/ lunes 16 de mayo de 2022

Las voces que faltan | Felicidades a los portavoces del gesto más humano, maestras y maestros

Aprender y estudiar es la tarea de las y los estudiantes. Tener acceso a la educación es tener la oportunidad de aprender día con día. En la comunidad estudiantil existe una diversidad enorme, ya que no todos tenemos los mismos intereses, un momento clave de nuestra vida es cuando decidimos hacia qué materia caminar, qué aprendizajes queremos obtener y en ese momento de tomar la decisión de qué queremos estudiar pasan por nuestra memoria aquellas figuras que dedicaron su vida a enseñarnos, aquellos portavoces del gesto más humano, más bonito que tiene la humanidad, nuestras maestras y maestros.

Hoy quiero aprovechar estas líneas para felicitar a las y los maestros, a aquellos que defienden la educación, a aquellos estudiantes permanentes porque un maestro siempre está en constante aprendizaje; prueba de ello, todos los que durante la pandemia refrendaron su compromiso con la educación. Ser maestro no es tarea fácil y la crisis de salud que atravesamos por un virus que nos impidió pisar las aulas durante dos años desestabilizó muchas de nuestras prácticas, la educación quedó vulnerada y si esta se salvó no fue por el Estado, fue por el compromiso de las y los maestros, que no descansaron, que se esforzaron por utilizar nuevas tecnologías y superaron los retos con creces.

La comunidad de docentes de nuestra Universidad de Guadalajara ha demostrado estar a la altura de las circunstancias. Nuestros profesores nos han enseñado a ser estudiantes críticos, a salir de las aulas para defender nuestra autonomía universitaria, nos han motivado, nos han abierto sus oídos y sido el depósito de nuestra frustración para convertirla en entusiasmo con sus palabras de aliento. Un profesor ejemplar, como hay muchos en nuestra casa de estudios, tiene una anatomía particular, sus pies son más rápidos para llegar siempre a tiempo a sus clases, tiene manos que hablan por sí mismas pues tienen gran dominio de la expresión corporal, tienen voces muy fuertes para que hasta el último estudiante de la última fila alcance a escucharlos, tienen una mirada indulgente para que cuando nos equivocamos no desertemos y sigamos en este camino que es la llave secreta para el crecimiento de nuestras sociedades.

También quiero hacer un reconocimiento a los profesores que se convirtieron en mejores amigos, aquellos que multiplicaban mis ganas de aprender, y a quienes cuando el panorama se tornó desolador, se aferraron a la educación y no soltaron a sus estudiantes. A todas esas mentes creativas que subían videos y hacían uso de muy variadas herramientas para enseñarnos, motivarnos e inspirarnos.

Los tiempos siempre van cambiando, ahora el gran reto es cerrar la puerta a la violencia de género. Hoy quiero recordar que los buenos son más y que no seríamos las personas que somos sin todo lo que cada maestro ha influido en cada etapa de nuestra vida. Gracias por enseñarnos a vivir, a creer en la justicia, a profesar con valores y hacer la diferencia para convertir nuestra universidad en la mejor universidad pública estatal. ¡El motor de nuestra universidad son las y los maestros!

Redes sociales:

Twitter @JavierArmentaMX

Facebook. Javier Armenta @JArmentaMX

Aprender y estudiar es la tarea de las y los estudiantes. Tener acceso a la educación es tener la oportunidad de aprender día con día. En la comunidad estudiantil existe una diversidad enorme, ya que no todos tenemos los mismos intereses, un momento clave de nuestra vida es cuando decidimos hacia qué materia caminar, qué aprendizajes queremos obtener y en ese momento de tomar la decisión de qué queremos estudiar pasan por nuestra memoria aquellas figuras que dedicaron su vida a enseñarnos, aquellos portavoces del gesto más humano, más bonito que tiene la humanidad, nuestras maestras y maestros.

Hoy quiero aprovechar estas líneas para felicitar a las y los maestros, a aquellos que defienden la educación, a aquellos estudiantes permanentes porque un maestro siempre está en constante aprendizaje; prueba de ello, todos los que durante la pandemia refrendaron su compromiso con la educación. Ser maestro no es tarea fácil y la crisis de salud que atravesamos por un virus que nos impidió pisar las aulas durante dos años desestabilizó muchas de nuestras prácticas, la educación quedó vulnerada y si esta se salvó no fue por el Estado, fue por el compromiso de las y los maestros, que no descansaron, que se esforzaron por utilizar nuevas tecnologías y superaron los retos con creces.

La comunidad de docentes de nuestra Universidad de Guadalajara ha demostrado estar a la altura de las circunstancias. Nuestros profesores nos han enseñado a ser estudiantes críticos, a salir de las aulas para defender nuestra autonomía universitaria, nos han motivado, nos han abierto sus oídos y sido el depósito de nuestra frustración para convertirla en entusiasmo con sus palabras de aliento. Un profesor ejemplar, como hay muchos en nuestra casa de estudios, tiene una anatomía particular, sus pies son más rápidos para llegar siempre a tiempo a sus clases, tiene manos que hablan por sí mismas pues tienen gran dominio de la expresión corporal, tienen voces muy fuertes para que hasta el último estudiante de la última fila alcance a escucharlos, tienen una mirada indulgente para que cuando nos equivocamos no desertemos y sigamos en este camino que es la llave secreta para el crecimiento de nuestras sociedades.

También quiero hacer un reconocimiento a los profesores que se convirtieron en mejores amigos, aquellos que multiplicaban mis ganas de aprender, y a quienes cuando el panorama se tornó desolador, se aferraron a la educación y no soltaron a sus estudiantes. A todas esas mentes creativas que subían videos y hacían uso de muy variadas herramientas para enseñarnos, motivarnos e inspirarnos.

Los tiempos siempre van cambiando, ahora el gran reto es cerrar la puerta a la violencia de género. Hoy quiero recordar que los buenos son más y que no seríamos las personas que somos sin todo lo que cada maestro ha influido en cada etapa de nuestra vida. Gracias por enseñarnos a vivir, a creer en la justicia, a profesar con valores y hacer la diferencia para convertir nuestra universidad en la mejor universidad pública estatal. ¡El motor de nuestra universidad son las y los maestros!

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