/ jueves 10 de febrero de 2022

Las frases

Como un producto de mercadotecnia exitosa a través de frases, Andrés Manuel López Obrador construyó una narrativa que ofrecía al electorado la esperanza de un México mejor, con el “No te voy a Fallar” aseguró ser diferente al legado que en el pasado había quedado en el sentimiento del ciudadano, y de ahí en adelante lo que habría sido su éxito, comenzó a convertirse en una arma en su contra, a tal grado que ya no las menciona, de hecho las ha desaparecido de sus declaraciones cotidianas por que han sonado más a excusas que a palabras con sentido o dirección.

“Me Canso ganso” comenzó siendo la frase equivalente a: se hace pese a quien le pese, sin embargo el tiempo le demostró que sus cambios no eran viables o simplemente a capricho ni los zapatos entran. En materia de seguridad, el fracaso comenzó justo al inicio de su sexenio, con las llamadas mesas de paz que no lograron su objetivo, se suspendieron porque no había garantías de que llegaran a buen término, termómetro que hoy tiene al país con uno de los índices más altos de inseguridad más altos de la historia; aquí las frases tuvieron evolución y con ella la burla incluso de los grupos delincuenciales: “El Pueblo Bueno”, “Los vamos a acusar con sus mamás”, “abrazos, no balazos”.

El presidente en sus mañaneras hace un monólogo, un diálogo con un espejo donde siempre busca la aprobación de sí mismo, celebra los resultados de encuestas, aunque no se muestren las metodologías y cambia la conversación cuando la pregunta lo pone en aprietos. El presidente de principio rebatía con el “Yo tengo otros datos” o “son los adversarios, quienes están en contra de nuestro proyecto de nación” para luego convertirlo en una sección: “quién es quién en las mentiras”.

Ya no sorprende que el presidente salga cada día con una idea diferente, amante de la historia, la transforma a su conveniencia, como los mismos proyectos que ha construido más en la retórica que en los resultados: “no se derribará un solo árbol” y el caso del tren Maya y sus cambios ya no dan a lugar a preguntas.

“Tengan para que aprendan”, “No Robar, No Mentir…” , “La Pandemia está domada”… Póngala en cualquier tema, en este o el tiempo que lleva la administración. “Tengo mi Detente…” con sus 2 antecedentes de positivo a Covid. Y el más reciente: “dejo un testamento”…

Dicen que el Pez por su propia boca muere, el propio Andrés Manuel ha hecho de estas frases no sólo que sean encabezados de periódicos que quedarán en las hemerotecas sino de la propia historia de México, donde hoy, el periodismo cuestiona los mecanismos de protección al gremio, en dónde de manera justificada dijo ante el más reciente hecho: “ella contaba con la protección de las autoridades de Baja California pero no con las del gobierno federal” frase lapidante que advierte que aun cuando la reportera había pedido ayuda directamente al presidente, le faltó la parte “burocrática” para cerrar el caso.

Ya no, señor presidente; en este México donde por tradición, los albures o los refranes se convierten en una especie de referencia para cualquier situación, sus frases no caben, no están más que en memes o en ese surrealista país que dice usted que va “requetebién”.

* Periodista

@ramiro_escoto

Como un producto de mercadotecnia exitosa a través de frases, Andrés Manuel López Obrador construyó una narrativa que ofrecía al electorado la esperanza de un México mejor, con el “No te voy a Fallar” aseguró ser diferente al legado que en el pasado había quedado en el sentimiento del ciudadano, y de ahí en adelante lo que habría sido su éxito, comenzó a convertirse en una arma en su contra, a tal grado que ya no las menciona, de hecho las ha desaparecido de sus declaraciones cotidianas por que han sonado más a excusas que a palabras con sentido o dirección.

“Me Canso ganso” comenzó siendo la frase equivalente a: se hace pese a quien le pese, sin embargo el tiempo le demostró que sus cambios no eran viables o simplemente a capricho ni los zapatos entran. En materia de seguridad, el fracaso comenzó justo al inicio de su sexenio, con las llamadas mesas de paz que no lograron su objetivo, se suspendieron porque no había garantías de que llegaran a buen término, termómetro que hoy tiene al país con uno de los índices más altos de inseguridad más altos de la historia; aquí las frases tuvieron evolución y con ella la burla incluso de los grupos delincuenciales: “El Pueblo Bueno”, “Los vamos a acusar con sus mamás”, “abrazos, no balazos”.

El presidente en sus mañaneras hace un monólogo, un diálogo con un espejo donde siempre busca la aprobación de sí mismo, celebra los resultados de encuestas, aunque no se muestren las metodologías y cambia la conversación cuando la pregunta lo pone en aprietos. El presidente de principio rebatía con el “Yo tengo otros datos” o “son los adversarios, quienes están en contra de nuestro proyecto de nación” para luego convertirlo en una sección: “quién es quién en las mentiras”.

Ya no sorprende que el presidente salga cada día con una idea diferente, amante de la historia, la transforma a su conveniencia, como los mismos proyectos que ha construido más en la retórica que en los resultados: “no se derribará un solo árbol” y el caso del tren Maya y sus cambios ya no dan a lugar a preguntas.

“Tengan para que aprendan”, “No Robar, No Mentir…” , “La Pandemia está domada”… Póngala en cualquier tema, en este o el tiempo que lleva la administración. “Tengo mi Detente…” con sus 2 antecedentes de positivo a Covid. Y el más reciente: “dejo un testamento”…

Dicen que el Pez por su propia boca muere, el propio Andrés Manuel ha hecho de estas frases no sólo que sean encabezados de periódicos que quedarán en las hemerotecas sino de la propia historia de México, donde hoy, el periodismo cuestiona los mecanismos de protección al gremio, en dónde de manera justificada dijo ante el más reciente hecho: “ella contaba con la protección de las autoridades de Baja California pero no con las del gobierno federal” frase lapidante que advierte que aun cuando la reportera había pedido ayuda directamente al presidente, le faltó la parte “burocrática” para cerrar el caso.

Ya no, señor presidente; en este México donde por tradición, los albures o los refranes se convierten en una especie de referencia para cualquier situación, sus frases no caben, no están más que en memes o en ese surrealista país que dice usted que va “requetebién”.

* Periodista

@ramiro_escoto