/ jueves 1 de octubre de 2020

Las voces que nos faltan | Excedentes

Julio Oswaldo Ruvalcaba Gómez*

Mi historia como universitario comenzó en la estación Urdaneta de la Línea 1 del Tren Ligero un lunes a las 6 de la mañana. Desde entonces, recorrer la ciudad de lado a lado se volvió parte de mi rutina diaria. Al igual que miles de estudiantes en esta ciudad, mi historia académica está ligada directamente al transporte público. Recorrer la ciudad es una necesidad para poder ir a estudiar, para trabajar, para vivir.

Hace más de dos años se anunció el aumento de la tarifa de 7 pesos a 9.50. Además del enojo por el impacto en nuestros bolsillos esta noticia provocó muchas dudas: si solo tengo una moneda de $10 ¿me van a dar cambio? ¿Los transvales costarán $4.75? ¿Y si compro uno me costará $5? Entre muchas otras.

El 27 de julio de 2019, el día que el tren comenzó a cobrar la nueva tarifa, mis dudas se resolvieron aunque no con las respuestas que a mí o al resto de los jaliscienses nos hubieran gustado. En realidad, solo comenzaba un problema mayor. Con el paso de los meses fue evidente que algo estaba pasando con los 50 centavos que dejábamos. Las máquinas para comprar un viajes siempre están llenas y entre más rutas de camiones migraban a los estándares de la ruta empresa para poder cobrar los $9.50 el problema era cada vez más grande.

Actualmente 177 rutas ya cobran la nueva tarifa. Decidí investigar al respecto. La información es muy escasa -es claro que la transparencia no es prioridad para la secretaria de transporte- pero reuniendo datos del INEGI, medios de comunicación y las dependencias encargadas de la movilidad pública del estado, conseguimos deducir algunos datos tan interesantes como alarmantes: al día de hoy, a pesar de la pandemia, más de 1 millón de pesos son recaudados todos los días de tostón en tostón.

Según los datos con los que el gobierno aprobó la tarifa de $9.50, cada día se realizan 4,800,000 viajes en transporte público y según los datos de las solicitudes de transparencia hechas al SITEUR alrededor del 17% de los viajes en tren se pagan con $10. No hay información certera del Macrobús, pero sí de sus alimentadoras en las que 9 de cada 10 usuarios no tienen tarjeta de prepago, sin olvidar que hasta hace poco solo se podía recargar en las estaciones del tren.

Si el objetivo de las autoridades era robar a la ciudadanía, encontraron el modo. Sabían que el robo hormiga difícilmente iba a provocar movilizaciones porque solo son 50 centavos. En medio del ritmo de vida tan acelerado que tenemos las personas en la AMG, son pocas las oportunidades que tenemos de recordar que el transporte público es un servicio y moverse un derecho, merecemos cuentas claras, merecemos transporte de calidad.

En medio de una crisis económica ¿cómo podrían usarse los excedentes? Apoyos para quienes perdieron sus empleos a causa de la pandemia, computadoras para los estudiantes que no pueden conectarse a sus clases virtuales, equipo para el personal médico que todos los días lucha por las vidas de todos los jaliscienses. Si el gobierno fue tan creativo en idear unas alcancías rateras, ojalá lo sea también para regresar esos millones que tanta falta hacen.

* Estudiante de economía en la Universidad de Guadalajara

Redes sociales

Twitter / Instagram @JulioRuvalcaba_

Julio Oswaldo Ruvalcaba Gómez*

Mi historia como universitario comenzó en la estación Urdaneta de la Línea 1 del Tren Ligero un lunes a las 6 de la mañana. Desde entonces, recorrer la ciudad de lado a lado se volvió parte de mi rutina diaria. Al igual que miles de estudiantes en esta ciudad, mi historia académica está ligada directamente al transporte público. Recorrer la ciudad es una necesidad para poder ir a estudiar, para trabajar, para vivir.

Hace más de dos años se anunció el aumento de la tarifa de 7 pesos a 9.50. Además del enojo por el impacto en nuestros bolsillos esta noticia provocó muchas dudas: si solo tengo una moneda de $10 ¿me van a dar cambio? ¿Los transvales costarán $4.75? ¿Y si compro uno me costará $5? Entre muchas otras.

El 27 de julio de 2019, el día que el tren comenzó a cobrar la nueva tarifa, mis dudas se resolvieron aunque no con las respuestas que a mí o al resto de los jaliscienses nos hubieran gustado. En realidad, solo comenzaba un problema mayor. Con el paso de los meses fue evidente que algo estaba pasando con los 50 centavos que dejábamos. Las máquinas para comprar un viajes siempre están llenas y entre más rutas de camiones migraban a los estándares de la ruta empresa para poder cobrar los $9.50 el problema era cada vez más grande.

Actualmente 177 rutas ya cobran la nueva tarifa. Decidí investigar al respecto. La información es muy escasa -es claro que la transparencia no es prioridad para la secretaria de transporte- pero reuniendo datos del INEGI, medios de comunicación y las dependencias encargadas de la movilidad pública del estado, conseguimos deducir algunos datos tan interesantes como alarmantes: al día de hoy, a pesar de la pandemia, más de 1 millón de pesos son recaudados todos los días de tostón en tostón.

Según los datos con los que el gobierno aprobó la tarifa de $9.50, cada día se realizan 4,800,000 viajes en transporte público y según los datos de las solicitudes de transparencia hechas al SITEUR alrededor del 17% de los viajes en tren se pagan con $10. No hay información certera del Macrobús, pero sí de sus alimentadoras en las que 9 de cada 10 usuarios no tienen tarjeta de prepago, sin olvidar que hasta hace poco solo se podía recargar en las estaciones del tren.

Si el objetivo de las autoridades era robar a la ciudadanía, encontraron el modo. Sabían que el robo hormiga difícilmente iba a provocar movilizaciones porque solo son 50 centavos. En medio del ritmo de vida tan acelerado que tenemos las personas en la AMG, son pocas las oportunidades que tenemos de recordar que el transporte público es un servicio y moverse un derecho, merecemos cuentas claras, merecemos transporte de calidad.

En medio de una crisis económica ¿cómo podrían usarse los excedentes? Apoyos para quienes perdieron sus empleos a causa de la pandemia, computadoras para los estudiantes que no pueden conectarse a sus clases virtuales, equipo para el personal médico que todos los días lucha por las vidas de todos los jaliscienses. Si el gobierno fue tan creativo en idear unas alcancías rateras, ojalá lo sea también para regresar esos millones que tanta falta hacen.

* Estudiante de economía en la Universidad de Guadalajara

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