/ lunes 26 de julio de 2021

Las Villas Panamericanas: emblema del atropello socioambiental

Hace décadas que Guadalajara arrastra los intereses de una ciudad que prioriza la inversión rapaz bajo la complicidad y negligencia gubernamental en detrimento de la calidad de vida de todas y todos sus habitantes. Hace años que parece que la premisa es construir por construir y vender por vender, sin pensar en la sustentabilidad. Y cuando hablo de sustentabilidad lo digo tanto ambiental como socialmente pues las aristas de este problema se reflejan tanto en las afectaciones que nuestros bosques y recursos hídricos han padecido como en el brutal encarecimiento de la vivienda y el respectivo impacto en las condiciones de vida de quienes habitamos el AMG.

Para muestra un botón: Jalisco se encuentra en el top 10 de estados más afectados por incendios forestales registrados en lo que va del 2021 con más de 30 mil hectáreas quemadas, además, podemos añadir el problema hídrico pues la tercera causa de denuncias ambientales en el estado precisamente tiene que ver con la contaminación del agua. Sumando a la trágica escena, recordemos que los precios de la vivienda están muy elevados tomando en cuenta el promedio de ingresos, y precisamente, el encarecimiento de la vivienda se debe en gran medida al “boom inmobiliario” que ha vuelto tan atractiva la ciudad para la construcción de verticalidades que están pensadas para las ganancias más que para garantizar el derecho humano a la vivienda digna.

Hago este breve recorrido porque lo que ocurre en la Villas Panamericanas se trata justamente de esta tríada entre daño socioambiental, intereses inmobiliarios y gobiernos omisos. Las Villas Panamericanas, ahora llamadas Avaterra fueron compradas a finales de 2020 al Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco y al Instituto Jalisciense de la Vivienda por 1,500 millones de pesas el año pasado por la empresa Green Life Capital después de un año de estar bajo el foco debido a las declaraciones del presidente municipal Pablo Lemus asegurando que no podrían ser habitadas.

Sin embargo, hace un par de semanas que la sala Superior del Tribunal de Justicia Administrativa confirmó el fallo de la segunda sala, que ordenó al ayuntamiento zapopano entregar el permiso de habitabilidad en las Villas.

Esto es un acto de total desvergüenza, pues las Villas Panamericanas se encuentran en un área de recarga de aguas pues allí se infiltran y recargan acuíferos que abastecen a un buen porcentaje de la población. Además de ello, la zona se encuentra cercana al Bosque La Primavera, uno de los principales afectados por los incendios y asediado por intereses particulares pues los fines inmobiliarios de viviendas exclusivas y de plantación ilegal han sido una constante en esta área.

Otorgar la habitabilidad de las Villas abrirá la puerta para que otras zonas que estaban fuera del alcance de estas grandes constructoras que edifican sin importar el daño ambiental y el costo social. Parece que no hemos entendido nuestra dependencia con el ecosistema (pese a los meses de escasez de agua que hemos vivido este 2021). Lo que queda en juego cuando se permiten estas arbitrariedades es el futuro de Jalisco, ni más ni menos.

* Vicepresidenta de Hagamos

Hace décadas que Guadalajara arrastra los intereses de una ciudad que prioriza la inversión rapaz bajo la complicidad y negligencia gubernamental en detrimento de la calidad de vida de todas y todos sus habitantes. Hace años que parece que la premisa es construir por construir y vender por vender, sin pensar en la sustentabilidad. Y cuando hablo de sustentabilidad lo digo tanto ambiental como socialmente pues las aristas de este problema se reflejan tanto en las afectaciones que nuestros bosques y recursos hídricos han padecido como en el brutal encarecimiento de la vivienda y el respectivo impacto en las condiciones de vida de quienes habitamos el AMG.

Para muestra un botón: Jalisco se encuentra en el top 10 de estados más afectados por incendios forestales registrados en lo que va del 2021 con más de 30 mil hectáreas quemadas, además, podemos añadir el problema hídrico pues la tercera causa de denuncias ambientales en el estado precisamente tiene que ver con la contaminación del agua. Sumando a la trágica escena, recordemos que los precios de la vivienda están muy elevados tomando en cuenta el promedio de ingresos, y precisamente, el encarecimiento de la vivienda se debe en gran medida al “boom inmobiliario” que ha vuelto tan atractiva la ciudad para la construcción de verticalidades que están pensadas para las ganancias más que para garantizar el derecho humano a la vivienda digna.

Hago este breve recorrido porque lo que ocurre en la Villas Panamericanas se trata justamente de esta tríada entre daño socioambiental, intereses inmobiliarios y gobiernos omisos. Las Villas Panamericanas, ahora llamadas Avaterra fueron compradas a finales de 2020 al Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco y al Instituto Jalisciense de la Vivienda por 1,500 millones de pesas el año pasado por la empresa Green Life Capital después de un año de estar bajo el foco debido a las declaraciones del presidente municipal Pablo Lemus asegurando que no podrían ser habitadas.

Sin embargo, hace un par de semanas que la sala Superior del Tribunal de Justicia Administrativa confirmó el fallo de la segunda sala, que ordenó al ayuntamiento zapopano entregar el permiso de habitabilidad en las Villas.

Esto es un acto de total desvergüenza, pues las Villas Panamericanas se encuentran en un área de recarga de aguas pues allí se infiltran y recargan acuíferos que abastecen a un buen porcentaje de la población. Además de ello, la zona se encuentra cercana al Bosque La Primavera, uno de los principales afectados por los incendios y asediado por intereses particulares pues los fines inmobiliarios de viviendas exclusivas y de plantación ilegal han sido una constante en esta área.

Otorgar la habitabilidad de las Villas abrirá la puerta para que otras zonas que estaban fuera del alcance de estas grandes constructoras que edifican sin importar el daño ambiental y el costo social. Parece que no hemos entendido nuestra dependencia con el ecosistema (pese a los meses de escasez de agua que hemos vivido este 2021). Lo que queda en juego cuando se permiten estas arbitrariedades es el futuro de Jalisco, ni más ni menos.

* Vicepresidenta de Hagamos