/ miércoles 22 de diciembre de 2021

Los Hechos | ¿Un RIP para la lucha precios-salarios?

Ahora sí que el sistema económico del neoliberalismo está haciendo honor a su nombre, ya que ante una comunidad de consumidores aparentemente desvalidos, el escenario de los precios se ha convertido en el más completo desorden. Por lo que se ve, cada vendedor es libre de hacer lo que le venga a la cabeza.

Lo que se observa de esta manera, es todo un baile en lo que trata a los artículos de primera necesidad y en prácticamente todo lo que está a la venta, incluyendo aparatos para el hogar y bienes inmuebles. Los jitomates, las cebollas, el frijol, la carne y las tortillas, por las nubes. Las casas y las rentas igual. Incluyendo el ajuar de las viviendas, como son recámaras, comedores, estufas y refrigeradores.

Y esto no solamente lo decimos nosotros, sino que los medios informativos lo consignan cada día, dando cuenta de lo que se observa en el diario acontecer, tanto en nuestra plaza como en los diferentes rumbos del país.

Estamos ante una situación que no se había visto en mucho tiempo y se reporta total anarquía en el renglón de las cotizaciones. Los precios no únicamente se han disparado, sino que todo está disparatado.

Tanto es así que hay quienes aseguran que se debe escribir un RIP para la pugna precios-salarios, considerando que esta lucha ya ha quedado en la historia. Forma parte del pasado, como una etapa anterior en que se daban armas a los trabajadores para defenderse y éstos tenían formales aliados en el sector público. Había precios oficiales que mantenían bajo control los artículos o servicios indispensables.

Actualmente, en el imaginario ring de la contienda económica, el representante de los precios, con los calzoncillos que se le caen de tan flojos y los guantes raídos, se encuentra sentado, desecho, en el banquillo del rincón que le asignaron; mientras que el boxeador de los precios, rechoncho y sonriente, con un calzón que ya no puede contener la panza, se pasea por todo el ring con los enguantados brazos en alto.

Abajo, el elegante público que está en ring-side, aplaude y ovaciona al púgil que está ganando la desigual pelea, en la que por cierto el réferi ha estado siempre de su parte. Mientras que en las gradas, un público de flacos trabajadores y desempleados, abuchea al envalentonado “ganador”. Por su parte, los cronistas deportivos toman nota no sólo del curso del enfrentamiento, sino de las reacciones del público presente. Y los expertos se preguntan: ¿tendrán resultados las denuncias que se publiquen al respecto?

Ahora sí que el sistema económico del neoliberalismo está haciendo honor a su nombre, ya que ante una comunidad de consumidores aparentemente desvalidos, el escenario de los precios se ha convertido en el más completo desorden. Por lo que se ve, cada vendedor es libre de hacer lo que le venga a la cabeza.

Lo que se observa de esta manera, es todo un baile en lo que trata a los artículos de primera necesidad y en prácticamente todo lo que está a la venta, incluyendo aparatos para el hogar y bienes inmuebles. Los jitomates, las cebollas, el frijol, la carne y las tortillas, por las nubes. Las casas y las rentas igual. Incluyendo el ajuar de las viviendas, como son recámaras, comedores, estufas y refrigeradores.

Y esto no solamente lo decimos nosotros, sino que los medios informativos lo consignan cada día, dando cuenta de lo que se observa en el diario acontecer, tanto en nuestra plaza como en los diferentes rumbos del país.

Estamos ante una situación que no se había visto en mucho tiempo y se reporta total anarquía en el renglón de las cotizaciones. Los precios no únicamente se han disparado, sino que todo está disparatado.

Tanto es así que hay quienes aseguran que se debe escribir un RIP para la pugna precios-salarios, considerando que esta lucha ya ha quedado en la historia. Forma parte del pasado, como una etapa anterior en que se daban armas a los trabajadores para defenderse y éstos tenían formales aliados en el sector público. Había precios oficiales que mantenían bajo control los artículos o servicios indispensables.

Actualmente, en el imaginario ring de la contienda económica, el representante de los precios, con los calzoncillos que se le caen de tan flojos y los guantes raídos, se encuentra sentado, desecho, en el banquillo del rincón que le asignaron; mientras que el boxeador de los precios, rechoncho y sonriente, con un calzón que ya no puede contener la panza, se pasea por todo el ring con los enguantados brazos en alto.

Abajo, el elegante público que está en ring-side, aplaude y ovaciona al púgil que está ganando la desigual pelea, en la que por cierto el réferi ha estado siempre de su parte. Mientras que en las gradas, un público de flacos trabajadores y desempleados, abuchea al envalentonado “ganador”. Por su parte, los cronistas deportivos toman nota no sólo del curso del enfrentamiento, sino de las reacciones del público presente. Y los expertos se preguntan: ¿tendrán resultados las denuncias que se publiquen al respecto?