/ jueves 24 de febrero de 2022

La salud mental y el poder

¿Cómo realmente es la mente de quién gobierna y quien asume una especie de obsesión para no dejar el poder?; un Psiquiatra me dijo que es muy complicado explicarlo, toda vez que las razones advierten muchos complejos, venganzas pendientes y una marcada obsesión de tenerlo todo a costa de lo que sea. Candidatos que muestran su etapa histriónica en una campaña, ofreciendo aquí o allá soluciones a los problemas más añejos, basándose en descalificaciones y abonando en promesas, las palabras que el electorado quiere escuchar, pero siempre generando la expectativa de ser quien en la justicia ponga las cosas en su lugar.

Muchos personajes en la historia pasaron de ser héroes a villanos, y la condena no ha sido menor, el desprecio y el juicio han sido demoledores, incluso algunos fueron asesinados, y otros más perseguidos por la justicia hasta condenarlos a pena de cárcel. Revisemos actualmente el hecho de que estamos ante una posible Guerra Mundial, no es ni como la primera ni la segunda, es algo más drástico, trágico, es una amenaza en otros tiempos, un terreno en el que no sólo te alcanza un misil o una bala sino un ciberataque que pondría en jaque a nivel global desde las telecomunicaciones, hasta los sistemas de suministros de agua y energéticos por ejemplo, sin dejar a un lado los temas bancarios y de la intervención a distancia de los propios sistemas militares.

Mentes que manipulan y destruyen, desconectadas del corazón y de los sentimientos, sin idea clara de lo que realmente buscan, sin importar a cuántos se llevan en el camino para conseguirlo. El abuso del poder tampoco respeta las ideas y los consejos, advierten que sólo su verdad es absoluta y cual persona necia ejecutan sus planes que muchas veces terminan fracasando con daños irreversibles y con un alto costo social.

No estoy hablando de personajes del pasado que provocaron una guerra, no necesariamente se trata de quien ya no está en el mundo, se trata de observar desde lo más pequeño, un regidor, un diputado, un senador, un presidente municipal o un presidente de una nación; un director de área de servicio público, un funcionario, ya sin placa o charola, con el sólo hecho de tener un nombramiento, el vecino que ocupa un cargo en la mesa directiva de la colonia, todo aquello que en un título lleva el poder a no servir, pero si a amenazar y a sancionar.

Hoy tenemos presidentes en el mundo cuya actuación, decisiones y declaraciones ponen en duda su estado de salud mental, el poder a su alrededor pone un obstáculo legal para no someterles a un chequeo médico, de echo mencionarlo tiene consecuencias, es el primer síntoma de que en realidad se tiene un problema, negarlo.

Hay mandatarios que al verse descubiertos en sus planes adversos a lo que debe ser su gestión, levantan cortinas de humo, distractores y hasta auto golpes de estado, guerras o guerrillas, todo aquello que pueda seguir siendo camino de estar en la palestra o en el imaginario colectivo, buscar siempre responsables de actos y generar actos que lo asuman como alguien bueno, detrás de lo malo.

Mandatarios que se han atrevido a llorar, histriónicos expertos en el manejo de las situaciones que convencen a unos cuantos y que les sirve de sustento; personajes que desacreditan a medios o periodistas para que lo que publiquen sea cuestionado y advertir que lo que venga será mentira de facto, invento para fortalecer una posible agenda. Una salud mental mermada por el simple hecho de estar y buscar seguir estando a costa de todo y de todos.

* Periodista

@ramiro_escoto

¿Cómo realmente es la mente de quién gobierna y quien asume una especie de obsesión para no dejar el poder?; un Psiquiatra me dijo que es muy complicado explicarlo, toda vez que las razones advierten muchos complejos, venganzas pendientes y una marcada obsesión de tenerlo todo a costa de lo que sea. Candidatos que muestran su etapa histriónica en una campaña, ofreciendo aquí o allá soluciones a los problemas más añejos, basándose en descalificaciones y abonando en promesas, las palabras que el electorado quiere escuchar, pero siempre generando la expectativa de ser quien en la justicia ponga las cosas en su lugar.

Muchos personajes en la historia pasaron de ser héroes a villanos, y la condena no ha sido menor, el desprecio y el juicio han sido demoledores, incluso algunos fueron asesinados, y otros más perseguidos por la justicia hasta condenarlos a pena de cárcel. Revisemos actualmente el hecho de que estamos ante una posible Guerra Mundial, no es ni como la primera ni la segunda, es algo más drástico, trágico, es una amenaza en otros tiempos, un terreno en el que no sólo te alcanza un misil o una bala sino un ciberataque que pondría en jaque a nivel global desde las telecomunicaciones, hasta los sistemas de suministros de agua y energéticos por ejemplo, sin dejar a un lado los temas bancarios y de la intervención a distancia de los propios sistemas militares.

Mentes que manipulan y destruyen, desconectadas del corazón y de los sentimientos, sin idea clara de lo que realmente buscan, sin importar a cuántos se llevan en el camino para conseguirlo. El abuso del poder tampoco respeta las ideas y los consejos, advierten que sólo su verdad es absoluta y cual persona necia ejecutan sus planes que muchas veces terminan fracasando con daños irreversibles y con un alto costo social.

No estoy hablando de personajes del pasado que provocaron una guerra, no necesariamente se trata de quien ya no está en el mundo, se trata de observar desde lo más pequeño, un regidor, un diputado, un senador, un presidente municipal o un presidente de una nación; un director de área de servicio público, un funcionario, ya sin placa o charola, con el sólo hecho de tener un nombramiento, el vecino que ocupa un cargo en la mesa directiva de la colonia, todo aquello que en un título lleva el poder a no servir, pero si a amenazar y a sancionar.

Hoy tenemos presidentes en el mundo cuya actuación, decisiones y declaraciones ponen en duda su estado de salud mental, el poder a su alrededor pone un obstáculo legal para no someterles a un chequeo médico, de echo mencionarlo tiene consecuencias, es el primer síntoma de que en realidad se tiene un problema, negarlo.

Hay mandatarios que al verse descubiertos en sus planes adversos a lo que debe ser su gestión, levantan cortinas de humo, distractores y hasta auto golpes de estado, guerras o guerrillas, todo aquello que pueda seguir siendo camino de estar en la palestra o en el imaginario colectivo, buscar siempre responsables de actos y generar actos que lo asuman como alguien bueno, detrás de lo malo.

Mandatarios que se han atrevido a llorar, histriónicos expertos en el manejo de las situaciones que convencen a unos cuantos y que les sirve de sustento; personajes que desacreditan a medios o periodistas para que lo que publiquen sea cuestionado y advertir que lo que venga será mentira de facto, invento para fortalecer una posible agenda. Una salud mental mermada por el simple hecho de estar y buscar seguir estando a costa de todo y de todos.

* Periodista

@ramiro_escoto