/ jueves 21 de enero de 2021

Las voces que faltan | Derechos en riesgo

Enrique Estrada Jiménez *

Las instituciones son un organismo público o privado, las cuales han sido creadas con la finalidad de desempeñar actividades importantes y específicas, por lo que hablar de ellas nunca será un tema menor, mucho menos en nuestro país, donde hay secretarías, organismos, institutos y ventanillas encargadas de dar soluciones para todo. Sin embargo, cuando la ciudadanía acude a ellas en busca de respuestas, se topa con una realidad muy diferente.

El desencanto que vive la sociedad respecto a las instituciones es mayúsculo: de acuerdo con la encuesta MCCI- Reforma | marzo 2020, las y los mexicanos creen que hay corrupción en todas ellas, comenzando por los partidos políticos, terminando por la Marina y pasando por todas las dependencias, dando un promedio de percepción de la corrupción en las instituciones del 46.24%. Dicho de otro modo, la gente cree que financiamos partidos corruptos, los cuales nos llevan a participar en elecciones en las que no creemos, organizadas por institutos en los que no confiamos, para tener representantes que no generan certidumbre al frente de instituciones que percibimos ineficientes. ¡Y esto es gravísimo!

Es justo ahí donde radica la vulnerabilidad de nuestras instituciones: en la desconfianza que la ciudadanía tiene hacia ellas. Esta se alimenta cuando pasamos largas horas en las filas, cuando vemos una burocracia obesa, al no obtener resolución a nuestras demandas, al existir poca claridad de qué puerta debemos tocar para canalizar nuestras solicitudes, cuando vemos los gastos excesivos de las mismas o cuando escuchamos múltiples promesas y percibimos pocos resultados. Todo nos lleva por un viacrucis en el que al final no se ven respuestas claras, pues las instituciones no han logrado superar el reto de adaptarse a las demandas que hoy tiene la ciudadanía.

Es por ello que, ante discursos centralistas, las instituciones deben modernizarse para demostrar eficiencia y atender las demandas de la gente, pues de no reinventarse estarán condenadas a desaparecer. A su vez, si las nuevas generaciones no entendemos que, más allá del desencanto y enojo, los organismos fueron creados para velar derechos —especialmente los autónomos—, entonces estaremos perdidos. ¡En la construcción de instituciones sólidas no podemos dar un paso atrás!

Hoy vivimos en una época de derechos ganados, muchos de los cuales experimentamos ajenos porque no nos costaron y, como siempre los hemos tenido, nos parece obvio e incluso hasta excesivo que existan instituciones que los defiendan. No obstante, todos estos organismos fueron producto de luchas y demandas —y no se construyeron de la noche a la mañana, como de igual forma no desaparecerán de un día para otro—. Si las instituciones pierden poder, los ciudadanos perdemos derechos con ellas y quizá pronto regresaremos a los tiempos en donde se iba al gobierno, para quejarte del gobierno y entonces el mismo gobierno te dijera que; ¡El gobierno nunca tiene la culpa!

* Consejero de Promoción y defensa de Derechos Humanos, FEU.

Todas las plataformas como @Enriquestmx

Enrique Estrada Jiménez *

Las instituciones son un organismo público o privado, las cuales han sido creadas con la finalidad de desempeñar actividades importantes y específicas, por lo que hablar de ellas nunca será un tema menor, mucho menos en nuestro país, donde hay secretarías, organismos, institutos y ventanillas encargadas de dar soluciones para todo. Sin embargo, cuando la ciudadanía acude a ellas en busca de respuestas, se topa con una realidad muy diferente.

El desencanto que vive la sociedad respecto a las instituciones es mayúsculo: de acuerdo con la encuesta MCCI- Reforma | marzo 2020, las y los mexicanos creen que hay corrupción en todas ellas, comenzando por los partidos políticos, terminando por la Marina y pasando por todas las dependencias, dando un promedio de percepción de la corrupción en las instituciones del 46.24%. Dicho de otro modo, la gente cree que financiamos partidos corruptos, los cuales nos llevan a participar en elecciones en las que no creemos, organizadas por institutos en los que no confiamos, para tener representantes que no generan certidumbre al frente de instituciones que percibimos ineficientes. ¡Y esto es gravísimo!

Es justo ahí donde radica la vulnerabilidad de nuestras instituciones: en la desconfianza que la ciudadanía tiene hacia ellas. Esta se alimenta cuando pasamos largas horas en las filas, cuando vemos una burocracia obesa, al no obtener resolución a nuestras demandas, al existir poca claridad de qué puerta debemos tocar para canalizar nuestras solicitudes, cuando vemos los gastos excesivos de las mismas o cuando escuchamos múltiples promesas y percibimos pocos resultados. Todo nos lleva por un viacrucis en el que al final no se ven respuestas claras, pues las instituciones no han logrado superar el reto de adaptarse a las demandas que hoy tiene la ciudadanía.

Es por ello que, ante discursos centralistas, las instituciones deben modernizarse para demostrar eficiencia y atender las demandas de la gente, pues de no reinventarse estarán condenadas a desaparecer. A su vez, si las nuevas generaciones no entendemos que, más allá del desencanto y enojo, los organismos fueron creados para velar derechos —especialmente los autónomos—, entonces estaremos perdidos. ¡En la construcción de instituciones sólidas no podemos dar un paso atrás!

Hoy vivimos en una época de derechos ganados, muchos de los cuales experimentamos ajenos porque no nos costaron y, como siempre los hemos tenido, nos parece obvio e incluso hasta excesivo que existan instituciones que los defiendan. No obstante, todos estos organismos fueron producto de luchas y demandas —y no se construyeron de la noche a la mañana, como de igual forma no desaparecerán de un día para otro—. Si las instituciones pierden poder, los ciudadanos perdemos derechos con ellas y quizá pronto regresaremos a los tiempos en donde se iba al gobierno, para quejarte del gobierno y entonces el mismo gobierno te dijera que; ¡El gobierno nunca tiene la culpa!

* Consejero de Promoción y defensa de Derechos Humanos, FEU.

Todas las plataformas como @Enriquestmx