/ domingo 20 de octubre de 2019

Lealtad, traición o complicidad

Estos tres conceptos tienen definiciones muy puntuales, que estoy cierto, que por muy ignorante que sea alguien, por pura intuición sabe el significado de cada uno de ellos, me vino la idea de ponderar estas concepciones ante el hacer y no hacer de la clase política mexicana -que desafortunadamente se da en todo nuestro sistema de gobierno y en los tres niveles, pero sobre todo, la complicidad y la traición, muy lejos de la lealtad-, ya que el político o servidor público le debe a la sociedad que está obligado servir, por ley y por voluntad propia, toda vez que para asumir los cargos de representación popular o de designación, emiten una protesta de ley, que es la de cumplir y hacer cumplir en todo, por todo y para todos, circunstancias que por traición y complicidad, se deja de cumplir.

Es deleznable ver y peor aún, de manera sistemática como las mayorías que integran el Legislativo Federal como Local, sin el menor recato y sin dignidad, ante todo, sin ciencia ni conciencia, crean y modifican leyes y artículos de las mismas, sin el más elemental sentido o principio de equidad y beneficio para la sociedad a quien se dirigen, o bien, aprueban nombramientos de individuos sin el perfil, que además del conocimiento, deben ser de moral probada y de lealtad indiscutible a la ley que será el beneficio que la sociedad va recibir en su aplicación y observancia, por unos y otros, para muestra un botón, es el caso de Medina Mora, ahora ex ministro de la Corte, que él, por respeto a la institución y a la sociedad no debió haber aceptado ese cargo, Peña Nieto, jamás haberlo propuesto, lo que se reduce a dos sujetos, pero lo más asqueroso, es que una institución compuesta por ciento veintiocho senadores, con una mayoría arrolladora, hayan aprobado el nombramiento de tan conocido y reconocido, como deshonesto, incongruente y nocivo personaje, al que muchos señalamos de tal calaña y como siempre, muchos por deshonestos, otros por ignorantes y otros por cómplices, aprobaron su nombramiento.

Ya no digamos de la creación o modificación de leyes, que se hacen a la medida del Ejecutivo en turno, sin regateos por la mayoría, aunque no tengan ni lógica jurídica, equidad ni beneficio a la sociedad, sino simplemente hacer instrumentos de control de otro poder y, cuando bien nos va, simplemente recaudatorias, sin ningún beneficio, sino simplemente fortaleciendo las cajas chicas del Estado.

Creo que es la hora que quienes componemos esta sociedad, por nuestro consentimiento tácito, dejemos esa pasividad y nos enfrentemos con todo el valor civil, la dignidad y la conciencia de recuperar nuestra patria que hoy por hoy se ve sometida por el crimen no oficial y vilipendiada por el institucional, que calla y otorga, prolongando la debacle de nuestra patria y que es hora que el pueblo mexicano sometamos al gobierno a cumplir con su deber, poniendo toda la ciencia, conciencia y los recursos necesarios para restablecer el orden y someter al ingobernable, hay que dejar al pasado en el pasado y hagamos un presente vigente, actuante y decente, para legar algo digno a los que están y a los que vienen, sin escatimar esfuerzos, hasta alcanzar el sometimiento de la autoridad al pueblo que lo eligió y cumpla con su deber.

Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com

Estos tres conceptos tienen definiciones muy puntuales, que estoy cierto, que por muy ignorante que sea alguien, por pura intuición sabe el significado de cada uno de ellos, me vino la idea de ponderar estas concepciones ante el hacer y no hacer de la clase política mexicana -que desafortunadamente se da en todo nuestro sistema de gobierno y en los tres niveles, pero sobre todo, la complicidad y la traición, muy lejos de la lealtad-, ya que el político o servidor público le debe a la sociedad que está obligado servir, por ley y por voluntad propia, toda vez que para asumir los cargos de representación popular o de designación, emiten una protesta de ley, que es la de cumplir y hacer cumplir en todo, por todo y para todos, circunstancias que por traición y complicidad, se deja de cumplir.

Es deleznable ver y peor aún, de manera sistemática como las mayorías que integran el Legislativo Federal como Local, sin el menor recato y sin dignidad, ante todo, sin ciencia ni conciencia, crean y modifican leyes y artículos de las mismas, sin el más elemental sentido o principio de equidad y beneficio para la sociedad a quien se dirigen, o bien, aprueban nombramientos de individuos sin el perfil, que además del conocimiento, deben ser de moral probada y de lealtad indiscutible a la ley que será el beneficio que la sociedad va recibir en su aplicación y observancia, por unos y otros, para muestra un botón, es el caso de Medina Mora, ahora ex ministro de la Corte, que él, por respeto a la institución y a la sociedad no debió haber aceptado ese cargo, Peña Nieto, jamás haberlo propuesto, lo que se reduce a dos sujetos, pero lo más asqueroso, es que una institución compuesta por ciento veintiocho senadores, con una mayoría arrolladora, hayan aprobado el nombramiento de tan conocido y reconocido, como deshonesto, incongruente y nocivo personaje, al que muchos señalamos de tal calaña y como siempre, muchos por deshonestos, otros por ignorantes y otros por cómplices, aprobaron su nombramiento.

Ya no digamos de la creación o modificación de leyes, que se hacen a la medida del Ejecutivo en turno, sin regateos por la mayoría, aunque no tengan ni lógica jurídica, equidad ni beneficio a la sociedad, sino simplemente hacer instrumentos de control de otro poder y, cuando bien nos va, simplemente recaudatorias, sin ningún beneficio, sino simplemente fortaleciendo las cajas chicas del Estado.

Creo que es la hora que quienes componemos esta sociedad, por nuestro consentimiento tácito, dejemos esa pasividad y nos enfrentemos con todo el valor civil, la dignidad y la conciencia de recuperar nuestra patria que hoy por hoy se ve sometida por el crimen no oficial y vilipendiada por el institucional, que calla y otorga, prolongando la debacle de nuestra patria y que es hora que el pueblo mexicano sometamos al gobierno a cumplir con su deber, poniendo toda la ciencia, conciencia y los recursos necesarios para restablecer el orden y someter al ingobernable, hay que dejar al pasado en el pasado y hagamos un presente vigente, actuante y decente, para legar algo digno a los que están y a los que vienen, sin escatimar esfuerzos, hasta alcanzar el sometimiento de la autoridad al pueblo que lo eligió y cumpla con su deber.

Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com