/ viernes 14 de enero de 2022

Macro-medio Periférico

Tuve el honor de conocer al exgobernador Francisco Medina Ascencio en una conferencia impartida a la primera generación de estudiantes de la Maestría en Investigación Arquitectónica invitado por su amigo Bruno Cadore y Marcolongo, coordinador de dicho programa. De él aprendí lo que en el servicio público se pregona: que se pueden tomar decisiones técnicamente sustentables asesorados por los profesionales apropiados.

En esa charla narró su corresponsabilidad para impulsar la fundación, como destino turístico, de Puerto Vallarta. Pero más me impresionó su modestia para reconocer los obstáculos de entonces para trazar e iniciar el “anillo periférico de Guadalajara” que nunca se terminó, como hasta hace poco resultó claro, y resultó difícil entonces el segmento ocupado por los fraccionamientos Rancho Nuevo y Lomas del Paraíso en el lado norte de sus intersecciones con la Calzada Independencia.

Entre 1964, en que Guadalajara alcanzó un millón de habitantes y 1970 en el sexenio de Medina Ascencio, el Periférico parecía una Avenida suburbana poco utilizada por lo que la mayoría no se habían dado cuenta de que ni el presupuesto, ni el sexenio, alcanzarían para cerrar su trazo en los municipios de Tlaquepaque y Tonalá. Y todavía sigue así.

A más de sesenta años de esa visionaria idea y los intentos modernizadores de otros gobernadores como Enrique Álvarez del Castillo con la Calzada Lázaro Cárdenas; Guillermo Cosío Vidaurri con la primera línea del Tren Ligero, hasta Alberto Orozco Romero con la apertura de la Avenida del Federalismo, pocos gobiernos han puesto la vista hacia el futuro inevitable del Área Metropolitana de Guadalajara.

Esa debería ser la principal razón para reconocer el esfuerzo institucional del actual Gobernador Enrique Alfaro Ramírez para dar un paso en la conclusión de ese antiguo proyecto urbano, hoy atiborrado e insuficiente en una Megalopolis donde las carencias generadas por la gentrificación y creciente desigualdad en nuestra ciudad se hacen cada vez mas visibles cuando observamos corredores comerciales de alta plusvalía como la Avenida López Mateos Sur en un municipio convertido en dormitorio proletario donde casi un millón de ciudadanos se juegan la vida todos los días para trasladarse hasta por 4 horas desde sus poblados sin conectividad, ni banquetas y mucho menos un transporte digno y eficiente en una región atiborrada de decenas de miles de viviendas abandonadas junto a tiraderos del crimen donde la delincuencia ha identificado la ausencia, insuficiencia e ineficiencia de sus sistemas de vigilancia y contención.

Por donde quiera que lo veamos, sin la carga fiscal y política que significó la instauración de la Línea 3 del Tren Eléctrico para el gobierno inmediato anterior, este pequeño paso tendría que concatenarse con otras decisiones urbanísticamente trascedentes, ahora con menos tiempo cada vez.

Consolidar y cerrar, como sea, con rutas alimentadoras pero gratuitas; equipar el macroperiférico; iniciar la Línea 4 del Tren Eléctrico hacia Tlajomulco y ampliar las principales vías de acceso al Área Metropolitana de Guadalajara desde Chapala, Tequila, Tesistán, Zapotlanejo y Acatlán. Sólo entonces podríamos tener un panorama urbano mas sustentable para nuestra ciudad.

* Academico de la Universidad de Guadalajara

*** FRASE

Esa debería ser la principal razón para reconocer el esfuerzo institucional del actual Gobernador Enrique Alfaro Ramírez para dar un paso en la conclusión de ese antiguo proyecto urbano, hoy atiborrado e insuficiente en una Megalópolis donde las carencias generadas por la gentrificación y creciente desigualdad en nuestra ciudad se hacen cada vez más visibles.

Tuve el honor de conocer al exgobernador Francisco Medina Ascencio en una conferencia impartida a la primera generación de estudiantes de la Maestría en Investigación Arquitectónica invitado por su amigo Bruno Cadore y Marcolongo, coordinador de dicho programa. De él aprendí lo que en el servicio público se pregona: que se pueden tomar decisiones técnicamente sustentables asesorados por los profesionales apropiados.

En esa charla narró su corresponsabilidad para impulsar la fundación, como destino turístico, de Puerto Vallarta. Pero más me impresionó su modestia para reconocer los obstáculos de entonces para trazar e iniciar el “anillo periférico de Guadalajara” que nunca se terminó, como hasta hace poco resultó claro, y resultó difícil entonces el segmento ocupado por los fraccionamientos Rancho Nuevo y Lomas del Paraíso en el lado norte de sus intersecciones con la Calzada Independencia.

Entre 1964, en que Guadalajara alcanzó un millón de habitantes y 1970 en el sexenio de Medina Ascencio, el Periférico parecía una Avenida suburbana poco utilizada por lo que la mayoría no se habían dado cuenta de que ni el presupuesto, ni el sexenio, alcanzarían para cerrar su trazo en los municipios de Tlaquepaque y Tonalá. Y todavía sigue así.

A más de sesenta años de esa visionaria idea y los intentos modernizadores de otros gobernadores como Enrique Álvarez del Castillo con la Calzada Lázaro Cárdenas; Guillermo Cosío Vidaurri con la primera línea del Tren Ligero, hasta Alberto Orozco Romero con la apertura de la Avenida del Federalismo, pocos gobiernos han puesto la vista hacia el futuro inevitable del Área Metropolitana de Guadalajara.

Esa debería ser la principal razón para reconocer el esfuerzo institucional del actual Gobernador Enrique Alfaro Ramírez para dar un paso en la conclusión de ese antiguo proyecto urbano, hoy atiborrado e insuficiente en una Megalopolis donde las carencias generadas por la gentrificación y creciente desigualdad en nuestra ciudad se hacen cada vez mas visibles cuando observamos corredores comerciales de alta plusvalía como la Avenida López Mateos Sur en un municipio convertido en dormitorio proletario donde casi un millón de ciudadanos se juegan la vida todos los días para trasladarse hasta por 4 horas desde sus poblados sin conectividad, ni banquetas y mucho menos un transporte digno y eficiente en una región atiborrada de decenas de miles de viviendas abandonadas junto a tiraderos del crimen donde la delincuencia ha identificado la ausencia, insuficiencia e ineficiencia de sus sistemas de vigilancia y contención.

Por donde quiera que lo veamos, sin la carga fiscal y política que significó la instauración de la Línea 3 del Tren Eléctrico para el gobierno inmediato anterior, este pequeño paso tendría que concatenarse con otras decisiones urbanísticamente trascedentes, ahora con menos tiempo cada vez.

Consolidar y cerrar, como sea, con rutas alimentadoras pero gratuitas; equipar el macroperiférico; iniciar la Línea 4 del Tren Eléctrico hacia Tlajomulco y ampliar las principales vías de acceso al Área Metropolitana de Guadalajara desde Chapala, Tequila, Tesistán, Zapotlanejo y Acatlán. Sólo entonces podríamos tener un panorama urbano mas sustentable para nuestra ciudad.

* Academico de la Universidad de Guadalajara

*** FRASE

Esa debería ser la principal razón para reconocer el esfuerzo institucional del actual Gobernador Enrique Alfaro Ramírez para dar un paso en la conclusión de ese antiguo proyecto urbano, hoy atiborrado e insuficiente en una Megalópolis donde las carencias generadas por la gentrificación y creciente desigualdad en nuestra ciudad se hacen cada vez más visibles.