/ martes 23 de febrero de 2021

Las funciones cerebrales en la Cultura de Paz y la Mediación

Por Blas Jasso / Delia Pérez*

El generar y acceder a conocimientos más actuales, implica nuevos métodos, donde vemos que la educación emocional, inteligencias múltiples y el funcionamiento cerebral, juegan un papel determinante en estos nuevos saberes de la cultura de paz y la mediación. Excluir o minimizar estos avances científicos en casi todo tipo de investigación, significa mutilar los resultados y allegarse conclusiones incompletas, por ende, con poca validez o un funcionamiento temporal pronto a superar.

Hoy sabemos que, en la cotidianidad de cualquier ámbito del saber, queramos o no, estamos inmersos en nuevos paradigmas de la ciencia, donde el conocimiento ante los nuevos escenarios ya debiera ser transversal, interdisciplinario y multidisciplinar, pues un solo enfoque limita las posibilidades y aristas de observación y en consecuencia, de lograr avances más profundos y consistentes. En las funciones del cerebro pasa el mismo fenómeno, nuestro cerebro debe experimentar distintas formas de percibir el mundo, por medio de la creación de nuevas redes de neuronas y circuitos paralelos.

Nuestro cerebro está habilitado para adaptarse rápidamente a las condiciones del ambiente que se vayan creando, tanto favorables como adversas. El cerebro no está diseñado para ver al mundo de una sola manera, por el contrario, el cerebro requiere estarse readaptando constantemente, ya que las funciones de las neuronas no son el estar estáticas. Un cerebro estático produciría por sí mismo daño en sus operaciones funcionales más pronto de lo que se piensa. Traigo a colación temática, una parte de las investigaciones del Dr. Roger Wolcott Sperryl, Premio Nobel de Fisiología y Medicina, que obtuvo por sus investigaciones sobre la especialización funcional de los hemisferios cerebrales en el año de 1981, quien publicó importantes experimentos mostrando las áreas operativas del cerebro, donde comprobó que las funciones del hemisferio derecho son más susceptibles en imágenes y emociones, mientras que el hemisferio izquierdo al lenguaje y las operaciones concretas.

Entre lo relevante de sus investigaciones el Dr. Sperry, fundamenta que, al desconectar el cuerpo calloso que une con millones de fibras cerebrales a ambos hemisferios, se interrumpe la comunicación generando que el lado derecho del cerebro perciba predominantemente las siguientes funciones: percepción holística, pensamiento metafórico, la sensualidad y sensaciones de pasividad, mientras que en el lado izquierdo predominan; la expresión lógica, la percepción focal, lo analítico y la agresividad.

Lo interesante de las investigaciones científicas es cuando estas convergen en un mismo punto aportando más claridad al pensamiento del hombre desde diferentes posturas. Me refiero a que, así como hemos hablado bastamente que hay dos grandes paradigmas epistemológicos: el paradigma positivista, reduccionista, o cuantitativo, que estudia lo tangible, y el paradigma hermenéutico o cualitativo que estudia lo intangible, pasa lo mismo en el cerebro, es decir la parte derecha de nuestro cerebro se encarga de los elementos emocionales e intangibles, mientras que el hemisferio izquierdo se encarga de estructurar el lenguaje y los elementos tangibles.

Si llevamos esto al mundo de la mediación y la cultura de paz, podríamos aventurar y deducir que no se puede percibir la realidad, su análisis y en consecuencia sus resultados, solamente desde la racionalidad, la objetividad o la mera contemplación y repetición del conocimiento. Las nuevas destrezas de un mediador y de aquellos que buscan adentrarse a las teorías de paz, deberán desarrollar habilidades que en muchas de las ocasiones no se encuentran en los libros, ni en los seminarios, ni en los pensamientos estructurados.

Desde esta perspectiva, deberíamos prepararnos no solo en el ámbito disciplinar con el bagaje tradicional, sino añadir a nuestro “expertise” o pericia, métodos orientados a descubrir conocimientos novedosos a partir de la experiencia, vivencias y el descubrimiento de cosas nuevas. La educación tradicional y bancaria, promueve la idea que la mera incorporación del conocimiento por si solo nos dará la comprensión del mundo que nos rodea, incluso ha acuñado frases tales como: “conocimiento es poder”. Como ya vemos, esta cortedad intelectual limita nuestra visión y ejercicio profesional pues representa un poder de reducido alcance.

Observemos los nuevos paradigmas de las ciencias y deduciremos que la inteligencia ha dejado de ser el cúmulo de información. ¿qué puede hacer un formador de paz sin habilidades humanas cognitivas y relacionales? ¿qué puede hacer un mediador reproduciendo indiscriminadamente técnicas si no las ha experimentado, o bien, qué hacer frente ante situaciones que exigen nuevos saberes? ¿qué puede hacer alguien que busca el vínculo humano si trae consigo conflictos emocionales no resueltos, falta de tolerancia a la frustración o bajo control de impulsos? ¿qué pasaría con alguien que, teniendo la ley en la mano, por su falta de habilidades y empatía re victimizaría a la víctima con sus meras expresiones corporales y tono de voz? ¿qué pasaría con un mediador que desconoce sus expresiones corporales y su meta comunicación? ¿el puro conocimiento del procedimiento lo sacaría adelante? La calibración, la sintonía la reflectividad, la meta comunicación, la inteligencia emocional, la educación emocional, el auto conocimiento y el desarrollo de habilidades humanas entre otras, son actividades que se desarrollan en el hemisferio derecho exclusivamente.

En el libro titulado “Teoría de la comunicación humana” de Paul Watzlawick, (1921-2007) quien fuera un destacado psicoterapeuta austriaco, afirma que la comunicación entre las personas es por dos vías; la comunicación analógica (no verbal, hemisferio derecho) y la comunicación digital (lo verbal, hemisferio izquierdo) por consecuencia, pensar que la comunicación se da solo por la vía del discurso es un error importante. El mito de que “hablando se entiende la gente” pasa a ser entonces una verdad relativa. El cerebro es un músculo y por tal motivo debe ser ejercitado como una parte activa más de nuestro cuerpo. En la medida en que se estimule el cerebro, éste generará nuevas redes neuronales y permitirá que la comunicación de ambos hemisferios coadyuve a un cerebro más saludable con mayores recursos y distintas habilidades.

Si la construcción de la paz implica finalmente estar tranquilo y lograr la estabilidad emocional entre lo semejantes y uno mismo, la paz no solo se logra racionalizando las problemáticas, repitiendo discursos alentadores o estandarizados. Si el cuerpo siente la paz no hay argumento que lo sustituya. Por consiguiente, este estado mental, físico y espiritual, es también logrado por una adecuada estimulación cerebral, que produzca sustancias bioquímicas y alteren distintas estructuras cerebrales y funcionales de manera significativa.

En días recientes el Congreso del Estado de Jalisco aprobó la Ley de Fomento a la Cultura de paz, en donde fungimos como miembros del Órgano Técnico para la implementación de dicha Ley. Convocamos a que dieran sus aportaciones en la mencionada iniciativa de Paz, a dos grandes promotores de la cultura de paz y la mediación en México y en el mundo, el Dr. Jorge Pesqueira Leal y al Dr. Francisco Gorjon, quienes dentro de sus enfoques argumentaron que, en la cultura de paz y la mediación, se producen significativos resultados, además, trabajando los intangibles y desde la mediación asociativa, es decir, desde la relación humana y el vínculo emocional del bienestar.

Por lo anterior, y como una contribución particular, de entre las incontables bondades que las ciencias nos aportan, es relevante destacar que una de las cualidades del perfil del nuevo mediador, sea precisamente el dominio de los saberes del funcionamiento cerebral, para poder explicar conductas, canalizando así, mejores análisis y soluciones entre los involucrados. Los conocimientos interdisciplinares, multidisciplinares y transversales son exigencia en los nuevos profesionales por la cultura de la paz y la mediación.


Delia Pérez Guerrero. Psicoterapeuta y mediadora certificada.

Correo: psic.deliaperez@gmail.com


Blas Sergio Jasso Hinojosa. Miembro integrante del Observatorio sobre seguridad y justicia, Centro de Investigación del CUCSH Universidad de Guadalajara.

Correo: blasjaso@yahoo.com.mx


Por Blas Jasso / Delia Pérez*

El generar y acceder a conocimientos más actuales, implica nuevos métodos, donde vemos que la educación emocional, inteligencias múltiples y el funcionamiento cerebral, juegan un papel determinante en estos nuevos saberes de la cultura de paz y la mediación. Excluir o minimizar estos avances científicos en casi todo tipo de investigación, significa mutilar los resultados y allegarse conclusiones incompletas, por ende, con poca validez o un funcionamiento temporal pronto a superar.

Hoy sabemos que, en la cotidianidad de cualquier ámbito del saber, queramos o no, estamos inmersos en nuevos paradigmas de la ciencia, donde el conocimiento ante los nuevos escenarios ya debiera ser transversal, interdisciplinario y multidisciplinar, pues un solo enfoque limita las posibilidades y aristas de observación y en consecuencia, de lograr avances más profundos y consistentes. En las funciones del cerebro pasa el mismo fenómeno, nuestro cerebro debe experimentar distintas formas de percibir el mundo, por medio de la creación de nuevas redes de neuronas y circuitos paralelos.

Nuestro cerebro está habilitado para adaptarse rápidamente a las condiciones del ambiente que se vayan creando, tanto favorables como adversas. El cerebro no está diseñado para ver al mundo de una sola manera, por el contrario, el cerebro requiere estarse readaptando constantemente, ya que las funciones de las neuronas no son el estar estáticas. Un cerebro estático produciría por sí mismo daño en sus operaciones funcionales más pronto de lo que se piensa. Traigo a colación temática, una parte de las investigaciones del Dr. Roger Wolcott Sperryl, Premio Nobel de Fisiología y Medicina, que obtuvo por sus investigaciones sobre la especialización funcional de los hemisferios cerebrales en el año de 1981, quien publicó importantes experimentos mostrando las áreas operativas del cerebro, donde comprobó que las funciones del hemisferio derecho son más susceptibles en imágenes y emociones, mientras que el hemisferio izquierdo al lenguaje y las operaciones concretas.

Entre lo relevante de sus investigaciones el Dr. Sperry, fundamenta que, al desconectar el cuerpo calloso que une con millones de fibras cerebrales a ambos hemisferios, se interrumpe la comunicación generando que el lado derecho del cerebro perciba predominantemente las siguientes funciones: percepción holística, pensamiento metafórico, la sensualidad y sensaciones de pasividad, mientras que en el lado izquierdo predominan; la expresión lógica, la percepción focal, lo analítico y la agresividad.

Lo interesante de las investigaciones científicas es cuando estas convergen en un mismo punto aportando más claridad al pensamiento del hombre desde diferentes posturas. Me refiero a que, así como hemos hablado bastamente que hay dos grandes paradigmas epistemológicos: el paradigma positivista, reduccionista, o cuantitativo, que estudia lo tangible, y el paradigma hermenéutico o cualitativo que estudia lo intangible, pasa lo mismo en el cerebro, es decir la parte derecha de nuestro cerebro se encarga de los elementos emocionales e intangibles, mientras que el hemisferio izquierdo se encarga de estructurar el lenguaje y los elementos tangibles.

Si llevamos esto al mundo de la mediación y la cultura de paz, podríamos aventurar y deducir que no se puede percibir la realidad, su análisis y en consecuencia sus resultados, solamente desde la racionalidad, la objetividad o la mera contemplación y repetición del conocimiento. Las nuevas destrezas de un mediador y de aquellos que buscan adentrarse a las teorías de paz, deberán desarrollar habilidades que en muchas de las ocasiones no se encuentran en los libros, ni en los seminarios, ni en los pensamientos estructurados.

Desde esta perspectiva, deberíamos prepararnos no solo en el ámbito disciplinar con el bagaje tradicional, sino añadir a nuestro “expertise” o pericia, métodos orientados a descubrir conocimientos novedosos a partir de la experiencia, vivencias y el descubrimiento de cosas nuevas. La educación tradicional y bancaria, promueve la idea que la mera incorporación del conocimiento por si solo nos dará la comprensión del mundo que nos rodea, incluso ha acuñado frases tales como: “conocimiento es poder”. Como ya vemos, esta cortedad intelectual limita nuestra visión y ejercicio profesional pues representa un poder de reducido alcance.

Observemos los nuevos paradigmas de las ciencias y deduciremos que la inteligencia ha dejado de ser el cúmulo de información. ¿qué puede hacer un formador de paz sin habilidades humanas cognitivas y relacionales? ¿qué puede hacer un mediador reproduciendo indiscriminadamente técnicas si no las ha experimentado, o bien, qué hacer frente ante situaciones que exigen nuevos saberes? ¿qué puede hacer alguien que busca el vínculo humano si trae consigo conflictos emocionales no resueltos, falta de tolerancia a la frustración o bajo control de impulsos? ¿qué pasaría con alguien que, teniendo la ley en la mano, por su falta de habilidades y empatía re victimizaría a la víctima con sus meras expresiones corporales y tono de voz? ¿qué pasaría con un mediador que desconoce sus expresiones corporales y su meta comunicación? ¿el puro conocimiento del procedimiento lo sacaría adelante? La calibración, la sintonía la reflectividad, la meta comunicación, la inteligencia emocional, la educación emocional, el auto conocimiento y el desarrollo de habilidades humanas entre otras, son actividades que se desarrollan en el hemisferio derecho exclusivamente.

En el libro titulado “Teoría de la comunicación humana” de Paul Watzlawick, (1921-2007) quien fuera un destacado psicoterapeuta austriaco, afirma que la comunicación entre las personas es por dos vías; la comunicación analógica (no verbal, hemisferio derecho) y la comunicación digital (lo verbal, hemisferio izquierdo) por consecuencia, pensar que la comunicación se da solo por la vía del discurso es un error importante. El mito de que “hablando se entiende la gente” pasa a ser entonces una verdad relativa. El cerebro es un músculo y por tal motivo debe ser ejercitado como una parte activa más de nuestro cuerpo. En la medida en que se estimule el cerebro, éste generará nuevas redes neuronales y permitirá que la comunicación de ambos hemisferios coadyuve a un cerebro más saludable con mayores recursos y distintas habilidades.

Si la construcción de la paz implica finalmente estar tranquilo y lograr la estabilidad emocional entre lo semejantes y uno mismo, la paz no solo se logra racionalizando las problemáticas, repitiendo discursos alentadores o estandarizados. Si el cuerpo siente la paz no hay argumento que lo sustituya. Por consiguiente, este estado mental, físico y espiritual, es también logrado por una adecuada estimulación cerebral, que produzca sustancias bioquímicas y alteren distintas estructuras cerebrales y funcionales de manera significativa.

En días recientes el Congreso del Estado de Jalisco aprobó la Ley de Fomento a la Cultura de paz, en donde fungimos como miembros del Órgano Técnico para la implementación de dicha Ley. Convocamos a que dieran sus aportaciones en la mencionada iniciativa de Paz, a dos grandes promotores de la cultura de paz y la mediación en México y en el mundo, el Dr. Jorge Pesqueira Leal y al Dr. Francisco Gorjon, quienes dentro de sus enfoques argumentaron que, en la cultura de paz y la mediación, se producen significativos resultados, además, trabajando los intangibles y desde la mediación asociativa, es decir, desde la relación humana y el vínculo emocional del bienestar.

Por lo anterior, y como una contribución particular, de entre las incontables bondades que las ciencias nos aportan, es relevante destacar que una de las cualidades del perfil del nuevo mediador, sea precisamente el dominio de los saberes del funcionamiento cerebral, para poder explicar conductas, canalizando así, mejores análisis y soluciones entre los involucrados. Los conocimientos interdisciplinares, multidisciplinares y transversales son exigencia en los nuevos profesionales por la cultura de la paz y la mediación.


Delia Pérez Guerrero. Psicoterapeuta y mediadora certificada.

Correo: psic.deliaperez@gmail.com


Blas Sergio Jasso Hinojosa. Miembro integrante del Observatorio sobre seguridad y justicia, Centro de Investigación del CUCSH Universidad de Guadalajara.

Correo: blasjaso@yahoo.com.mx