/ miércoles 22 de abril de 2020

Las apuestas riesgosas


Abel Campirano

Aprobar la Ley de Amnistía, continuar con el proyecto de explotación petrolera, seguir con los intentos de rescate a Petróleos Mexicanos, desdeñar las calificaciones de Fitch y Moody`s que colocan en fondos basura las inversiones petroleras, seguir con los proyectos de Dos Bocas y las exhortaciones pastorales en la búsqueda de quienes se apartaron de la legalidad al buen camino son apuestas muy riesgosas.

La apuesta es un juego basado fundamentalmente en el azar. En la suerte.

Uno de los más grandes estadistas de todos los tiempos lo fue sin duda Sir Winston Churchill, un inglés que supo salir airoso de la furia del ejército Alemán; cuentan que un día uno de sus soldados antes de salir al campo de batalla, le pidió al premier británico que le deseara suerte, porque solo con la buena suerte podría irles bien.

La respuesta del fumador de puros empedernido Mr. Churchill, fue lacónica y muy aleccionadora: "La buena suerte no existe; solamente es el cuidado de todos los detalles".

Y es verdad. Antes de emprender cualquier acción, de iniciar una tarea, un trabajo, debemos realizar un examen cuidadoso del entorno, analizar las factibilidades, los riesgos, las consecuencias, saber con que elementos contamos, cuales son predecibles y cuales no, estar preparados para sufrir la adversidad que nos implique cambiar la táctica, y todo significa cuidar los detalles íntegramente al diseñar la estrategia.

En el caso de la Ley de Amnistía, fue una promesa de campaña del Presidente Andrés Manuel y la cumplió como otras más ha ido cumpliendo a lo largo de su mandato; no le podemos regatear el mérito de brindar apoyos a los adultos mayores, crear becas para estudiantes que no tienen los medios de acceder a la educación de calidad, el sistema de involución para la siembra de maderables y frutícolas en el sureste e incluso los préstamos que aunque raquíticos, en algo ayudan a las víctimas de la pandemia.

Pero realmente más allá de una cuestión clientelar, cual será el resultado de extraer delincuentes de los núcleos carcelarios utilizando como pretexto idóneo -como anillo al dedo- la pandemia del Civid19? Es una interrogante que solo el tiempo podrá responder.

Igualmente las cuestiones que surgen con lo que suena a terquedad, a empecinamiento por sacar a flote a una empresa que se encuentra en quiebra técnica como lo es PEMEX y seguir apostando a este tipo de energía que está más que visto que no es la mejor opción en la actualidad en un mundo globalizado que se preocupa por tener energías limpias, son decisiones cuestionables, que por su naturaleza riesgosa, yo diría altamente riesgosa, pueden poner en la lona a la economía nacional, que tiene en el petróleo su principal sustento y esperanza.

El continuar con el discurso pastoral, evangélico más propio de un predicador religioso que de un Jefe de Estado, en donde lanza admoniciones a los delincuentes y en donde matizado vuelve a insistir en la retórica de acusarlos con sus abuelitos, no parece ser el mejor medio para combatir la delincuencia.

México necesita urgentemente un cambio de timón que eche por la borda el lastre que amenaza con hundir el barco de la democracia; la delincuencia ha rebasado con creces el poder del Estado a quien ha puesto de rodillas; la violencia causa más muertos que la Pandemia que mantiene asolada nuestra Nación.

No podemos perder más tiempo. Presidente Andrés Manuel: no deje a la suerte sus decisiones ni en manos de quienes no fueron electos para gobernarnos; usted es el que debe tomar las decisiones como Estadista que es. Hay que cuidar los detalles en la estrategia diseñada, porque si no lo hace, el juicio de la historia, el peor verdugo será quien lo premie o lo castigue. No haga apuestas riesgosas.

Tweeter. @CampiranoWolff


Abel Campirano

Aprobar la Ley de Amnistía, continuar con el proyecto de explotación petrolera, seguir con los intentos de rescate a Petróleos Mexicanos, desdeñar las calificaciones de Fitch y Moody`s que colocan en fondos basura las inversiones petroleras, seguir con los proyectos de Dos Bocas y las exhortaciones pastorales en la búsqueda de quienes se apartaron de la legalidad al buen camino son apuestas muy riesgosas.

La apuesta es un juego basado fundamentalmente en el azar. En la suerte.

Uno de los más grandes estadistas de todos los tiempos lo fue sin duda Sir Winston Churchill, un inglés que supo salir airoso de la furia del ejército Alemán; cuentan que un día uno de sus soldados antes de salir al campo de batalla, le pidió al premier británico que le deseara suerte, porque solo con la buena suerte podría irles bien.

La respuesta del fumador de puros empedernido Mr. Churchill, fue lacónica y muy aleccionadora: "La buena suerte no existe; solamente es el cuidado de todos los detalles".

Y es verdad. Antes de emprender cualquier acción, de iniciar una tarea, un trabajo, debemos realizar un examen cuidadoso del entorno, analizar las factibilidades, los riesgos, las consecuencias, saber con que elementos contamos, cuales son predecibles y cuales no, estar preparados para sufrir la adversidad que nos implique cambiar la táctica, y todo significa cuidar los detalles íntegramente al diseñar la estrategia.

En el caso de la Ley de Amnistía, fue una promesa de campaña del Presidente Andrés Manuel y la cumplió como otras más ha ido cumpliendo a lo largo de su mandato; no le podemos regatear el mérito de brindar apoyos a los adultos mayores, crear becas para estudiantes que no tienen los medios de acceder a la educación de calidad, el sistema de involución para la siembra de maderables y frutícolas en el sureste e incluso los préstamos que aunque raquíticos, en algo ayudan a las víctimas de la pandemia.

Pero realmente más allá de una cuestión clientelar, cual será el resultado de extraer delincuentes de los núcleos carcelarios utilizando como pretexto idóneo -como anillo al dedo- la pandemia del Civid19? Es una interrogante que solo el tiempo podrá responder.

Igualmente las cuestiones que surgen con lo que suena a terquedad, a empecinamiento por sacar a flote a una empresa que se encuentra en quiebra técnica como lo es PEMEX y seguir apostando a este tipo de energía que está más que visto que no es la mejor opción en la actualidad en un mundo globalizado que se preocupa por tener energías limpias, son decisiones cuestionables, que por su naturaleza riesgosa, yo diría altamente riesgosa, pueden poner en la lona a la economía nacional, que tiene en el petróleo su principal sustento y esperanza.

El continuar con el discurso pastoral, evangélico más propio de un predicador religioso que de un Jefe de Estado, en donde lanza admoniciones a los delincuentes y en donde matizado vuelve a insistir en la retórica de acusarlos con sus abuelitos, no parece ser el mejor medio para combatir la delincuencia.

México necesita urgentemente un cambio de timón que eche por la borda el lastre que amenaza con hundir el barco de la democracia; la delincuencia ha rebasado con creces el poder del Estado a quien ha puesto de rodillas; la violencia causa más muertos que la Pandemia que mantiene asolada nuestra Nación.

No podemos perder más tiempo. Presidente Andrés Manuel: no deje a la suerte sus decisiones ni en manos de quienes no fueron electos para gobernarnos; usted es el que debe tomar las decisiones como Estadista que es. Hay que cuidar los detalles en la estrategia diseñada, porque si no lo hace, el juicio de la historia, el peor verdugo será quien lo premie o lo castigue. No haga apuestas riesgosas.

Tweeter. @CampiranoWolff