/ domingo 7 de noviembre de 2021

La tierra no pertenece al hombre

El pasado lunes 1 de noviembre, en el marco de la COP26 a nivel mundial contra el cambio climático, presentamos, afuera del palacio municipal de Guadalajara, un altar en memoria de los árboles muertos de nuestra ciudad. Este hecho no era simplemente estético sino que arrastraba un mensaje poderoso: todos los días los árboles de los parques están siendo asesinados por los depredadores de la ciudad, al amparo del silencio cómplice del Ayuntamiento.

Hablar de un altar de muertos deviene en diversos significados, por un lado se buscaba representar las causas detrás del asesinato indiscriminado de los árboles, que, si bien son diversas, la corrupción en conjunto por parte de autoridades y empresarios es el común denominador. Así pues, el primer nivel estuvo dedicado a la tala clandestina, en específico de los árboles que han asesinado en el parque Resistencia Huentitán.

En el segundo nivel quisimos representar el pésimo manejo forestal, la poda irresponsable de los árboles que dan paso a anuncios espectaculares o cableado urbano, además de que los árboles pagan las consecuencias de la falta de inversión económica para enfrentar el muérdago, principal asesino silencioso. En el tercer nivel pusimos a los depredadores de la ciudad, aquellas inmobiliarias corruptas que buscan devorarse los espacios públicos y áreas verdes de la ciudad.

Por su parte, el cuarto nivel lo dedicamos a los arboles “milenarios”, aquellos que tienen consigo una historia, que son parte de las tradiciones e incluso tienen un rol irremplazable en una comunidad. Cuando talan este tipo de árboles se llevan consigo la identidad de muchas generaciones. Siguiendo con el altar, en el quinto nivel quisimos sensibilizar respecto a la biodiversidad, pues cuando un árbol muere hay otras consecuencias como privarnos de escuchar el canto de los pájaros, del suave balance de las copas de los árboles; se corrompe la armonía. Es evidente que Guadalajara cada vez desconecta más a sus habitantes de la naturaleza.

Llegando al sexto nivel del altar, se podía ver a quienes murieron junto con los árboles, es decir, las y los defensores del medio ambiente que han sido privados de la vida por pugnar por un medio ambiente sano, tal es el caso de Homero, defensor del bosque de la mariposa monarca en Michoacán y así como él, las víctimas de San Gabriel, Jalisco, por el deslave del Río a consecuencia de la deforestación para la siembra de aguacate.

Ya lo decía el Jefe de Seattle en una carta al presidente de Estados Unidos en 1884: “Todo lo que ocurra a la tierra, le ocurrirá también a los hijos de la tierra; cuando los hombres escupen en el suelo, se están escupiendo a sí mismos”. Traigo a colación esta cita porque me quedó grabada la frase: “La tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra”. Mientras la clase política no comprenda que la defensa es ahora o nunca, que los acuerdos internacionales son para cumplirse, no para hacer propaganda; no nos representan.

En estos tiempos es necesario recordar la visión de las comunidades originarias de América, no se puede comprar el viento ni la naturaleza, el dinero no vale nada, todo lo que hagamos con la tierra nos lo estamos haciendo a nostrxs mismos, defender el medio ambiente es una tarea de todxs, porque “el sufrimiento de la tierra se convertirá en sufrimiento para los hijos de la tierra”.


* Presidente de la FEU

Twitter @JavierArmentaMX

El pasado lunes 1 de noviembre, en el marco de la COP26 a nivel mundial contra el cambio climático, presentamos, afuera del palacio municipal de Guadalajara, un altar en memoria de los árboles muertos de nuestra ciudad. Este hecho no era simplemente estético sino que arrastraba un mensaje poderoso: todos los días los árboles de los parques están siendo asesinados por los depredadores de la ciudad, al amparo del silencio cómplice del Ayuntamiento.

Hablar de un altar de muertos deviene en diversos significados, por un lado se buscaba representar las causas detrás del asesinato indiscriminado de los árboles, que, si bien son diversas, la corrupción en conjunto por parte de autoridades y empresarios es el común denominador. Así pues, el primer nivel estuvo dedicado a la tala clandestina, en específico de los árboles que han asesinado en el parque Resistencia Huentitán.

En el segundo nivel quisimos representar el pésimo manejo forestal, la poda irresponsable de los árboles que dan paso a anuncios espectaculares o cableado urbano, además de que los árboles pagan las consecuencias de la falta de inversión económica para enfrentar el muérdago, principal asesino silencioso. En el tercer nivel pusimos a los depredadores de la ciudad, aquellas inmobiliarias corruptas que buscan devorarse los espacios públicos y áreas verdes de la ciudad.

Por su parte, el cuarto nivel lo dedicamos a los arboles “milenarios”, aquellos que tienen consigo una historia, que son parte de las tradiciones e incluso tienen un rol irremplazable en una comunidad. Cuando talan este tipo de árboles se llevan consigo la identidad de muchas generaciones. Siguiendo con el altar, en el quinto nivel quisimos sensibilizar respecto a la biodiversidad, pues cuando un árbol muere hay otras consecuencias como privarnos de escuchar el canto de los pájaros, del suave balance de las copas de los árboles; se corrompe la armonía. Es evidente que Guadalajara cada vez desconecta más a sus habitantes de la naturaleza.

Llegando al sexto nivel del altar, se podía ver a quienes murieron junto con los árboles, es decir, las y los defensores del medio ambiente que han sido privados de la vida por pugnar por un medio ambiente sano, tal es el caso de Homero, defensor del bosque de la mariposa monarca en Michoacán y así como él, las víctimas de San Gabriel, Jalisco, por el deslave del Río a consecuencia de la deforestación para la siembra de aguacate.

Ya lo decía el Jefe de Seattle en una carta al presidente de Estados Unidos en 1884: “Todo lo que ocurra a la tierra, le ocurrirá también a los hijos de la tierra; cuando los hombres escupen en el suelo, se están escupiendo a sí mismos”. Traigo a colación esta cita porque me quedó grabada la frase: “La tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra”. Mientras la clase política no comprenda que la defensa es ahora o nunca, que los acuerdos internacionales son para cumplirse, no para hacer propaganda; no nos representan.

En estos tiempos es necesario recordar la visión de las comunidades originarias de América, no se puede comprar el viento ni la naturaleza, el dinero no vale nada, todo lo que hagamos con la tierra nos lo estamos haciendo a nostrxs mismos, defender el medio ambiente es una tarea de todxs, porque “el sufrimiento de la tierra se convertirá en sufrimiento para los hijos de la tierra”.


* Presidente de la FEU

Twitter @JavierArmentaMX