/ jueves 21 de enero de 2021

Los tianguis: ¿un mal necesario?

Como estudiante de arquitectura me interesé siempre de el análisis crítico de la ciudad de Guadalajara, en la que he vivido desde que nací, y siempre he creido que el mayor confort urbano es el que ofrecen los barrios tradicionales. Me refiero a Anhalco, sus templos, sus escuelas y, por supuesto, el mercado municipal de San Sebastián.

Lo mismo podría describir en los barrios de Mexcicaltzingo, Santa Tere, Capilla de Jesús, Mezquitán, San Andrés, San Juan de Dios o Huentitán y, por lo miso, la aparición de múltiples mercadeos eventuales o “tianguis” los he tenido que aceptar como una moderna tradición a pesar de las molestias observadas para circular determinados días en importantes polígonos urbanos aún cuando ya existen algunos centros de abasto de la población vecina de esos lugares como el de los domingos en el barrio de Santa Teresita, San Antonio, La Normal, San Judas Tadeo o el, probablemente, tianguis más largo de América, El Baratillo.

Sin embargo, a esa simbiosis entre tradición y abastecimiento urbano barrial, habría que incorporar la causa principal de su proliferación, no sólo en el primer cuadro de la ciudad sino prácticamente en todas las regiones del Área Metropolitana de Guadalajara incluídas las áreas marginadas o gentrificadas surgidas en la expulsión de la población hacia la periferia, en las cuales no fueron ni planificadas ni provistas, la infraestructura para el abasto poblacional en la mayoría de los barrios.

No obstante, es innegable la visión cultural que suele acompañar a este mercadeo en prácticamente todo el territorio de nuestro país e inevitablemente remitirse a los orígenes mismos de la concentración poblacional en la gran Tenochtitlan cuando al mercado de Tlatelolco solían arribar hasta 1 millón de habitantes de la región central del basto territorio Mexica. Tan importante referencia se ha hecho en los anales de la historia prehispánica de nuestro país que en su artículo “El Comercio Tradicional en la Zona Metropolitana de Guadalajara México, el caso de los tianguis”, el Dr. En Economía Rural y profesor investigador de la Universidad de Guadalajara Víctor Castillo dijo “… el desarrollo de los tianguis también significa una solución pragmática para la venta de productos artesanales producidos por los mismos comerciantes o adquiridos directamente de pequeños productores, por un lado y, por el otro lado, para la comercialización de ciertos productos que los distribuidores particularmente los mayoristas, no pueden vender a través de otros canales…”

En ese mismo trabajo de investigación Castillo hace referencia al número de tianguis en la Zona Metropolitana de Guadalajara: Guadalajara con 141 y 47 mil tianguistas; Zapopan con 69 tianguis y 17,678 tianguistas; Tlaquepaque 42 con 8,170 vendedores; y Tonalá con 36 mercados eventuales y 1,516 tianguistas. Lo cual nos arroja cifras totales de 288 tianguis con 74,424 tianguistas. Para darnos una idea del tamaño del factor económico tanto para vendedores como para la gran población que encuentra en estos centros de abasto un mercadeo más accesible y barato pero también, no se puede negar un polígono vial colapsado y de concentración de desperdicios e inseguridad, al final y durante la jornada semanal.

Así que el estudio integral del fenómeno de la vendimia popular y barrial conocida como tianguis, debe ser analizada en todos sus factores socioculturales y de rezago en la inversión pública del estado en el AMG.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com

Como estudiante de arquitectura me interesé siempre de el análisis crítico de la ciudad de Guadalajara, en la que he vivido desde que nací, y siempre he creido que el mayor confort urbano es el que ofrecen los barrios tradicionales. Me refiero a Anhalco, sus templos, sus escuelas y, por supuesto, el mercado municipal de San Sebastián.

Lo mismo podría describir en los barrios de Mexcicaltzingo, Santa Tere, Capilla de Jesús, Mezquitán, San Andrés, San Juan de Dios o Huentitán y, por lo miso, la aparición de múltiples mercadeos eventuales o “tianguis” los he tenido que aceptar como una moderna tradición a pesar de las molestias observadas para circular determinados días en importantes polígonos urbanos aún cuando ya existen algunos centros de abasto de la población vecina de esos lugares como el de los domingos en el barrio de Santa Teresita, San Antonio, La Normal, San Judas Tadeo o el, probablemente, tianguis más largo de América, El Baratillo.

Sin embargo, a esa simbiosis entre tradición y abastecimiento urbano barrial, habría que incorporar la causa principal de su proliferación, no sólo en el primer cuadro de la ciudad sino prácticamente en todas las regiones del Área Metropolitana de Guadalajara incluídas las áreas marginadas o gentrificadas surgidas en la expulsión de la población hacia la periferia, en las cuales no fueron ni planificadas ni provistas, la infraestructura para el abasto poblacional en la mayoría de los barrios.

No obstante, es innegable la visión cultural que suele acompañar a este mercadeo en prácticamente todo el territorio de nuestro país e inevitablemente remitirse a los orígenes mismos de la concentración poblacional en la gran Tenochtitlan cuando al mercado de Tlatelolco solían arribar hasta 1 millón de habitantes de la región central del basto territorio Mexica. Tan importante referencia se ha hecho en los anales de la historia prehispánica de nuestro país que en su artículo “El Comercio Tradicional en la Zona Metropolitana de Guadalajara México, el caso de los tianguis”, el Dr. En Economía Rural y profesor investigador de la Universidad de Guadalajara Víctor Castillo dijo “… el desarrollo de los tianguis también significa una solución pragmática para la venta de productos artesanales producidos por los mismos comerciantes o adquiridos directamente de pequeños productores, por un lado y, por el otro lado, para la comercialización de ciertos productos que los distribuidores particularmente los mayoristas, no pueden vender a través de otros canales…”

En ese mismo trabajo de investigación Castillo hace referencia al número de tianguis en la Zona Metropolitana de Guadalajara: Guadalajara con 141 y 47 mil tianguistas; Zapopan con 69 tianguis y 17,678 tianguistas; Tlaquepaque 42 con 8,170 vendedores; y Tonalá con 36 mercados eventuales y 1,516 tianguistas. Lo cual nos arroja cifras totales de 288 tianguis con 74,424 tianguistas. Para darnos una idea del tamaño del factor económico tanto para vendedores como para la gran población que encuentra en estos centros de abasto un mercadeo más accesible y barato pero también, no se puede negar un polígono vial colapsado y de concentración de desperdicios e inseguridad, al final y durante la jornada semanal.

Así que el estudio integral del fenómeno de la vendimia popular y barrial conocida como tianguis, debe ser analizada en todos sus factores socioculturales y de rezago en la inversión pública del estado en el AMG.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com