/ miércoles 7 de abril de 2021

Lo mejor es la prevención

En los momentos más críticos de la pandemia, el virus SARS-CoV-2 mató temporalmente nuestra libertad de salir de casa, de socializar, de trabajar y estudiar como lo habíamos hecho antes. Desde la llegada del mortal virus, los seres humanos adoptamos una forma diferente de relacionarnos con los demás, y para no rezagarnos educativa y económicamente, se crearon vínculos para el estudio y el trabajo a través del Internet y de diversas aplicaciones digitales.

Fue un duro golpe el que nos asestó, para el cual nadie estaba preparado, a pesar de que diez meses antes del brote del virus, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), había hecho la siguiente advertencia durante la presentación de la Estrategia Mundial contra la Gripe 2019-2030:

“El riesgo de que un nuevo virus de la gripe se propague de los animales a los seres humanos y cause una pandemia es constante y real. La cuestión no es saber si habrá una nueva pandemia de gripe, sino cuándo ocurrirá. Debemos mantener la vigilancia y prepararnos, porque el costo de una gran epidemia será muy superior al de la prevención”, .

Tenía razón Ghebreyesus cuando habló en marzo de 2019 sobre la importancia de la prevención, un punto al que sociedad y gobiernos le dieron poca importancia antes de la aparición de la Covid-19. Qué importante hubiera sido que el llamado de la OMS se hubiera atendido en tiempo y forma, porque el término prevenir se refiere justamente a “la preparación con la que se busca evitar, de manera anticipada, un riesgo, un evento desfavorable o un acontecimiento dañoso”, en este caso la pandemia actual, una de las más letales en la historia reciente.

Aunque el hubiera no existe, con un trabajo de prevención como el que aconsejó la OMS, se hubiera evitado la rápida propagación de la enfermedad tras el primer caso confirmado de coronavirus en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei en la República Popular China.

No se hizo así, y la Covid-19 pasó rápidamente de un país a otro, situación que obligó a la Organización Mundial de la Salud a reconocerla como una pandemia el 11 de marzo de 2020. Tras ser declarada como tal, los casos de contagio siguieron multiplicándose, y los hospitales de varios países comenzaron a colapsarse, absorbiendo el tiempo y la tranquilidad de los profesionales de la salud, mujeres y hombres que a lo largo de la pandemia han sido ejemplo admirable de valor y sacrificio.

Se contempló a partir de entonces la búsqueda desesperada de camas de terapia intensiva y de tanques de oxígeno, una situación que disparó este último mercado de tal manera que la propia secretaria de Gobernación de nuestro país, Olga Sánchez Cordero, habló en ese tiempo de grupos criminales involucrados en la venta de tanques de oxígeno.

No hubo prevención antes de la llegada del virus, como pidió Ghebreyesus, ni se previno posteriormente, estando ya entre nosotros el coronavirus. Si bien es cierto que varios países intentaron contenerlo, muchos no lograron lo que querían por la falta de eficiencia en la implementación de las medidas de contención.

Algunos países hicieron muy bien su trabajo, otros tuvieron un pésimo manejo de la pandemia. Expertos australianos del Instituto Lowy de Sydney mencionan a Nueva Zelanda como el país que mejor gestionó la pandemia, colocando en segundo y tercer lugar a Vietnam y Taiwán, respectivamente. Brasil fue colocado en el fondo de una lista de 98 naciones.

Sobre el caso Brasil, que actualmente registra nuevos récords de casos y muertes, Denise Garrett, infectóloga brasileña que trabajó por más de dos décadas en el Centro para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del Departamento de Salud de Estados Unidos, opinó así sobre el mal manejo de su país a la pandemia:

"Brasil es el ejemplo de todo lo que podía salir mal en una pandemia. Tenemos un país con unos dirigentes que, además de no implementar medidas de control, minaron las medidas que teníamos, como la distancia social, el uso de mascarillas y, durante mucho tiempo, también las vacunas. Nos convertimos en una amenaza global", lamentó la experta brasileña.

Otros países han hecho un trabajo exitoso en materia de vacunación, pero aun así enfrentan serios problemas por el repunte de casos. Tal es el caso de Chile, un país que sobrepasa nuevamente la barrera de 8 mil casos diarios de coronavirus, lo que ha generado una crisis hospitalaria que ha obligado a las autoridades a postergar las elecciones, a cerrar las fronteras para el turismo, y a establecer restricciones para entrar y salir de territorio chileno.

La situación de Chile y Brasil debe servir de ejemplo a las demás naciones del mundo, incluido nuestro querido México, donde todos (vacunados o no) debemos seguir observando las medidas de prevención.

Twitter: @armayacastro

En los momentos más críticos de la pandemia, el virus SARS-CoV-2 mató temporalmente nuestra libertad de salir de casa, de socializar, de trabajar y estudiar como lo habíamos hecho antes. Desde la llegada del mortal virus, los seres humanos adoptamos una forma diferente de relacionarnos con los demás, y para no rezagarnos educativa y económicamente, se crearon vínculos para el estudio y el trabajo a través del Internet y de diversas aplicaciones digitales.

Fue un duro golpe el que nos asestó, para el cual nadie estaba preparado, a pesar de que diez meses antes del brote del virus, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), había hecho la siguiente advertencia durante la presentación de la Estrategia Mundial contra la Gripe 2019-2030:

“El riesgo de que un nuevo virus de la gripe se propague de los animales a los seres humanos y cause una pandemia es constante y real. La cuestión no es saber si habrá una nueva pandemia de gripe, sino cuándo ocurrirá. Debemos mantener la vigilancia y prepararnos, porque el costo de una gran epidemia será muy superior al de la prevención”, .

Tenía razón Ghebreyesus cuando habló en marzo de 2019 sobre la importancia de la prevención, un punto al que sociedad y gobiernos le dieron poca importancia antes de la aparición de la Covid-19. Qué importante hubiera sido que el llamado de la OMS se hubiera atendido en tiempo y forma, porque el término prevenir se refiere justamente a “la preparación con la que se busca evitar, de manera anticipada, un riesgo, un evento desfavorable o un acontecimiento dañoso”, en este caso la pandemia actual, una de las más letales en la historia reciente.

Aunque el hubiera no existe, con un trabajo de prevención como el que aconsejó la OMS, se hubiera evitado la rápida propagación de la enfermedad tras el primer caso confirmado de coronavirus en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei en la República Popular China.

No se hizo así, y la Covid-19 pasó rápidamente de un país a otro, situación que obligó a la Organización Mundial de la Salud a reconocerla como una pandemia el 11 de marzo de 2020. Tras ser declarada como tal, los casos de contagio siguieron multiplicándose, y los hospitales de varios países comenzaron a colapsarse, absorbiendo el tiempo y la tranquilidad de los profesionales de la salud, mujeres y hombres que a lo largo de la pandemia han sido ejemplo admirable de valor y sacrificio.

Se contempló a partir de entonces la búsqueda desesperada de camas de terapia intensiva y de tanques de oxígeno, una situación que disparó este último mercado de tal manera que la propia secretaria de Gobernación de nuestro país, Olga Sánchez Cordero, habló en ese tiempo de grupos criminales involucrados en la venta de tanques de oxígeno.

No hubo prevención antes de la llegada del virus, como pidió Ghebreyesus, ni se previno posteriormente, estando ya entre nosotros el coronavirus. Si bien es cierto que varios países intentaron contenerlo, muchos no lograron lo que querían por la falta de eficiencia en la implementación de las medidas de contención.

Algunos países hicieron muy bien su trabajo, otros tuvieron un pésimo manejo de la pandemia. Expertos australianos del Instituto Lowy de Sydney mencionan a Nueva Zelanda como el país que mejor gestionó la pandemia, colocando en segundo y tercer lugar a Vietnam y Taiwán, respectivamente. Brasil fue colocado en el fondo de una lista de 98 naciones.

Sobre el caso Brasil, que actualmente registra nuevos récords de casos y muertes, Denise Garrett, infectóloga brasileña que trabajó por más de dos décadas en el Centro para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del Departamento de Salud de Estados Unidos, opinó así sobre el mal manejo de su país a la pandemia:

"Brasil es el ejemplo de todo lo que podía salir mal en una pandemia. Tenemos un país con unos dirigentes que, además de no implementar medidas de control, minaron las medidas que teníamos, como la distancia social, el uso de mascarillas y, durante mucho tiempo, también las vacunas. Nos convertimos en una amenaza global", lamentó la experta brasileña.

Otros países han hecho un trabajo exitoso en materia de vacunación, pero aun así enfrentan serios problemas por el repunte de casos. Tal es el caso de Chile, un país que sobrepasa nuevamente la barrera de 8 mil casos diarios de coronavirus, lo que ha generado una crisis hospitalaria que ha obligado a las autoridades a postergar las elecciones, a cerrar las fronteras para el turismo, y a establecer restricciones para entrar y salir de territorio chileno.

La situación de Chile y Brasil debe servir de ejemplo a las demás naciones del mundo, incluido nuestro querido México, donde todos (vacunados o no) debemos seguir observando las medidas de prevención.

Twitter: @armayacastro