/ martes 5 de julio de 2022

Los Hechos | Los narcos y el quinto poder


Hace algo de tiempo y durante bastantes años, la vox populi dio a los medios informativos el rango y el título de Cuarto Poder, con lo cual obviamente se pretendía reconocer la influencia que tenían la prensa, el radio y la televisión, en las decisiones que se toman en el país.

Y ahora, con las noticias que se publican y los pronunciamientos que se hacen respecto a la creciente intervención de los grupos de delincuentes en la vida política, económica y social del estado y de la nación, todo parece indicar que estamos siendo testigos del surgimiento de un Quinto Poder.

La gente normal pensaría que se está exagerando al mencionar tal estado de cosas, pero una derivación en este sentido no estaría tan lejos de la realidad si se recuerda que el rumbo que tomó nuestro país después de la Revolución, ha sufrido cambios radicales.

Pero bueno, antes de continuar con este tipo de consideraciones es necesario intercalar un punto de vista diferente, aunque estrechamente relacionados con la situación. Y esto es la idea de legalizar el uso y cultivo de la mariguana, como una manera de poner alto o cuando menos reducir, el alto índice de violencia que se registra a causa de esa actividad, realizada actualmente de manera clandestina.

Okey. Y ahora, regresando al primer punto, lo que ya sabe todo mundo es que la intervención de los traficantes de drogas y sus allegados se ha estado expandiendo y ya no está solamente en el terreno que ocupaban originalmente, sino que ahora se ha ampliado a las decisiones políticas en cuanto a la designación de autoridades; así como a la circulación en camios y carreteras, con el establecimiento de retenes. Y otras cosas relacionadas con lo mismo, entre las cuales llama la atención la propuesta del Obispo de Zacatecas, para establecer un “Pacto Social” en que se incluya a los líderes de narcos.

Es decir, que el avance de estos grupos dedicados al cultivo de estupefacientes es una realidad sin discusión y ante la imposibilidad de eliminarlo, se piensa ahora en la forma de adaptarse al mismo. En busca de la paz o con el menor daño posible.

Y bueno, retomando ahora la otra alternativa, que en cierto modo sería la más sana, tenemos que legalizando la “cannabis” ya no habría delito qué perseguir con el cultivo y consumo de la “mota”, ya que de golpe y porrazo, quienes hoy se dedican a esta labor fuera de la ley, se convertirían en agricultores comunes. En honrados hombres de campo. Y la competencia ya no sería a base de balazos, sino seguramente conforme a las costumbres tradicionales.

Claro que conforme a la opinión de los expertos, ninguno de los dos caminos mencionados se presenta como el ideal; pero eso es lo que tenemos.

Eso es lo que la circunstancia -triste condición de un país- permite de momento.

La otra sería que ya no hubiera consumo, para que al no haber compradores de droga, tuviera que ponerse fin al cultivo. Pero eso obviamente es sólo un sueño. Y no estamos para soñar. Porque -hasta con eso- cuando queremos soñar lo que tenemos son pesadillas.


Hace algo de tiempo y durante bastantes años, la vox populi dio a los medios informativos el rango y el título de Cuarto Poder, con lo cual obviamente se pretendía reconocer la influencia que tenían la prensa, el radio y la televisión, en las decisiones que se toman en el país.

Y ahora, con las noticias que se publican y los pronunciamientos que se hacen respecto a la creciente intervención de los grupos de delincuentes en la vida política, económica y social del estado y de la nación, todo parece indicar que estamos siendo testigos del surgimiento de un Quinto Poder.

La gente normal pensaría que se está exagerando al mencionar tal estado de cosas, pero una derivación en este sentido no estaría tan lejos de la realidad si se recuerda que el rumbo que tomó nuestro país después de la Revolución, ha sufrido cambios radicales.

Pero bueno, antes de continuar con este tipo de consideraciones es necesario intercalar un punto de vista diferente, aunque estrechamente relacionados con la situación. Y esto es la idea de legalizar el uso y cultivo de la mariguana, como una manera de poner alto o cuando menos reducir, el alto índice de violencia que se registra a causa de esa actividad, realizada actualmente de manera clandestina.

Okey. Y ahora, regresando al primer punto, lo que ya sabe todo mundo es que la intervención de los traficantes de drogas y sus allegados se ha estado expandiendo y ya no está solamente en el terreno que ocupaban originalmente, sino que ahora se ha ampliado a las decisiones políticas en cuanto a la designación de autoridades; así como a la circulación en camios y carreteras, con el establecimiento de retenes. Y otras cosas relacionadas con lo mismo, entre las cuales llama la atención la propuesta del Obispo de Zacatecas, para establecer un “Pacto Social” en que se incluya a los líderes de narcos.

Es decir, que el avance de estos grupos dedicados al cultivo de estupefacientes es una realidad sin discusión y ante la imposibilidad de eliminarlo, se piensa ahora en la forma de adaptarse al mismo. En busca de la paz o con el menor daño posible.

Y bueno, retomando ahora la otra alternativa, que en cierto modo sería la más sana, tenemos que legalizando la “cannabis” ya no habría delito qué perseguir con el cultivo y consumo de la “mota”, ya que de golpe y porrazo, quienes hoy se dedican a esta labor fuera de la ley, se convertirían en agricultores comunes. En honrados hombres de campo. Y la competencia ya no sería a base de balazos, sino seguramente conforme a las costumbres tradicionales.

Claro que conforme a la opinión de los expertos, ninguno de los dos caminos mencionados se presenta como el ideal; pero eso es lo que tenemos.

Eso es lo que la circunstancia -triste condición de un país- permite de momento.

La otra sería que ya no hubiera consumo, para que al no haber compradores de droga, tuviera que ponerse fin al cultivo. Pero eso obviamente es sólo un sueño. Y no estamos para soñar. Porque -hasta con eso- cuando queremos soñar lo que tenemos son pesadillas.