/ martes 9 de febrero de 2021

Labor social de la Luz del Mundo

Desde junio de 2019 inicio de una campaña de ataque y desprestigio contra La Luz del Mundo por parte de algunos medios de comunicación, esto a pesar de que la Iglesia ha actuado en todo momento apegada a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, reglamentaria de las disposiciones constitucionales en materia de asociaciones, agrupaciones religiosas, iglesias y culto público.

Conforme fueron pasando los días, las semanas y los meses, los ataques mediáticos contra esta institución religiosa fueron subiendo de tono, sobre todo cuando los fieles de la Iglesia, en ejercicio de su derecho a la libertad religiosa, manifestaron su adhesión al apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García, detenido el 3 de junio de 2019, sin que hasta el momento se haya demostrado su culpabilidad.

La molestia de algunos medios informativos se incrementó debido a que los fieles de la Iglesia, desde el día de su detención, han proclamado la honorabilidad e inocencia de su líder religioso, basados en el conocimiento que tienen de su persona y trayectoria, y porque de acuerdo con el principio de presunción de inocencia, “toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”, establece el artículo 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

A pesar de la difícil situación que enfrenta La Luz del Mundo como resultado de la intolerancia religiosa, la comunidad religiosa no se ha distraído para nada. Sigue cumpliendo su misión, que consiste en predicar sin excepción el evangelio de Cristo, y ayudar a cubrir las necesidades más apremiantes de un sinnúmero de familias en los países donde tiene presencia.

Así lo ha hecho en sus casi cien años de historia, teniendo conciencia de que la comunicación de bienes y ayuda es un deber moral, humanitario y cristiano, que intenta dar respuesta a la enseñanza imperecedera de Jesucristo:

“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (Mateo 25:35).

Estas demostraciones solidarias las lleva a cabo la Iglesia atendiendo las necesidades de sus miembros de escasos recursos, así como también las de personas y familias que no pertenecen a la comunidad, a quienes se proporciona ayuda debido a las dificultades que tienen para conseguir el alimento de cada día, una situación que complica los problemas de desnutrición de muchos niños, adolescentes y mujeres en periodo de gestación y lactancia.

Esta labor social es permanente, pero se intensifica cada vez que se produce algún desastre natural en alguna región del mundo, o cuando se enfrenta una emergencia sanitaria como la actual, derivada de la pandemia del virus SARS-CoV-2.

De esta manera, La Luz del Mundo une sus esfuerzos a los que realizan las instancias públicas y las instituciones particulares, que buscan dar respuesta a los problemas sociales en circunstancias de adversidad.

¿Cómo se solidariza la Iglesia con los grupos sociales en situación de vulnerabilidad? Lo hace mediante la entrega de despensas y la instalación de comedores gratuitos, entre otras acciones de asistencia social dirigidas a personas y familias con mayor vulnerabilidad económica.

Otras acciones sociales son aquellas que la institución realiza con el propósito de impulsar el cambio social hacia un estado de superación y mejora en todos los aspectos: acciones que promueven el emprendimiento, la educación y la salud, ámbito este último en el que deben destacarse los esfuerzos de las brigadas de salud y protección civil integradas por profesionales de la Iglesia como médicos, enfermeras, psicólogos y odontólogos, que entran en acción cada vez que se produce algún desastre natural.

Concluyo señalando que La Luz del Mundo no busca que se reconozcan o valoren sus esfuerzos en materia de asistencia social. Su altruismo es desinteresado y con alegría, como expresa la frase bíblica que hacen suya cada vez que se trata de extender sus manos al pobre y al menesteroso: “Dios ama al dador alegre”.

Lo que sí busca la Iglesia es cumplir con los principios enseñados por Jesucristo, los que la institución proclama desde su fundación, entre ellos el de fraternidad cristiana, que impulsa a los integrantes de la Iglesia a ser solidarios y empáticos con sus semejantes.

Twitter: @armayacastro

Desde junio de 2019 inicio de una campaña de ataque y desprestigio contra La Luz del Mundo por parte de algunos medios de comunicación, esto a pesar de que la Iglesia ha actuado en todo momento apegada a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, reglamentaria de las disposiciones constitucionales en materia de asociaciones, agrupaciones religiosas, iglesias y culto público.

Conforme fueron pasando los días, las semanas y los meses, los ataques mediáticos contra esta institución religiosa fueron subiendo de tono, sobre todo cuando los fieles de la Iglesia, en ejercicio de su derecho a la libertad religiosa, manifestaron su adhesión al apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García, detenido el 3 de junio de 2019, sin que hasta el momento se haya demostrado su culpabilidad.

La molestia de algunos medios informativos se incrementó debido a que los fieles de la Iglesia, desde el día de su detención, han proclamado la honorabilidad e inocencia de su líder religioso, basados en el conocimiento que tienen de su persona y trayectoria, y porque de acuerdo con el principio de presunción de inocencia, “toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”, establece el artículo 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

A pesar de la difícil situación que enfrenta La Luz del Mundo como resultado de la intolerancia religiosa, la comunidad religiosa no se ha distraído para nada. Sigue cumpliendo su misión, que consiste en predicar sin excepción el evangelio de Cristo, y ayudar a cubrir las necesidades más apremiantes de un sinnúmero de familias en los países donde tiene presencia.

Así lo ha hecho en sus casi cien años de historia, teniendo conciencia de que la comunicación de bienes y ayuda es un deber moral, humanitario y cristiano, que intenta dar respuesta a la enseñanza imperecedera de Jesucristo:

“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (Mateo 25:35).

Estas demostraciones solidarias las lleva a cabo la Iglesia atendiendo las necesidades de sus miembros de escasos recursos, así como también las de personas y familias que no pertenecen a la comunidad, a quienes se proporciona ayuda debido a las dificultades que tienen para conseguir el alimento de cada día, una situación que complica los problemas de desnutrición de muchos niños, adolescentes y mujeres en periodo de gestación y lactancia.

Esta labor social es permanente, pero se intensifica cada vez que se produce algún desastre natural en alguna región del mundo, o cuando se enfrenta una emergencia sanitaria como la actual, derivada de la pandemia del virus SARS-CoV-2.

De esta manera, La Luz del Mundo une sus esfuerzos a los que realizan las instancias públicas y las instituciones particulares, que buscan dar respuesta a los problemas sociales en circunstancias de adversidad.

¿Cómo se solidariza la Iglesia con los grupos sociales en situación de vulnerabilidad? Lo hace mediante la entrega de despensas y la instalación de comedores gratuitos, entre otras acciones de asistencia social dirigidas a personas y familias con mayor vulnerabilidad económica.

Otras acciones sociales son aquellas que la institución realiza con el propósito de impulsar el cambio social hacia un estado de superación y mejora en todos los aspectos: acciones que promueven el emprendimiento, la educación y la salud, ámbito este último en el que deben destacarse los esfuerzos de las brigadas de salud y protección civil integradas por profesionales de la Iglesia como médicos, enfermeras, psicólogos y odontólogos, que entran en acción cada vez que se produce algún desastre natural.

Concluyo señalando que La Luz del Mundo no busca que se reconozcan o valoren sus esfuerzos en materia de asistencia social. Su altruismo es desinteresado y con alegría, como expresa la frase bíblica que hacen suya cada vez que se trata de extender sus manos al pobre y al menesteroso: “Dios ama al dador alegre”.

Lo que sí busca la Iglesia es cumplir con los principios enseñados por Jesucristo, los que la institución proclama desde su fundación, entre ellos el de fraternidad cristiana, que impulsa a los integrantes de la Iglesia a ser solidarios y empáticos con sus semejantes.

Twitter: @armayacastro