/ lunes 8 de agosto de 2022

Las voces que faltan | La educación, lo último relevante para el gobierno

México, un país extraordinario donde la calidad de vida mejorará cuando todos sus habitantes cuenten con las herramientas para gestionarse un buen estado de salud, estabilidad económica y se garantice su pleno acceso a los derechos humanos. Es indudable que el papel del Estado debe mejorar y no lo hará mientras se siga vulnerando a la educación pública y a las universidades. La educación es la llave maestra para empoderar a la ciudadanía y así convertirnos en un mejor país.

Si está claro que la educación es la base ¿por qué las autoridades no ponen énfasis en garantizarla? Este sexenio será recordado como un gran bache en políticas públicas educativas a nivel nacional y estatal, simplemente porque no se propuso mejorar lo que había, ni tampoco esfuerzos de innovación. Por ejemplo, a nivel estatal el gobierno de Jalisco implementó el programa de apoyo con útiles escolares para niveles básicos; en nivel superior sostuvo el apoyo de los Bienevales para el transporte público, mas no propuso nada nuevo. Las escuelas de tiempo completo desaparecieron y las y los estudiantes no tuvimos el apoyo institucional, ni herramientas suficientes para afrontar los retos de la pandemia como fue la salud mental, la accesibilidad a clases a distancia, ni el pleno desarrollo de la personalidad a través del arte y el deporte.

Las habilidades blandas no son cosa menor, ya lo dice Robert Putnam, “practicar arte y deporte potencializan habilidades de liderazgo”; si no se promueven con iniciativas funcionales, los estudiantes de familias de escasos recursos están condenados a ver limitado su desarrollo porque en las escuelas públicas no pueden tener acceso a esto. En el caso local, la UdeG se ha visto muy limitada frente a los fuertes recortes presupuestales, aunque continúa innovando y goza de algunos de los mejores indicadores de universidades a nivel nacional, lo cierto es que tampoco ha podido garantizar el desarrollo pleno de la personalidad y liderazgo de sus estudiantes; hace falta voluntad política para aceptar los reclamos de los académicos y destinar más presupuesto a la educación. “El amor con amor se paga” y por más que Alfaro diga amar a la UdeG, sus hechos demuestran lo contrario.

A nivel federal el único logro de la gestión actual ha sido destruir la reforma educativa de Peña Nieto, pero no ha existido ningún proyecto alternativo, este año se nombrará al tercer secretario de estado en lo que va del sexenio y pasará sin pena ni gloria. Así le ha pasado de noche al Estado los más de 740 mil estudiantes que desertaron en México tan solo al inicio de la pandemia 2020, según datos del INEGI. La incertidumbre, el rezago educativo, la deserción escolar sigue amenazando el futuro de miles de niños y jóvenes.

Más aún, la educación deficiente sepulta nuestras oportunidades de desarrollo a futuro. Preocupa que pese a los paupérrimos resultados de México en indicadores como la prueba PISA, no se cambie la estrategia ni el rumbo de la educación en nuestro país. El problema a nivel nacional y estatal es de enfoque porque se utiliza a la Secretaría como un instrumento de acumulación de poder y creación de clientelas políticas, cuando esta debería generar políticas públicas con el objetivo de intervenir de manera integral al ser humano. Regalar útiles o dinero no es, bajo ninguna circunstancia, una política de intervención.

Yo sueño con escuelas donde pudiera alimentarme sanamente, practicar deporte, arte, tener acceso a atención psicológica, practicar el trabajo en equipo y liderazgo, donde me prepararan para la vida más allá de pasar un examen, esa sí es la educación que le urge a México. En los próximos días saldrán las listas de los admitidos a la UdeG, entristece que a muchos se les cerrarán las puertas. Solo ingresa a licenciatura el 46 por ciento de los aspirantes y cabe destacar que tenemos el presupuesto más bajo del país por alumno. En México aunque quieras estudiar no se puede porque el presupuesto deplorable; ante la ausencia de un proyecto de nación que de manera integral forme a mejores seres humanos y una clase política indolente a estos temas es razón de que la calidad de vida en nuestro país seguirá limitada y muy pobre en algunos sectores de la población.


* Presidente de la FEU

Twitter. @JavierArmentaMX

Facebook. Javier Armenta @JArmentaMX

México, un país extraordinario donde la calidad de vida mejorará cuando todos sus habitantes cuenten con las herramientas para gestionarse un buen estado de salud, estabilidad económica y se garantice su pleno acceso a los derechos humanos. Es indudable que el papel del Estado debe mejorar y no lo hará mientras se siga vulnerando a la educación pública y a las universidades. La educación es la llave maestra para empoderar a la ciudadanía y así convertirnos en un mejor país.

Si está claro que la educación es la base ¿por qué las autoridades no ponen énfasis en garantizarla? Este sexenio será recordado como un gran bache en políticas públicas educativas a nivel nacional y estatal, simplemente porque no se propuso mejorar lo que había, ni tampoco esfuerzos de innovación. Por ejemplo, a nivel estatal el gobierno de Jalisco implementó el programa de apoyo con útiles escolares para niveles básicos; en nivel superior sostuvo el apoyo de los Bienevales para el transporte público, mas no propuso nada nuevo. Las escuelas de tiempo completo desaparecieron y las y los estudiantes no tuvimos el apoyo institucional, ni herramientas suficientes para afrontar los retos de la pandemia como fue la salud mental, la accesibilidad a clases a distancia, ni el pleno desarrollo de la personalidad a través del arte y el deporte.

Las habilidades blandas no son cosa menor, ya lo dice Robert Putnam, “practicar arte y deporte potencializan habilidades de liderazgo”; si no se promueven con iniciativas funcionales, los estudiantes de familias de escasos recursos están condenados a ver limitado su desarrollo porque en las escuelas públicas no pueden tener acceso a esto. En el caso local, la UdeG se ha visto muy limitada frente a los fuertes recortes presupuestales, aunque continúa innovando y goza de algunos de los mejores indicadores de universidades a nivel nacional, lo cierto es que tampoco ha podido garantizar el desarrollo pleno de la personalidad y liderazgo de sus estudiantes; hace falta voluntad política para aceptar los reclamos de los académicos y destinar más presupuesto a la educación. “El amor con amor se paga” y por más que Alfaro diga amar a la UdeG, sus hechos demuestran lo contrario.

A nivel federal el único logro de la gestión actual ha sido destruir la reforma educativa de Peña Nieto, pero no ha existido ningún proyecto alternativo, este año se nombrará al tercer secretario de estado en lo que va del sexenio y pasará sin pena ni gloria. Así le ha pasado de noche al Estado los más de 740 mil estudiantes que desertaron en México tan solo al inicio de la pandemia 2020, según datos del INEGI. La incertidumbre, el rezago educativo, la deserción escolar sigue amenazando el futuro de miles de niños y jóvenes.

Más aún, la educación deficiente sepulta nuestras oportunidades de desarrollo a futuro. Preocupa que pese a los paupérrimos resultados de México en indicadores como la prueba PISA, no se cambie la estrategia ni el rumbo de la educación en nuestro país. El problema a nivel nacional y estatal es de enfoque porque se utiliza a la Secretaría como un instrumento de acumulación de poder y creación de clientelas políticas, cuando esta debería generar políticas públicas con el objetivo de intervenir de manera integral al ser humano. Regalar útiles o dinero no es, bajo ninguna circunstancia, una política de intervención.

Yo sueño con escuelas donde pudiera alimentarme sanamente, practicar deporte, arte, tener acceso a atención psicológica, practicar el trabajo en equipo y liderazgo, donde me prepararan para la vida más allá de pasar un examen, esa sí es la educación que le urge a México. En los próximos días saldrán las listas de los admitidos a la UdeG, entristece que a muchos se les cerrarán las puertas. Solo ingresa a licenciatura el 46 por ciento de los aspirantes y cabe destacar que tenemos el presupuesto más bajo del país por alumno. En México aunque quieras estudiar no se puede porque el presupuesto deplorable; ante la ausencia de un proyecto de nación que de manera integral forme a mejores seres humanos y una clase política indolente a estos temas es razón de que la calidad de vida en nuestro país seguirá limitada y muy pobre en algunos sectores de la población.


* Presidente de la FEU

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Facebook. Javier Armenta @JArmentaMX