/ jueves 15 de noviembre de 2018

Las dolencias del IMSS

Amanecía el año de 1943 cuando el 19 de enero se llevaba a cabo la honrosa inauguración del Instituto Mexicano del Seguro Social, de esa fecha en adelante conocido como el IMSS, siglas que al correr de los años se han venido identificando como portadoras de la salud, preventiva y curativa, de todos los mexicanos. Es indudable que a lo largo de estos 75 años de vida el IMSS se ha logrado consolidar como una de las instituciones mexicanas más lucidas y cercanas a la población.

Ejercía como presidente de la República por aquellas fechas Manuel Ávila Camacho quien nombró como primer director a Vicente Santos Guajardo cuya dirección fue provisional y ciertamente fugaz por lo que operativamente su primer director fue Ignacio García Téllez. Habitaban en el país por aquellos tiempos 22 millones de mexicanos -curiosamente los que viven ahora, solamente, en el Área Metropolitana de la Ciudad de México- la nueva institución de salud poco a poco fue ampliando servicios y coberturas de tal suerte que para los años 70 se crean los centros médicos para luego en 1995 introducir el sistema de cuentas individuales para el retiro, esquema que aún prevalece y cuyos fondos son actualmente administrados a través de las afores -que susto-.

Ya en 2001 se incrementan las pensiones y desde esa fecha, cuando el país censaba 100 millones de habitantes, el prestigio del IMSS estaba más que consolidado convirtiéndose en una de las mejores cosas que le han pasado al país. Si bien habrá que reconocer que de vez en vez su eficiencia se ha puesto en duda, opinión de la que finalmente sale algo raspado.

Con relativa frecuencia se conocen casos en los que los derecho -habientes se sienten atendidos con una inexplicable mezcolanza de indiferencia, frialdad y hasta cierta prepotencia, suenan contradictorias estas posturas cuando uno de los distintivos debería ser la calidez de trato. Si bien la principal dolencia del IMSS son las eventuales crisis de recursos económicos esto no justifica el maltrato que es un tema que corresponde a la moral y a la ética.

Insuficiencia presupuestal, exceso de trámites burocráticos para acceder a servicios médicos, sobre todo los de carácter de urgencia, revisiones medicas superficiales que causan ineficientes resultados, falta constante del cuadro de medicamentos, básicos o especializados, diagnósticos errados, poca calidad sanitaria dentro de los espacios de los centros de salud, riesgosos retrasos para cirugías de urgencias y algo mas forman las principales dolencias por las que pasa actualmente esta benemérita institución.

Debido a lo anterior con frecuencia tanto los derecho-habientes como los empresarios señalan estas deficiencias que finalmente nacen de la falta de salud financiera y de la penetración de sistemas burocráticos que impiden priorizar calidad por encima de cantidad.

Con cada cambio sexenal de Gobierno aparece la oportunidad de presentar “diagnósticos” de las diferentes áreas, no será la excepción esta ocasión con el fin de que en el caso del IMSS se hagan revisiones a fondo con la idea de colocar a esta ejemplar institución a la vanguardia en cuanto a servicios que cuenten con los últimos avances tanto en el campo médico como en el tecnológico. La meta final es que al IMSS se le vea cual ejemplo de organización fundada como una especie de religión cuyo principal mandamiento sea atender a cada paciente, persona antes que nada, como alguien cercano y entrañable.


Amanecía el año de 1943 cuando el 19 de enero se llevaba a cabo la honrosa inauguración del Instituto Mexicano del Seguro Social, de esa fecha en adelante conocido como el IMSS, siglas que al correr de los años se han venido identificando como portadoras de la salud, preventiva y curativa, de todos los mexicanos. Es indudable que a lo largo de estos 75 años de vida el IMSS se ha logrado consolidar como una de las instituciones mexicanas más lucidas y cercanas a la población.

Ejercía como presidente de la República por aquellas fechas Manuel Ávila Camacho quien nombró como primer director a Vicente Santos Guajardo cuya dirección fue provisional y ciertamente fugaz por lo que operativamente su primer director fue Ignacio García Téllez. Habitaban en el país por aquellos tiempos 22 millones de mexicanos -curiosamente los que viven ahora, solamente, en el Área Metropolitana de la Ciudad de México- la nueva institución de salud poco a poco fue ampliando servicios y coberturas de tal suerte que para los años 70 se crean los centros médicos para luego en 1995 introducir el sistema de cuentas individuales para el retiro, esquema que aún prevalece y cuyos fondos son actualmente administrados a través de las afores -que susto-.

Ya en 2001 se incrementan las pensiones y desde esa fecha, cuando el país censaba 100 millones de habitantes, el prestigio del IMSS estaba más que consolidado convirtiéndose en una de las mejores cosas que le han pasado al país. Si bien habrá que reconocer que de vez en vez su eficiencia se ha puesto en duda, opinión de la que finalmente sale algo raspado.

Con relativa frecuencia se conocen casos en los que los derecho -habientes se sienten atendidos con una inexplicable mezcolanza de indiferencia, frialdad y hasta cierta prepotencia, suenan contradictorias estas posturas cuando uno de los distintivos debería ser la calidez de trato. Si bien la principal dolencia del IMSS son las eventuales crisis de recursos económicos esto no justifica el maltrato que es un tema que corresponde a la moral y a la ética.

Insuficiencia presupuestal, exceso de trámites burocráticos para acceder a servicios médicos, sobre todo los de carácter de urgencia, revisiones medicas superficiales que causan ineficientes resultados, falta constante del cuadro de medicamentos, básicos o especializados, diagnósticos errados, poca calidad sanitaria dentro de los espacios de los centros de salud, riesgosos retrasos para cirugías de urgencias y algo mas forman las principales dolencias por las que pasa actualmente esta benemérita institución.

Debido a lo anterior con frecuencia tanto los derecho-habientes como los empresarios señalan estas deficiencias que finalmente nacen de la falta de salud financiera y de la penetración de sistemas burocráticos que impiden priorizar calidad por encima de cantidad.

Con cada cambio sexenal de Gobierno aparece la oportunidad de presentar “diagnósticos” de las diferentes áreas, no será la excepción esta ocasión con el fin de que en el caso del IMSS se hagan revisiones a fondo con la idea de colocar a esta ejemplar institución a la vanguardia en cuanto a servicios que cuenten con los últimos avances tanto en el campo médico como en el tecnológico. La meta final es que al IMSS se le vea cual ejemplo de organización fundada como una especie de religión cuyo principal mandamiento sea atender a cada paciente, persona antes que nada, como alguien cercano y entrañable.


ÚLTIMASCOLUMNAS
viernes 03 de abril de 2020

Razones, no disputas

José Luis Cuéllar De Dios

jueves 26 de marzo de 2020

Solidaridad o ruptura

José Luis Cuéllar De Dios

jueves 19 de marzo de 2020

Propuesta con sabor armónico

José Luis Cuéllar De Dios

jueves 12 de marzo de 2020

Sector médico y discapacidad

José Luis Cuéllar De Dios

jueves 05 de marzo de 2020

Recomposición moral

José Luis Cuéllar De Dios

jueves 27 de febrero de 2020

Heridas en el alma

José Luis Cuéllar De Dios

viernes 14 de febrero de 2020

Un recurso de fidelidad

José Luis Cuéllar De Dios

sábado 08 de febrero de 2020

Sufrimiento en soledad

José Luis Cuéllar De Dios

jueves 30 de enero de 2020

Recuerdos indestructibles

José Luis Cuéllar De Dios

jueves 23 de enero de 2020

Perturbación retadora

José Luis Cuéllar De Dios

Cargar Más