/ domingo 18 de octubre de 2020

La “Verdad Histórica” de López Obrador

Con el arresto en Los Ángeles de quien fuera uno de los hombres más poderosos durante el sexenio pasado, el general Salvador Cienfuegos (ex secretario de la Defensa Nacional), se consuma la “Verdad Histórica” de la que siempre nos habló el presidente Andrés Manuel López Obrador: “en México existe una mafia del poder”. Y más aún –por supuesto, a la espera del debido juicio en los Estados Unidos-, estaría confirmándose la tesis de que nuestro país estuvo próximo de convertirse un narco Estado.

Resulta inevitable ligarlo al relativo a la detención a finales del año anterior de Genaro García Luna, ex secretario federal de Seguridad Pública y quien fue uno de los actores de más poderío en el gabinete de Felipe Calderón Hinojosa. Ambos casos, de acuerdo a lo que se sabe, están vinculados a las investigaciones posteriores a la detención de Joaquín Guzmán Loera.

Sobre el tema de Cienfuegos Zepeda, si bien es cierto que López Obrador ha sido cauto y hasta prudente, también es verdad que se ha visto obligado a demostrar congruencia de frente al escándalo, pues se trata de la detención del más alto rango militar mexicano jamás ejecutada por un gobierno extranjero.

Sobre el particular, este sábado, a la pregunta de si habría “limpia” en la Sedena tras la captura del general Salvador Cienfuegos, el presidente lanzó una advertencia contundente: "No, hasta que sepamos quiénes participaron; si en las pruebas que tiene Estados Unidos se demuestra que el general secretario, del gobierno anterior del presidente Peña, está involucrado, tiene que haber castigo, no tiene por qué haber impunidad, porque es un delito grave, muy grave; y si hay otros involucrados, lo mismo, que tienen que salir en la investigación. Si están todavía en activo esos oficiales tienen que ser retirados de su cargo y ser sometidos a juicios para que se cumpla con la ley, que no haya impunidad". “Nosotros no vamos a proteger a nadie”, agregó.

En la misma entrevista con los medios de comunicación, afirmó: "No teníamos (información), en el caso del general Cienfuegos no había denuncia, no había ninguna denuncia. Nosotros no encubrimos a nadie, nosotros no le damos impunidad a nadie. Yo me debo al pueblo, mi amo es el pueblo de México y no le voy a fallar al pueblo".

Y reiteró: "Si un familiar mío comete un delito tiene que ser castigado, cualquier servidor público. Yo no llegué a la Presidencia por el apoyo de grupos de intereses creados, yo llegué a la Presidencia por el pueblo. Entonces sólo tengo de amo al pueblo de México, libre, por eso no hay impunidad, no habrá impunidad".

Así las cosas, me parece que Andrés Manuel, en efecto, enfrenta el mayor de los desafíos: acabar con la corrupción y la impunidad. ¿En qué momento las instituciones se convirtieron en el mugrero que brota por doquier?

La pregunta me hace recordar aquel episodio del año 2014 cuando Enrique Peña Nieto, frente a los 300 líderes más influyentes de México, planteó que “el problema que tenemos para enfrentar la corrupción parte, primero de reconocer, que es una debilidad de orden cultural”. Por cierto, no fue la única ocasión en la que sostuvo su dicho. También lo aseguró en mayo de 2015, durante su participación en la Foro Económico Mundial de Davos, Suiza.

“La corrupción es un asunto de orden a veces cultural, que es un flagelo de nuestras sociedades, especialmente latinoamericanas, y que si realmente queremos lograr un cambio de mentalidad, de conductas, de práctica, de asimilar nuevos valores éticos y morales, debe ser un cambio estructural desde la sociedad” dijo en esa oportunidad.

Quién diría que al paso de los años, al igual que su antecesor Calderón Hinojosa, podría estar en la mira de las autoridades estadounidenses o nacionales.

* Periodista y empresario

Con el arresto en Los Ángeles de quien fuera uno de los hombres más poderosos durante el sexenio pasado, el general Salvador Cienfuegos (ex secretario de la Defensa Nacional), se consuma la “Verdad Histórica” de la que siempre nos habló el presidente Andrés Manuel López Obrador: “en México existe una mafia del poder”. Y más aún –por supuesto, a la espera del debido juicio en los Estados Unidos-, estaría confirmándose la tesis de que nuestro país estuvo próximo de convertirse un narco Estado.

Resulta inevitable ligarlo al relativo a la detención a finales del año anterior de Genaro García Luna, ex secretario federal de Seguridad Pública y quien fue uno de los actores de más poderío en el gabinete de Felipe Calderón Hinojosa. Ambos casos, de acuerdo a lo que se sabe, están vinculados a las investigaciones posteriores a la detención de Joaquín Guzmán Loera.

Sobre el tema de Cienfuegos Zepeda, si bien es cierto que López Obrador ha sido cauto y hasta prudente, también es verdad que se ha visto obligado a demostrar congruencia de frente al escándalo, pues se trata de la detención del más alto rango militar mexicano jamás ejecutada por un gobierno extranjero.

Sobre el particular, este sábado, a la pregunta de si habría “limpia” en la Sedena tras la captura del general Salvador Cienfuegos, el presidente lanzó una advertencia contundente: "No, hasta que sepamos quiénes participaron; si en las pruebas que tiene Estados Unidos se demuestra que el general secretario, del gobierno anterior del presidente Peña, está involucrado, tiene que haber castigo, no tiene por qué haber impunidad, porque es un delito grave, muy grave; y si hay otros involucrados, lo mismo, que tienen que salir en la investigación. Si están todavía en activo esos oficiales tienen que ser retirados de su cargo y ser sometidos a juicios para que se cumpla con la ley, que no haya impunidad". “Nosotros no vamos a proteger a nadie”, agregó.

En la misma entrevista con los medios de comunicación, afirmó: "No teníamos (información), en el caso del general Cienfuegos no había denuncia, no había ninguna denuncia. Nosotros no encubrimos a nadie, nosotros no le damos impunidad a nadie. Yo me debo al pueblo, mi amo es el pueblo de México y no le voy a fallar al pueblo".

Y reiteró: "Si un familiar mío comete un delito tiene que ser castigado, cualquier servidor público. Yo no llegué a la Presidencia por el apoyo de grupos de intereses creados, yo llegué a la Presidencia por el pueblo. Entonces sólo tengo de amo al pueblo de México, libre, por eso no hay impunidad, no habrá impunidad".

Así las cosas, me parece que Andrés Manuel, en efecto, enfrenta el mayor de los desafíos: acabar con la corrupción y la impunidad. ¿En qué momento las instituciones se convirtieron en el mugrero que brota por doquier?

La pregunta me hace recordar aquel episodio del año 2014 cuando Enrique Peña Nieto, frente a los 300 líderes más influyentes de México, planteó que “el problema que tenemos para enfrentar la corrupción parte, primero de reconocer, que es una debilidad de orden cultural”. Por cierto, no fue la única ocasión en la que sostuvo su dicho. También lo aseguró en mayo de 2015, durante su participación en la Foro Económico Mundial de Davos, Suiza.

“La corrupción es un asunto de orden a veces cultural, que es un flagelo de nuestras sociedades, especialmente latinoamericanas, y que si realmente queremos lograr un cambio de mentalidad, de conductas, de práctica, de asimilar nuevos valores éticos y morales, debe ser un cambio estructural desde la sociedad” dijo en esa oportunidad.

Quién diría que al paso de los años, al igual que su antecesor Calderón Hinojosa, podría estar en la mira de las autoridades estadounidenses o nacionales.

* Periodista y empresario