/ martes 3 de agosto de 2021

Los perdedores de la primera Consulta Popular

Monserrat Pérez Cisneros

Después de una jornada de recepción de votación con el 99.98% de mesas receptoras instaladas y apenas 476 incidencias reportadas, la primera consulta popular a nivel nacional fue un éxito desde el ámbito de su ejecución por parte del Instituto Nacional Electoral. Hablando de sus resultados, el veredicto no es el mismo.

Tal como se esperaba, y según el cómputo del INE, que a la mañana del lunes reportaba ya el 98.86% de actas computadas, la participación de la consulta alcanzó apenas entre el 7 y 7.1% de los inscritos en la lista nominal, con cerca de 6 millones de personas que asistieron a votar este domingo, una cifra muy lejana a la requerida del 40% de inscritos en la lista nominal para que los resultados de la consulta fueran vinculantes.

Aun cuando de acuerdo al mismo cómputo oficial, el “sí” habría arrasado con 97.73% de los votos, el abstencionismo fue también un participante en la consulta, pues la opinión pública no se dividía únicamente entre quienes estuvieran a favor de esclarecer las decisiones políticas del pasado – juzgar ex presidentes – o en contra, sino que estaban también quienes se oponían a la propia consulta siendo utilizada para fines de golpeteo político, y ante la trampa que representaba la redacción de la pregunta, la gente entendió que la forma de expresar su rechazo al ejercicio en sí mismo, era no asistir a votar.

Es así, que cuando Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, declara en una serie de tweets que ganó el sí, y que “el clamor de justicia de la gente superó enormemente el no”, no toma en cuenta, porque no quiere hacerlo, que la consulta fue probablemente, de los peores fracasos de movilización para Morena y para el Presidente López Obrador.

Sin embargo, aunque así lo quisiéramos, Morena y aliados no son los únicos perdedores en este pasaje de la historia política mexicana, los colectivos de víctimas, el erario, los mecanismos de participación ciudadana, y los mexicanos, por consiguiente, son quienes terminarán injustamente pagando los platos rotos de una consulta tropezada desde sus inicios.

Luego de que el ministro Arturo Zaldívar, aclarara en octubre pasado que la consulta no tendría efectos vinculantes ni para la Fiscalía General de la República ni para el Poder Judicial, por lo que ningún juicio podría derivarse de sus resultados, fue él mismo quien planteó la posibilidad de que este ejercicio impulsara la creación de comisiones de la verdad u otro tipo de procedimientos encaminados a garantizar los derechos de las víctimas de decisiones políticas del pasado, como es el caso de las víctimas de Ayotzinapa o los familiares de desaparecidos y asesinados tras la guerra contra el narco de Calderón. En respuesta, y con la esperanza de lograr ese objetivo, el Ejército Zapatista y colectivos de víctimas por todo el país, se apropiaron de la consulta y articularon movilizaciones a nivel nacional para llamar al voto. Con lo que no contaban estos colectivos, es que en la discusión, como ya explicamos, estaban presentes otros varios factores desde su planteamiento, que distrajeron la discusión hacia lo político y obstaculizaron que en el imaginario colectivo se entendiera la consulta con ese fin en pro de las víctimas.

A pesar de no haber logrado la participación de al menos el 40% de la lista nominal, el ex diputado y ahora dirigente de Morena, Mario Delgado, aseguró que tras el triunfo del “sí”, impulsarán – suponemos que él y los miembros de su partido desde sus respectivas trincheras en el Congreso y en el Ejecutivo Federal – el establecimiento de un tribunal del pueblo que incluiría “una comisión de la verdad de la mano con las víctimas y una comisión contra la impunidad de los crímenes económicos del liberalismo”, que aunque queda por ver si termina de materializarse, reitera lo que tantas veces se dijo sobre esta consulta, si existía voluntad política, no era necesaria una consulta que implicara un costo de 528 millones al erario, para impulsar este tipo de mecanismos de restitución y justicia para las víctimas.

En un saldo final, el balance de este ejercicio es negativo, pues desde la perspectiva de quien escribe, dado que no se logró el mínimo de participación y no quedan claros los pasos siguientes, el costo del ejercicio y el antecedente fallido que ahora marca al mecanismo, terminan por no valer la pena.

* Especialista en Comunicación Política

*** FRASES

Aun cuando de acuerdo al mismo cómputo oficial, el “sí” habría arrasado con 97.73% de los votos, el abstencionismo fue también un participante en la consulta, pues la opinión pública no se dividía únicamente entre quienes estuvieran a favor de esclarecer las decisiones políticas del pasado – juzgar ex presidentes – o en contra, sino que estaban también quienes se oponían a la propia consulta.

A pesar de no haber logrado la participación de al menos el 40% de la lista nominal, el ex diputado y ahora dirigente de Morena, Mario Delgado, aseguró que tras el triunfo del “sí”, impulsarán – suponemos que él y los miembros de su partido desde sus respectivas trincheras en el Congreso y en el Ejecutivo Federal – el establecimiento de un tribunal del pueblo.

Monserrat Pérez Cisneros

Después de una jornada de recepción de votación con el 99.98% de mesas receptoras instaladas y apenas 476 incidencias reportadas, la primera consulta popular a nivel nacional fue un éxito desde el ámbito de su ejecución por parte del Instituto Nacional Electoral. Hablando de sus resultados, el veredicto no es el mismo.

Tal como se esperaba, y según el cómputo del INE, que a la mañana del lunes reportaba ya el 98.86% de actas computadas, la participación de la consulta alcanzó apenas entre el 7 y 7.1% de los inscritos en la lista nominal, con cerca de 6 millones de personas que asistieron a votar este domingo, una cifra muy lejana a la requerida del 40% de inscritos en la lista nominal para que los resultados de la consulta fueran vinculantes.

Aun cuando de acuerdo al mismo cómputo oficial, el “sí” habría arrasado con 97.73% de los votos, el abstencionismo fue también un participante en la consulta, pues la opinión pública no se dividía únicamente entre quienes estuvieran a favor de esclarecer las decisiones políticas del pasado – juzgar ex presidentes – o en contra, sino que estaban también quienes se oponían a la propia consulta siendo utilizada para fines de golpeteo político, y ante la trampa que representaba la redacción de la pregunta, la gente entendió que la forma de expresar su rechazo al ejercicio en sí mismo, era no asistir a votar.

Es así, que cuando Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, declara en una serie de tweets que ganó el sí, y que “el clamor de justicia de la gente superó enormemente el no”, no toma en cuenta, porque no quiere hacerlo, que la consulta fue probablemente, de los peores fracasos de movilización para Morena y para el Presidente López Obrador.

Sin embargo, aunque así lo quisiéramos, Morena y aliados no son los únicos perdedores en este pasaje de la historia política mexicana, los colectivos de víctimas, el erario, los mecanismos de participación ciudadana, y los mexicanos, por consiguiente, son quienes terminarán injustamente pagando los platos rotos de una consulta tropezada desde sus inicios.

Luego de que el ministro Arturo Zaldívar, aclarara en octubre pasado que la consulta no tendría efectos vinculantes ni para la Fiscalía General de la República ni para el Poder Judicial, por lo que ningún juicio podría derivarse de sus resultados, fue él mismo quien planteó la posibilidad de que este ejercicio impulsara la creación de comisiones de la verdad u otro tipo de procedimientos encaminados a garantizar los derechos de las víctimas de decisiones políticas del pasado, como es el caso de las víctimas de Ayotzinapa o los familiares de desaparecidos y asesinados tras la guerra contra el narco de Calderón. En respuesta, y con la esperanza de lograr ese objetivo, el Ejército Zapatista y colectivos de víctimas por todo el país, se apropiaron de la consulta y articularon movilizaciones a nivel nacional para llamar al voto. Con lo que no contaban estos colectivos, es que en la discusión, como ya explicamos, estaban presentes otros varios factores desde su planteamiento, que distrajeron la discusión hacia lo político y obstaculizaron que en el imaginario colectivo se entendiera la consulta con ese fin en pro de las víctimas.

A pesar de no haber logrado la participación de al menos el 40% de la lista nominal, el ex diputado y ahora dirigente de Morena, Mario Delgado, aseguró que tras el triunfo del “sí”, impulsarán – suponemos que él y los miembros de su partido desde sus respectivas trincheras en el Congreso y en el Ejecutivo Federal – el establecimiento de un tribunal del pueblo que incluiría “una comisión de la verdad de la mano con las víctimas y una comisión contra la impunidad de los crímenes económicos del liberalismo”, que aunque queda por ver si termina de materializarse, reitera lo que tantas veces se dijo sobre esta consulta, si existía voluntad política, no era necesaria una consulta que implicara un costo de 528 millones al erario, para impulsar este tipo de mecanismos de restitución y justicia para las víctimas.

En un saldo final, el balance de este ejercicio es negativo, pues desde la perspectiva de quien escribe, dado que no se logró el mínimo de participación y no quedan claros los pasos siguientes, el costo del ejercicio y el antecedente fallido que ahora marca al mecanismo, terminan por no valer la pena.

* Especialista en Comunicación Política

*** FRASES

Aun cuando de acuerdo al mismo cómputo oficial, el “sí” habría arrasado con 97.73% de los votos, el abstencionismo fue también un participante en la consulta, pues la opinión pública no se dividía únicamente entre quienes estuvieran a favor de esclarecer las decisiones políticas del pasado – juzgar ex presidentes – o en contra, sino que estaban también quienes se oponían a la propia consulta.

A pesar de no haber logrado la participación de al menos el 40% de la lista nominal, el ex diputado y ahora dirigente de Morena, Mario Delgado, aseguró que tras el triunfo del “sí”, impulsarán – suponemos que él y los miembros de su partido desde sus respectivas trincheras en el Congreso y en el Ejecutivo Federal – el establecimiento de un tribunal del pueblo.