/ lunes 4 de mayo de 2020

Más de lo mismo

“No somos iguales, no somos lo mismo, no nos comparen…” Repite como mantra el presidente, refiriéndose a la terrible corrupción del que este país ha sido presa por muchos años. López Obrador hace bien en enarbolar esa bandera, sin embargo sus acciones van en dirección contraria a sus frases. No se cansa de repetir que “las escaleras se barren de arriba hacia abajo” y que el presidente sabe todo lo que ocurre dentro de su gobierno. Si estos dichos son ciertos, dejan grandes dudas al respecto.

En este tenor, pareciera que el gobierno de la 4T aprovecha la pandemia, por un lado, para realizar triquiñuelas con tintes autocráticos, como la iniciativa a la reforma de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, donde es una clara dilución de la separación de Poderes y con el que asegura la conclusión de la obras que tiene en su agenda. Por otro lado para adjudicar contratos millonarios con evidentes conflictos de interés, como el destinado al hijo de Manuel Bartlett, quien participa como miembro del gabinete de AMLO, siendo el titular de la CFE, León M. Bartlett, dueño de Cyber Robotics Solutions quien ha recibido contratos en distintas dependencias (IMSS, ISSSTE, SEMAR y SEDENA) hasta por un monto aproximado de 162 MDP, según datos publicados en el Washington Post.

Existe una serie de incongruencias dentro de la 4T, tales como asignar un contrato de 31 millones de pesos por 20 ventiladores respiratorios (solo en el IMSS Hidalgo) al hijo de quien hace poco se le investigó por amasar una fortuna inexplicable pero que, desde la Secretaría de la Función Pública (SFP), se dijo que todo es correcto y legal; utilizar para casi todas las adquisiciones el método de -adjudicación directa-, en lugar de licitaciones abiertas (algo que se criticó mucho en gobiernos anteriores); la compra de estos ventiladores con claro sobreprecio (1’550,000 c/u) y; usar la emergencia sanitaria para ocultar actos de corrupción.

Se tendrá que exigir transparencia y rendición de cuentas en este proceso, así como poner candados para las compras subsecuentes, porque si bien podemos observar que la bandera anticorrupción de la 4T cada día van en descenso, la ciudadanía no podemos quedarnos de brazos cruzados. Más allá de que la SFP comience una investigación y el titular del IMSS defienda esta compra aludiendo que lo hizo “para salvar vidas”, también se tendrá que inhabilitar a aquellas empresas del rubro sanitario que quieran hacer su “agosto” sacando ventaja de los tiempos difíciles en los que nos encontramos.

El combate a la corrupción y la impunidad es una deuda histórica con la ciudadanía y una pelea que debemos de dar todas y todos, cuantimás desde el servicio público. Sin embargo, al gobierno de la cuarta transformación se le ha olvidado que fue la razón principal por la que fueron votados y ahora, es inevitable hacer todo tipo de comparaciones con los gobiernos anteriores, mismos que dejaron huella precisamente gracias a la corrupción. Al parecer sí son más de lo mismo.

“No somos iguales, no somos lo mismo, no nos comparen…” Repite como mantra el presidente, refiriéndose a la terrible corrupción del que este país ha sido presa por muchos años. López Obrador hace bien en enarbolar esa bandera, sin embargo sus acciones van en dirección contraria a sus frases. No se cansa de repetir que “las escaleras se barren de arriba hacia abajo” y que el presidente sabe todo lo que ocurre dentro de su gobierno. Si estos dichos son ciertos, dejan grandes dudas al respecto.

En este tenor, pareciera que el gobierno de la 4T aprovecha la pandemia, por un lado, para realizar triquiñuelas con tintes autocráticos, como la iniciativa a la reforma de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, donde es una clara dilución de la separación de Poderes y con el que asegura la conclusión de la obras que tiene en su agenda. Por otro lado para adjudicar contratos millonarios con evidentes conflictos de interés, como el destinado al hijo de Manuel Bartlett, quien participa como miembro del gabinete de AMLO, siendo el titular de la CFE, León M. Bartlett, dueño de Cyber Robotics Solutions quien ha recibido contratos en distintas dependencias (IMSS, ISSSTE, SEMAR y SEDENA) hasta por un monto aproximado de 162 MDP, según datos publicados en el Washington Post.

Existe una serie de incongruencias dentro de la 4T, tales como asignar un contrato de 31 millones de pesos por 20 ventiladores respiratorios (solo en el IMSS Hidalgo) al hijo de quien hace poco se le investigó por amasar una fortuna inexplicable pero que, desde la Secretaría de la Función Pública (SFP), se dijo que todo es correcto y legal; utilizar para casi todas las adquisiciones el método de -adjudicación directa-, en lugar de licitaciones abiertas (algo que se criticó mucho en gobiernos anteriores); la compra de estos ventiladores con claro sobreprecio (1’550,000 c/u) y; usar la emergencia sanitaria para ocultar actos de corrupción.

Se tendrá que exigir transparencia y rendición de cuentas en este proceso, así como poner candados para las compras subsecuentes, porque si bien podemos observar que la bandera anticorrupción de la 4T cada día van en descenso, la ciudadanía no podemos quedarnos de brazos cruzados. Más allá de que la SFP comience una investigación y el titular del IMSS defienda esta compra aludiendo que lo hizo “para salvar vidas”, también se tendrá que inhabilitar a aquellas empresas del rubro sanitario que quieran hacer su “agosto” sacando ventaja de los tiempos difíciles en los que nos encontramos.

El combate a la corrupción y la impunidad es una deuda histórica con la ciudadanía y una pelea que debemos de dar todas y todos, cuantimás desde el servicio público. Sin embargo, al gobierno de la cuarta transformación se le ha olvidado que fue la razón principal por la que fueron votados y ahora, es inevitable hacer todo tipo de comparaciones con los gobiernos anteriores, mismos que dejaron huella precisamente gracias a la corrupción. Al parecer sí son más de lo mismo.