/ domingo 24 de marzo de 2019

La visita del yerno de Trump


Héctor Escalante


La visita de Jared Kushner es relevante. No solo es el yerno del Presidente de Estados Unidos quien visitó a su amigo Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa. A la reunión asistieron el presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard. Fue una cena que se convirtió en prioritaria para nuestro país, dejó de ser solo una reunión de amigos en casa del empresario de Televisa.

Estados Unidos es el país más poderoso del mundo y nuestro principal socio comercial, Kushner, no sólo es un familiar de Donald Trump, no sólo está casado con Ivanka, la hija del mandatario, sino es uno de sus asesores relevantes. De hecho, es un personaje con mucha influencia y con el poder necesario como para negociar a nombre de Trump.

En ese contexto, hay muchas preguntas que valdría la pena que nos contestaran. ¿Por qué una reunión tan relevante se lleva a cabo en casa de un funcionario de Televisa? ¿Se debe enterar Bernardo Gómez de los acuerdos entre las naciones? ¿Por qué López Obrador accedió a reunirse en un lugar no oficial para tratar temas oficiales? Ante esos cuestionamientos, el presidente mexicano ha dicho muy poco, de hecho, que son por envidia las críticas al encuentro.

¿Qué hubiera pasado si hubiera sido en el gobierno de Enrique Peña Nieto o Felipe Calderón? La crítica habría sido devastadora, sería un escándalo, la oposición hubiera saltado y los críticos no habrían dado tregua a un asunto tan delicado. Sin embargo, en nuestro país estamos normalizando situaciones incorrectas y delicadas que surgen todos los días desde el gobierno federal, pero no debería de ser normal.

Parece que ante las pifias y errores gubernamentales buena parte de quienes eran críticos de gobiernos anteriores han desaparecido, guardan silencio o en otros casos hoy son empleados del gobierno. Mantener la crítica al presidente no es malo, de hecho, es deseable que se haga de manera respetuosa y constructiva. Los equilibrios siempre serán bienvenidos.

Lo que sucedió en casa de Bernardo Gómez no será público. Los temas de la agenda bilateral no pueden serlo, de hecho, nadie les pide que den detalles de los acuerdos que se dieron, por eso lo incoherente de hacer un encuentro de esta magnitud en casa de un empresario. No son celos como dice el presidente, es sentido común.

El gobierno de México se enfrenta a una serie de retos que requieren de toda la capacidad por parte del gabinete, por momentos parece que hay improvisación o contradicciones entre el presidente y su equipo. La coordinación es fundamental, por momentos no la vemos.

Cada semana vemos una serie de situaciones que dejan mal parado al gobierno, sin duda, están en medio de una curva de aprendizaje. Se han dado cuenta que ser oposición no es lo mismo que ser gobierno, esperamos los ciudadanos que la curva de aprendizaje concluya pronto, eso por el bien de todos, como alguna vez dijo el presidente en campaña.


Héctor Escalante


La visita de Jared Kushner es relevante. No solo es el yerno del Presidente de Estados Unidos quien visitó a su amigo Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa. A la reunión asistieron el presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard. Fue una cena que se convirtió en prioritaria para nuestro país, dejó de ser solo una reunión de amigos en casa del empresario de Televisa.

Estados Unidos es el país más poderoso del mundo y nuestro principal socio comercial, Kushner, no sólo es un familiar de Donald Trump, no sólo está casado con Ivanka, la hija del mandatario, sino es uno de sus asesores relevantes. De hecho, es un personaje con mucha influencia y con el poder necesario como para negociar a nombre de Trump.

En ese contexto, hay muchas preguntas que valdría la pena que nos contestaran. ¿Por qué una reunión tan relevante se lleva a cabo en casa de un funcionario de Televisa? ¿Se debe enterar Bernardo Gómez de los acuerdos entre las naciones? ¿Por qué López Obrador accedió a reunirse en un lugar no oficial para tratar temas oficiales? Ante esos cuestionamientos, el presidente mexicano ha dicho muy poco, de hecho, que son por envidia las críticas al encuentro.

¿Qué hubiera pasado si hubiera sido en el gobierno de Enrique Peña Nieto o Felipe Calderón? La crítica habría sido devastadora, sería un escándalo, la oposición hubiera saltado y los críticos no habrían dado tregua a un asunto tan delicado. Sin embargo, en nuestro país estamos normalizando situaciones incorrectas y delicadas que surgen todos los días desde el gobierno federal, pero no debería de ser normal.

Parece que ante las pifias y errores gubernamentales buena parte de quienes eran críticos de gobiernos anteriores han desaparecido, guardan silencio o en otros casos hoy son empleados del gobierno. Mantener la crítica al presidente no es malo, de hecho, es deseable que se haga de manera respetuosa y constructiva. Los equilibrios siempre serán bienvenidos.

Lo que sucedió en casa de Bernardo Gómez no será público. Los temas de la agenda bilateral no pueden serlo, de hecho, nadie les pide que den detalles de los acuerdos que se dieron, por eso lo incoherente de hacer un encuentro de esta magnitud en casa de un empresario. No son celos como dice el presidente, es sentido común.

El gobierno de México se enfrenta a una serie de retos que requieren de toda la capacidad por parte del gabinete, por momentos parece que hay improvisación o contradicciones entre el presidente y su equipo. La coordinación es fundamental, por momentos no la vemos.

Cada semana vemos una serie de situaciones que dejan mal parado al gobierno, sin duda, están en medio de una curva de aprendizaje. Se han dado cuenta que ser oposición no es lo mismo que ser gobierno, esperamos los ciudadanos que la curva de aprendizaje concluya pronto, eso por el bien de todos, como alguna vez dijo el presidente en campaña.

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