/ lunes 18 de julio de 2022

Los hechos | Autos: cuando no les llueve... les graniza -Segunda Parte-

Hablando sobre las múltiples dificultades que enfrentan actualmente los automovilistas, centramos ayer nuestros comentarios en la gravedad que puede revestir el retiro de la circulación de miles de unidades -en perjuicio directo de sus propietarios- si el programa de verificación vehicular no aplica una fórmula que cuide los intereses de los dueños de automotores.

Este es un asunto bastante delicado, pero infortunadamente no es el único, puesto que en el entorno de los conductores se cierne una amplia serie de amenazas e inconvenientes costosos, que son de todos conocidos, y de los cuales se pueden enumerar los siguientes:

-El crecimiento desmesurado de las ciclovías, que sin una planeación adecuada y sin labores efectivas de mantenimiento, han sido establecidas por diversos rumbos de la metrópoli.

-Las nubes de motociclistas desordenados que, desobedeciendo las elementales normas de tránsito y las medidas elementales de precaución, se atraviesan por todos lados al paso de los automovilistas, poniendo en riesgo no sólo sus vidas, sino provocando lamentables accidentes.

-La proliferación de bolardos que también sin ton ni son, los instala no sabemos quién, ni bajo qué esquema, y vician lo que debería ser un campo ordenado para la circulación.

-Los carriles exclusivos para los macrobuses, que no solamente han robado espacio vital para la circulación regular de automotores, sino que son criticados por importante porción de la ciudadanía, debido a las dudas que hay respecto a un balance de costo-beneficio.

-La peatonalización de avenidas que, buscando un discutible beneficio para comerciantes y viandantes, sí se traduce en una mayor reducción de la superficie citadina dedicada originalmente a los automóviles y camiones.

-El inminente plan para inmovilizar los vehículos mal estacionados en populares zonas comerciales de la ciudad, el cual si bien es necesario para meter al orden a los desordenados, no deja de parecer una acción hasta cierto punto ruda, si es que no se realiza con mesura, comenzando por ejemplo con apercibimientos y no llegando aplicando multas por todos lados.

Y por si no fuera suficiente con las disposiciones emitidas por los “padres patrios” de la política, tenemos ahora que ahora hasta la “madre naturaleza” se une para montonear a los conductores de automotores, mediante las fuertes granizadas que se han venido registrando y que han causado severos daños en la lámina de los autos. Por eso decimos respecto a las angustias de los conductores de autos, que “cuando no les llueve, les graniza”. Las inundaciones y la falta de agentes viales se unen al maremágnum.

Ahora bien, sobre este asunto conviene subrayar 2 puntos que se considera muy necesario tomar en cuenta a la hora de juzgar el problema y en su caso, tomar medidas correctivas:

1.-Los problemas que se mencionan no son solamente de ahora, sino que algunos vienen de administraciones anteriores, por lo que el caso no debe mirarse desde el punto de vista político.

2.- Tanto la autoridad como los afectados deberían adoptar posiciones de buena voluntad, lo mismo desde un lado como desde el otro, porque las hostilidades entre pueblo y gobierno no llevan a ningún lado bueno. Navegamos en la misma barca -aunque unos en primera clase y otros en tercera- por lo que debemos ayudarnos como buenos amigos.

Si conducimos la ciudad entre todos, y con acuerdos inteligentes, razonables, bien planeados, tal vez hasta podríamos rescatarla.

*Periodista

Hablando sobre las múltiples dificultades que enfrentan actualmente los automovilistas, centramos ayer nuestros comentarios en la gravedad que puede revestir el retiro de la circulación de miles de unidades -en perjuicio directo de sus propietarios- si el programa de verificación vehicular no aplica una fórmula que cuide los intereses de los dueños de automotores.

Este es un asunto bastante delicado, pero infortunadamente no es el único, puesto que en el entorno de los conductores se cierne una amplia serie de amenazas e inconvenientes costosos, que son de todos conocidos, y de los cuales se pueden enumerar los siguientes:

-El crecimiento desmesurado de las ciclovías, que sin una planeación adecuada y sin labores efectivas de mantenimiento, han sido establecidas por diversos rumbos de la metrópoli.

-Las nubes de motociclistas desordenados que, desobedeciendo las elementales normas de tránsito y las medidas elementales de precaución, se atraviesan por todos lados al paso de los automovilistas, poniendo en riesgo no sólo sus vidas, sino provocando lamentables accidentes.

-La proliferación de bolardos que también sin ton ni son, los instala no sabemos quién, ni bajo qué esquema, y vician lo que debería ser un campo ordenado para la circulación.

-Los carriles exclusivos para los macrobuses, que no solamente han robado espacio vital para la circulación regular de automotores, sino que son criticados por importante porción de la ciudadanía, debido a las dudas que hay respecto a un balance de costo-beneficio.

-La peatonalización de avenidas que, buscando un discutible beneficio para comerciantes y viandantes, sí se traduce en una mayor reducción de la superficie citadina dedicada originalmente a los automóviles y camiones.

-El inminente plan para inmovilizar los vehículos mal estacionados en populares zonas comerciales de la ciudad, el cual si bien es necesario para meter al orden a los desordenados, no deja de parecer una acción hasta cierto punto ruda, si es que no se realiza con mesura, comenzando por ejemplo con apercibimientos y no llegando aplicando multas por todos lados.

Y por si no fuera suficiente con las disposiciones emitidas por los “padres patrios” de la política, tenemos ahora que ahora hasta la “madre naturaleza” se une para montonear a los conductores de automotores, mediante las fuertes granizadas que se han venido registrando y que han causado severos daños en la lámina de los autos. Por eso decimos respecto a las angustias de los conductores de autos, que “cuando no les llueve, les graniza”. Las inundaciones y la falta de agentes viales se unen al maremágnum.

Ahora bien, sobre este asunto conviene subrayar 2 puntos que se considera muy necesario tomar en cuenta a la hora de juzgar el problema y en su caso, tomar medidas correctivas:

1.-Los problemas que se mencionan no son solamente de ahora, sino que algunos vienen de administraciones anteriores, por lo que el caso no debe mirarse desde el punto de vista político.

2.- Tanto la autoridad como los afectados deberían adoptar posiciones de buena voluntad, lo mismo desde un lado como desde el otro, porque las hostilidades entre pueblo y gobierno no llevan a ningún lado bueno. Navegamos en la misma barca -aunque unos en primera clase y otros en tercera- por lo que debemos ayudarnos como buenos amigos.

Si conducimos la ciudad entre todos, y con acuerdos inteligentes, razonables, bien planeados, tal vez hasta podríamos rescatarla.

*Periodista