/ lunes 4 de septiembre de 2023

Los Hechos: Extendida como nunca la maldad 'primera parte'

La expansión histórica de la maldad se nos presenta como un hecho indiscutible no solamente para los analistas y observadores, sino para la gente común que sufre por los desmanes provocados por quienes están al frente de este movimiento demoníaco del mundo.

El mal lo está alcanzando todo, pues abarca tanto el amplio y vital campo de la economía, como el desacreditado sector de la política. Afectando principalmente a las clases baja y media.

Debe aclararse que el problema como siempre viene de arriba hacia abajo, pues se gesta en los estratos altos de la economía y la política, para manifestarse con toda su dureza en los niveles inferiores.

La gente se pregunta cómo es posible que de la noche a la mañana, las personas que cuando menos eran medianamente sanas de mente y de conducta, se dejen arrastrar por las estrategias nocivas de quienes los invitan o presionan para que se conviertan en cómplices de sus planes. Que no son otra cosa sino planes para establecer y expandir formas de vida injustas e indignantes. Aunque de alguna manera podría explicarse esta mutación recordando aquel principio de que la carne es flaca y mucha gente es fácilmente maleable.

Los malos sentimientos palpitan en el fondo de cada ser, conviviendo con los buenos. Y lo que seguramente se está haciendo, es fomentar los primeros en detrimento de los segundos.

¿Por qué se está acentuando este fenómeno de la explotación, el abuso y la marginación? Tal vez por el crecimiento irrefrenable de la ambición y su expansión en buena parte del mundo.

¿Por qué triunfan los malos sobre los buenos? Ya lo habíamos apuntado en ocasión anterior: Porque los buenos solamente usan un tipo de armas, que son las legales, las permitidas; en tanto que los malos no tienen empacho de usar todo tipo de armas y son duchos en las malas artes.

¿Estamos sufriendo el triunfo del Mal sobre el Bien? Pues cuando menos en buena parte del mundo esto es innegable.

El mal por cierto se nos presenta en dos áreas principales de la sociedad: 1, que es la economía en complicidad con la política, lo que resulta en programas de acción que ponen el poder y el dinero en mano de sus dirigentes; y 2, el crecimiento de la delincuencia, que se ha extendido como la mala yerba, tanto en número como en impiedad, en perjuicio no solamente de la seguridad, sino de la vida de las víctimas.

Tal parece que el Diablo anda suelto y está convirtiendo la época actual en un desastre, en un infierno para miles de familias.

Desde luego que al decir lo anterior no se pretende caer en el nivel de catastrofistas. Simplemente se trata de mantenerse fielmente en la labor de analizar el curso del orbe y del terruño, para mantenernos siquiera bien informados y mantener el control en la medida de lo posible. (Continuará).

La expansión histórica de la maldad se nos presenta como un hecho indiscutible no solamente para los analistas y observadores, sino para la gente común que sufre por los desmanes provocados por quienes están al frente de este movimiento demoníaco del mundo.

El mal lo está alcanzando todo, pues abarca tanto el amplio y vital campo de la economía, como el desacreditado sector de la política. Afectando principalmente a las clases baja y media.

Debe aclararse que el problema como siempre viene de arriba hacia abajo, pues se gesta en los estratos altos de la economía y la política, para manifestarse con toda su dureza en los niveles inferiores.

La gente se pregunta cómo es posible que de la noche a la mañana, las personas que cuando menos eran medianamente sanas de mente y de conducta, se dejen arrastrar por las estrategias nocivas de quienes los invitan o presionan para que se conviertan en cómplices de sus planes. Que no son otra cosa sino planes para establecer y expandir formas de vida injustas e indignantes. Aunque de alguna manera podría explicarse esta mutación recordando aquel principio de que la carne es flaca y mucha gente es fácilmente maleable.

Los malos sentimientos palpitan en el fondo de cada ser, conviviendo con los buenos. Y lo que seguramente se está haciendo, es fomentar los primeros en detrimento de los segundos.

¿Por qué se está acentuando este fenómeno de la explotación, el abuso y la marginación? Tal vez por el crecimiento irrefrenable de la ambición y su expansión en buena parte del mundo.

¿Por qué triunfan los malos sobre los buenos? Ya lo habíamos apuntado en ocasión anterior: Porque los buenos solamente usan un tipo de armas, que son las legales, las permitidas; en tanto que los malos no tienen empacho de usar todo tipo de armas y son duchos en las malas artes.

¿Estamos sufriendo el triunfo del Mal sobre el Bien? Pues cuando menos en buena parte del mundo esto es innegable.

El mal por cierto se nos presenta en dos áreas principales de la sociedad: 1, que es la economía en complicidad con la política, lo que resulta en programas de acción que ponen el poder y el dinero en mano de sus dirigentes; y 2, el crecimiento de la delincuencia, que se ha extendido como la mala yerba, tanto en número como en impiedad, en perjuicio no solamente de la seguridad, sino de la vida de las víctimas.

Tal parece que el Diablo anda suelto y está convirtiendo la época actual en un desastre, en un infierno para miles de familias.

Desde luego que al decir lo anterior no se pretende caer en el nivel de catastrofistas. Simplemente se trata de mantenerse fielmente en la labor de analizar el curso del orbe y del terruño, para mantenernos siquiera bien informados y mantener el control en la medida de lo posible. (Continuará).