/ martes 7 de julio de 2020

La traición del Congreso


Abel Campirano Marin

El 28 de enero de 1825, se instaló el primer Congreso de Jalisco, aunque su integración se gestó desde el 14 de septiembre de 1823 cuando la entonces Provincia de la Nueva Galicia se transformó en un Estado Soberano Federado llamado Estado Libre de Xalisco.

Jalisco aportó la savia vivificante de la inteligencia al Congreso Constituyente de 1916-1917 con inteligencias preclaras como Luis Manuel Rojas, Jorge Villaseñor, Manuel Aguirre Berlanga, Juan de Dios Robledo, Francisco Martín del Campo, Amado Aguirre, Federico Ibarra, Ramon Castañeda y Castañeda, Ignacio Ramos Praslow que aunque nacido en Culiacán llegó a ser abogado consultor del Presidente Álvaro Obregón, y se le honró con un voto especial por el Ex-Presidente Luis Echeverría.

Repasando las páginas gloriosas de nuestro Congreso Jalisciense, nos encontramos con grandes integrantes que supieron dar lustre a tan ilustre poder, pero también nos encontramos con páginas sucias. Gente comprometida con su alto encargo y gente que usa el mismo en provecho propio. He ahí una de las diferencias entre un Jalisciense y un Jalisquillo.

Una de esas páginas tristes y vergonzosas está escrita con la tinta de la LXII Legislatura local, que teniendo la oportunidad histórica de contribuir a la independencia judicial interna y externa con motivo de la nueva integración del Consejo de la Judicatura, la desaprovechó y evadió su alta responsabilidad optando por descender en la escalera de la irresponsabilidad y traición a la ciudadanía para ingresar a los sórdidos sótanos de la mugre.

El Congreso al aprobar a quienes como Consejeros Ciudadanos y Consejeros Jueces renovarían los cuadros integrantes del Consejo de la Judicatura y no cumplieron a cabalidad con los requisitos legales para el encargo, olvidó su importante papel en el trabajo democrático y prefirió convertirse en cómplice de los actos que finalmente desacreditan la función excelsa del Poder Judicial que desafortunadamente sigue siendo la meretriz del quehacer gubernamental; la Justicia, como prostituta, se vende al mejor postor.

Queda de manifiesto que la equidad y la justicia, los dos vocablos definitorios del quehacer judicial, ya son conceptos obsoletos, vetustos, propios de la historia del derecho y de su filosofía aplicada; lo que vale es el favor, el compromiso, el arreglo, para prescindir de los rectos observadores de la legalidad con tal de tener aliados a modo.

Carlos Luis de Secondat Baron de la Brede, el Barón Conde de Montesquieu, el enorme pensador Francés del siglo XVII decía en su obra "El Espíritu de las Leyes" que éstas -las leyes- no son mas que las relaciones derivadas de la naturaleza de las cosas; así pues, aplica exacto el refrán español de que "cuando la naturaleza non da, Salamanca non presta"; la naturaleza irresponsable y arreglista, despoja los valores de la sensibilidad social y la honestidad para dar paso a un laissez faire, laissez passer, le monde va de lui mëme mal aplicado que solo muestra la irresponsabilidad social de quienes deben hacer lo que les corresponda según su oficio y prefieren la traición a la lealtad o manejan esta última a su conveniencia.

¿De que sirvió convocar a la Universidad de Guadalajara, a la Universidad Autónoma de Guadalajara, a la Universidad Panamericana, al Iteso, a la Univa y al Tec de Monterrey para llevar a cabo trabajos propios del Academismo con el objeto de seleccionar a los más capacitados? ¿De que sirvió la pretendida integración del Comité de Participación Social al proceso de selección? ¿Para qué el Sistema Estatal Anticorrupción?

Se consumó un atraco jurídico construido en el fango la madrugada del pasado 19 de junio, fecha en la que el Congreso firmó el epitafio de su deshonor para ser sepultado ignominiosamente en la cripta de la vergüenza. La amenaza que se cernía sobre la independencia interna y externa del poder judicial quedó cumplida; la ilegitimidad se ha apoderado del orden y el órgano encargado de asegurar el correcto, eficiente y coordinado funcionamiento de los órganos jurisdiccionales, se ha impregnado con el virus de la corrupción y muestra que pese a tanta alharaca está lejos, muy lejos de haberse terminado pese a la cantaleta de la 4T.

El Congreso de Jalisco no entendió o no quiso entender la trascendencia de su papel para el rediseño del Consejo de la Judicatura; si no entendió, se convirtió en la antítesis de la inteligencia a la que se hace referencia al principio; si no quiso entender, entonces la sombra de perversidad existe. Ambas situaciones son oprobiosas.


Abel Campirano Marin

El 28 de enero de 1825, se instaló el primer Congreso de Jalisco, aunque su integración se gestó desde el 14 de septiembre de 1823 cuando la entonces Provincia de la Nueva Galicia se transformó en un Estado Soberano Federado llamado Estado Libre de Xalisco.

Jalisco aportó la savia vivificante de la inteligencia al Congreso Constituyente de 1916-1917 con inteligencias preclaras como Luis Manuel Rojas, Jorge Villaseñor, Manuel Aguirre Berlanga, Juan de Dios Robledo, Francisco Martín del Campo, Amado Aguirre, Federico Ibarra, Ramon Castañeda y Castañeda, Ignacio Ramos Praslow que aunque nacido en Culiacán llegó a ser abogado consultor del Presidente Álvaro Obregón, y se le honró con un voto especial por el Ex-Presidente Luis Echeverría.

Repasando las páginas gloriosas de nuestro Congreso Jalisciense, nos encontramos con grandes integrantes que supieron dar lustre a tan ilustre poder, pero también nos encontramos con páginas sucias. Gente comprometida con su alto encargo y gente que usa el mismo en provecho propio. He ahí una de las diferencias entre un Jalisciense y un Jalisquillo.

Una de esas páginas tristes y vergonzosas está escrita con la tinta de la LXII Legislatura local, que teniendo la oportunidad histórica de contribuir a la independencia judicial interna y externa con motivo de la nueva integración del Consejo de la Judicatura, la desaprovechó y evadió su alta responsabilidad optando por descender en la escalera de la irresponsabilidad y traición a la ciudadanía para ingresar a los sórdidos sótanos de la mugre.

El Congreso al aprobar a quienes como Consejeros Ciudadanos y Consejeros Jueces renovarían los cuadros integrantes del Consejo de la Judicatura y no cumplieron a cabalidad con los requisitos legales para el encargo, olvidó su importante papel en el trabajo democrático y prefirió convertirse en cómplice de los actos que finalmente desacreditan la función excelsa del Poder Judicial que desafortunadamente sigue siendo la meretriz del quehacer gubernamental; la Justicia, como prostituta, se vende al mejor postor.

Queda de manifiesto que la equidad y la justicia, los dos vocablos definitorios del quehacer judicial, ya son conceptos obsoletos, vetustos, propios de la historia del derecho y de su filosofía aplicada; lo que vale es el favor, el compromiso, el arreglo, para prescindir de los rectos observadores de la legalidad con tal de tener aliados a modo.

Carlos Luis de Secondat Baron de la Brede, el Barón Conde de Montesquieu, el enorme pensador Francés del siglo XVII decía en su obra "El Espíritu de las Leyes" que éstas -las leyes- no son mas que las relaciones derivadas de la naturaleza de las cosas; así pues, aplica exacto el refrán español de que "cuando la naturaleza non da, Salamanca non presta"; la naturaleza irresponsable y arreglista, despoja los valores de la sensibilidad social y la honestidad para dar paso a un laissez faire, laissez passer, le monde va de lui mëme mal aplicado que solo muestra la irresponsabilidad social de quienes deben hacer lo que les corresponda según su oficio y prefieren la traición a la lealtad o manejan esta última a su conveniencia.

¿De que sirvió convocar a la Universidad de Guadalajara, a la Universidad Autónoma de Guadalajara, a la Universidad Panamericana, al Iteso, a la Univa y al Tec de Monterrey para llevar a cabo trabajos propios del Academismo con el objeto de seleccionar a los más capacitados? ¿De que sirvió la pretendida integración del Comité de Participación Social al proceso de selección? ¿Para qué el Sistema Estatal Anticorrupción?

Se consumó un atraco jurídico construido en el fango la madrugada del pasado 19 de junio, fecha en la que el Congreso firmó el epitafio de su deshonor para ser sepultado ignominiosamente en la cripta de la vergüenza. La amenaza que se cernía sobre la independencia interna y externa del poder judicial quedó cumplida; la ilegitimidad se ha apoderado del orden y el órgano encargado de asegurar el correcto, eficiente y coordinado funcionamiento de los órganos jurisdiccionales, se ha impregnado con el virus de la corrupción y muestra que pese a tanta alharaca está lejos, muy lejos de haberse terminado pese a la cantaleta de la 4T.

El Congreso de Jalisco no entendió o no quiso entender la trascendencia de su papel para el rediseño del Consejo de la Judicatura; si no entendió, se convirtió en la antítesis de la inteligencia a la que se hace referencia al principio; si no quiso entender, entonces la sombra de perversidad existe. Ambas situaciones son oprobiosas.