/ martes 12 de octubre de 2021

Lo bueno siempre bienvenido

Porque así me consta amigo lector que, en los años que yo me desempeñé como director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, era una noble y útil institución, la que derivado de la Iniciativa Mérida, suscrita por México y Estados Unidos, se vio beneficiada, dado que, entre otras cosas, conllevaba el apoyo recíproco en el combate a la delincuencia y de manera muy particular, el combate al narcotráfico.

La Iniciativa Mérida representó para México un extraordinario apoyo, apoyo que fue brindado por la embajada norteamericana, a través de algunas de sus mejores instituciones, quienes de manera constante, brindaron al instituto el abastecimiento de diversos insumos, la donación de equipos, tan sofisticados como costosos, así como la capacitación respectiva para que el personal estuviera en condiciones de operar los mismos.

Con reiterada frecuencia, la embajada norteamericana nos visitaba en pos de ver las necesidades más apremiantes del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, el tema de capacitación fue una prioridad. En este tema hay que destacar que, la capacitación que se brindó al personal operativo, no representó costo alguno, ni para el instituto, ni para el gobierno del estado, ni para el gobierno federal. La capacitación que se impartió en aquellos tiempos, permitió que, peritos de diversas áreas fueran enviados a diferentes países, a actualizarse en el área o ciencia en la que venían ejerciendo sus funciones periciales.

El elemento operativo también recibió asesoría jurídica para estar en condiciones de defender la emisión y el contenido de sus dictámenes en las propias audiencias de juicio. Cabe destacar que los capacitadores, muchos de ellos extranjeros, se acompañaban de traductores, también sin costo alguno para el gobierno mexicano, de tal suerte que, después de haberse sometido a rigurosos exámenes y haber resultado aprobados, con fecha veintiuno de marzo del dos mil dieciocho todos ellos fueron certificados por un organismo internacional. Lo anterior tuvo verificativo en el palacio de gobierno, lugar en el que públicamente se entregó la certificación al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, pero sin la presencia de un solo representante del ejecutivo estatal, no obstante que se encontraban diversos servidores públicos estatales al interior del citado edificio.

El haber recibido una certificación de carácter internacional, permitió al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses un posicionamiento no sólo nacional, sino internacional, dada la calidad de los dictámenes emitidos por el personal operativo; sin embargo, después del diecisiete de septiembre dos mil dieciocho, gracias a la estulticia, derivada del entonces Secretario General de Gobierno, quien también presidía la Junta General de Gobierno de aquella institución forense , comenzaron con el desmantelamiento y la destrucción del citado organismo, despidiendo a una gran parte del personal que, recién había sido capacitado y certificado.

La calidad que reviste a los servidores públicos que al día de hoy siguen cobrando en las nóminas de los gobiernos, está muy distante de ser, lo que se requiere ante nuestra realidad social, pues es innegable la infiltración de la delincuencia organizada en las instituciones públicas encargadas de nuestra seguridad.

Bienvenido sea el acuerdo recién firmado entre México y Estados Unidos y ojalá que, a las instituciones públicas encargadas de la seguridad, se les dote de todos los recursos necesarios y suficientes para que sus titulares y todo su equipo de trabajo, logren las condiciones necesarias para entregarse sin pretextos al servicio de la patria.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara

Porque así me consta amigo lector que, en los años que yo me desempeñé como director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, era una noble y útil institución, la que derivado de la Iniciativa Mérida, suscrita por México y Estados Unidos, se vio beneficiada, dado que, entre otras cosas, conllevaba el apoyo recíproco en el combate a la delincuencia y de manera muy particular, el combate al narcotráfico.

La Iniciativa Mérida representó para México un extraordinario apoyo, apoyo que fue brindado por la embajada norteamericana, a través de algunas de sus mejores instituciones, quienes de manera constante, brindaron al instituto el abastecimiento de diversos insumos, la donación de equipos, tan sofisticados como costosos, así como la capacitación respectiva para que el personal estuviera en condiciones de operar los mismos.

Con reiterada frecuencia, la embajada norteamericana nos visitaba en pos de ver las necesidades más apremiantes del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, el tema de capacitación fue una prioridad. En este tema hay que destacar que, la capacitación que se brindó al personal operativo, no representó costo alguno, ni para el instituto, ni para el gobierno del estado, ni para el gobierno federal. La capacitación que se impartió en aquellos tiempos, permitió que, peritos de diversas áreas fueran enviados a diferentes países, a actualizarse en el área o ciencia en la que venían ejerciendo sus funciones periciales.

El elemento operativo también recibió asesoría jurídica para estar en condiciones de defender la emisión y el contenido de sus dictámenes en las propias audiencias de juicio. Cabe destacar que los capacitadores, muchos de ellos extranjeros, se acompañaban de traductores, también sin costo alguno para el gobierno mexicano, de tal suerte que, después de haberse sometido a rigurosos exámenes y haber resultado aprobados, con fecha veintiuno de marzo del dos mil dieciocho todos ellos fueron certificados por un organismo internacional. Lo anterior tuvo verificativo en el palacio de gobierno, lugar en el que públicamente se entregó la certificación al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, pero sin la presencia de un solo representante del ejecutivo estatal, no obstante que se encontraban diversos servidores públicos estatales al interior del citado edificio.

El haber recibido una certificación de carácter internacional, permitió al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses un posicionamiento no sólo nacional, sino internacional, dada la calidad de los dictámenes emitidos por el personal operativo; sin embargo, después del diecisiete de septiembre dos mil dieciocho, gracias a la estulticia, derivada del entonces Secretario General de Gobierno, quien también presidía la Junta General de Gobierno de aquella institución forense , comenzaron con el desmantelamiento y la destrucción del citado organismo, despidiendo a una gran parte del personal que, recién había sido capacitado y certificado.

La calidad que reviste a los servidores públicos que al día de hoy siguen cobrando en las nóminas de los gobiernos, está muy distante de ser, lo que se requiere ante nuestra realidad social, pues es innegable la infiltración de la delincuencia organizada en las instituciones públicas encargadas de nuestra seguridad.

Bienvenido sea el acuerdo recién firmado entre México y Estados Unidos y ojalá que, a las instituciones públicas encargadas de la seguridad, se les dote de todos los recursos necesarios y suficientes para que sus titulares y todo su equipo de trabajo, logren las condiciones necesarias para entregarse sin pretextos al servicio de la patria.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara