos nuevos, que no votaron por López Obrador, pero comparten el ideal de cambio y la apuesta de una nueva forma de gobernar.Espero que al paso del tiempo se conserve y se acompañe de logros y resultados de gobierno que vuelvan racional el juicio y la aprobación presidencial. Eso nos convendría a todos. Significaría que vamos por el buen camino.

Carlos Anguiano


Avanza el tiempo y el Presidente Andrés Manuel López Obrador gobierna al país imponiendo su estilo directivo, su visión y sus principios. De eso se trata la elección democrática en las urnas. De darle el mandato y el poder a quien resulte ganador, de tomar las decisiones, ejecutando las acciones de acuerdo a su criterio, respetando la ley y sin abusos o excesos.

El marco legal acota y delimita los alcances de los actos presidenciales. Mientras no se violen esos límites, estamos dentro de lo legal, de lo ordinario.Comienzan a escucharse algunas voces desde la sociedad, que cuestionan su accionar, lanzando críticas y descalificaciones. Vale la pena recordar, que tiene derecho a hacerlo. Es usar su libertad de expresión, es disfrutar de sus derechos políticos. Pero no podemos negar que esas voces, hoy por hoy, con razón o sin razón, son expresión de una minoría social, aún en este momento, claramente visible.Ningún gobernante en el mundo goza de unanimidad en la calificación de sus actos de gobierno.

En cualquier país del mundo existe oposición. Y ello es algo que debe de existir siempre, pues genera competencia política, vigilancia a los actos del régimen, inhibe a la corrupción, motiva a generar buenos gobiernos y promueve que se den resultados positivos a los gobernantes y a sus funcionarios.Desde la primera mitad del siglo XX, en México nuestra democracia evoluciona y progresa sin intentos de permanecer en el gobierno más allá del periodo constitucional de 6 años que nuestras leyes establecen.

Esa es una de las piezas más sólidas de nuestro sistema político. Es la garantía más grande de que al paso de dicho tiempo, se renovará el gobierno, se evaluara al anterior y se modificaran planes, políticas públicas, programas y acciones, intentando ser mejores que los gobiernos anteriores. Por ahora, las voces en contra del Presidente son pocas y sus argumentos insuficientes.

La gente apoya que López Obrador lo intente, a su manera, con sus ideas. Se le tiene confianza.La confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones. La confianza depende en mayor parte de los siguientes factores: crear transparencia, demostrar lealtad, mejorar continuamente, aclarar expectativas, escuchar a todos, demostrar respeto, arreglar lo que está mal, confrontar la realidad, sostener los compromisos, hablar en forma directa, mantener la integridad y obtener resultados.La confianza es dura, real y cuantificable.

Puede ser creada o destruida y en algunos casos, podría llegar a ser restablecida. Depende en mucho de la percepción y de que ésta no se vea influida por desilusión, engaño, ilegalidad, corrupción o errores injustificables. No debe perderse de vista la paradoja de la confianza que revela la complejidad de la realidad: para ganarla, es lento y difícil; para perderla, puede ser súbito y sencillo.En México nuestra sociedad está nerviosa.

En la memoria colectiva no existen demasiados casos de éxito como para confiar en los políticos, más sin embargo, esta transición democrática que vivimos, viene acompañada de grandes dosis de confianza. No es suficiente para mejorar nuestra calidad de vida y no significa que haya ya resultados visibles o logros tangibles. Expresa simplemente un momento de esperanza, un deseo aun insatisfecho de que las cosas cambien y que se hagan de manera diferente a los gobiernos anteriores. Por ahora, esto ha sido suficiente e incluso ha incorporado adeptos nuevos, que no votaron por López Obrador, pero comparten el ideal de cambio y la apuesta de una nueva forma de gobernar.Espero que al paso del tiempo se conserve y se acompañe de logros y resultados de gobierno que vuelvan racional el juicio y la aprobación presidencial. Eso nos convendría a todos. Significaría que vamos por el buen camino.

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